- Es la primera misión exclusivamente femenina desde 1963, con figuras del espectáculo, la ciencia y el activismo a bordo del New Shepard, de la empresa propiedad de Jeff Bezos
REDACCIÓN /
Acapulco, 14 de abril de 2024. Este lunes la empresa aeroespacial Blue Origin realizó con éxito su vuelo suborbital número 31, protagonizado por una tripulación completamente femenina integrada por seis figuras de distintos ámbitos: la cantante Katy Perry, la periodista Lauren Sánchez, la presentadora Gayle King, la ingeniera aeroespacial Aisha Bowe, la activista Amanda Nguyen y la productora de cine Kerianne Flynn.
Aunque no se trató de una misión científica en el sentido tradicional, el vuelo marcó un momento histórico en la carrera espacial, al ser el primero en seis décadas en llevar únicamente mujeres al espacio, un hecho que no se repetía desde el vuelo de Valentina Tereshkova en 1963.

La misión se llevó a cabo a bordo del New Shepard, un cohete suborbital completamente reutilizable desarrollado por Blue Origin, empresa fundada por Jeff Bezos en el año 2000 con el objetivo de “democratizar” el acceso al espacio. El despegue se realizó desde una plataforma privada en el oeste de Texas y duró aproximadamente once minutos. Durante ese breve lapso, la nave alcanzó los 106 kilómetros de altitud —superando la línea de Kármán, que marca el límite internacionalmente reconocido entre la atmósfera terrestre y el espacio exterior— y permitió a sus tripulantes experimentar la ingravidez por algunos minutos antes de iniciar el descenso controlado y aterrizar suavemente en el desierto texano.

A pesar del perfil mediático de algunas de las pasajeras, la misión NS-31 tuvo varios objetivos más allá de lo simbólico. En primer lugar, sirvió como una nueva prueba del sistema New Shepard, una de las principales apuestas de Blue Origin para el desarrollo de tecnología reutilizable que permita reducir costos operativos y, eventualmente, establecer una economía espacial sostenible. Además, el vuelo se inscribe en una estrategia mayor de la compañía del dueño de Amazon, para posicionarse como líder en el naciente mercado del turismo espacial, un sector aún en desarrollo pero con proyecciones multimillonarias para las próximas décadas.

Uno de los componentes centrales de esta misión fue la visibilidad: al incluir mujeres provenientes de distintas disciplinas —no todas vinculadas a la ciencia o la ingeniería—, Blue Origin buscó enfatizar la idea de que el espacio no es exclusivo de astronautas o expertos técnicos, sino un ámbito en expansión que debe abrirse a nuevas voces y perspectivas. En esa línea, el vuelo también fue pensado como una acción de inspiración para futuras generaciones, particularmente niñas y jóvenes interesadas en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), campos marcados por una subrepresentación femenina.

Sin embargo, la misión también ha suscitado debates sobre la verdadera utilidad de estos vuelos, cuestionando si el turismo espacial puede —o debe— jugar un papel relevante en el desarrollo tecnológico y científico, o si se trata principalmente de una estrategia de relaciones públicas para magnates tecnológicos como lo son Bezos, en este caso y Elon Musk con SpaceX.
