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  • Desarrollan un fandango en el parque de la Reina

REDACCIÓN /

Acapulco, 17 de abril de 2025: El sol caía sobre la Costera Miguel Alemán cuando comenzó el espectáculo: más de 900 personas, vestidas con trajes típicos y algunas en simpáticas botargas de iguana, tomaron la avenida frente al parque de La Reina y comenzaron a zapatear al ritmo del emblemático son “La Iguana”. Así nació el récord nacional del baile folklórico más grande de México, como parte del “Iguanazo 2025”, en el marco del segundo día del “Jolgorio Acapulqueño”.

Con el Pacífico como telón de fondo, el colorido y el sonido de las tarimas vibraron entre el entusiasmo de los danzantes y la ovación de cientos de asistentes.

Desde niñas con trenzas adornadas hasta abuelos con guayaberas impecables, todos formaban parte del mosaico humano que hizo historia. “Tenemos que seguirle apostando a la cultura, a las costumbres, las tradiciones, su convivio, su música, su arte”, expresó emocionada la presidenta municipal Abelina López Rodríguez. “Apostarle a la cultura es apostarle al desarrollo de Guerrero”, sentenció ante la multitud.

La fiesta folclórica no se limitó a lo local. Participaron representantes de las ocho regiones de Guerrero y contingentes de 25 estados del país. Acompañaron musicalmente agrupaciones como “Los Gallardo” de Cruz Grande y “Los Guerreros de Tixtla”, cuya música tradicional elevó aún más el ánimo del evento.

Y cuando cayó la noche, el jolgorio se transformó en un fandango. En la explanada del parque de La Reina, los asistentes se dejaron envolver por la música de “Los Arizmendi”, “Alma Suriana”, “Los Guerreros de Acapulco” y más, al ritmo de sones como “El Pato en la Laguna” y “El Zanate”, piezas que arrancaron sonrisas y aplausos.

El evento también tuvo su momento solemne: Abelina López Rodríguez recibió una estatua del General Emiliano Zapata de manos del promotor cultural de Morelos, Abraham Martínez Huerta, como símbolo de lucha y resistencia cultural.

Mientras tanto, el artista Oscar Montalvo plasmaba en un mural el espíritu del “Iguanazo”, creando una obra que quedará como testimonio visual del día en que Acapulco bailó como nunca antes.

Entre los asistentes y organizadores también se encontraban funcionarios municipales, secretarios, regidores y regidoras, todos sumándose a esta fiesta de identidad, orgullo y tradición que dejó en claro que, en Guerrero, la cultura está viva… y sabe bailar.

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