* De cómo el yoga pretende ser usado para acallar conciencias y de cómo las autoridades federales quedan en entredicho
* Veracruz, el estado que ocupa el tercer lugar en los índices de pobreza a nivel nacional
VERÓNICA CASTREJÓN /
Y al fin, un poco de conciencia se asoma en ella. La yogui del teatro trágico-cómico de la política mexicana; ella, la primera dama, la anfitriona de lujo, la coleccionista de arte, la muerta de spleen por el estado de “confort” que dieron a su vida los millones de pesos escondidos aquí y allá, como narran las crónicas periodísticas: «el estado de confort te aniquila, es el peor estado», dicen que anotó Karime Macías en su libreta Mont Blanc, en la que las decenas de renglones, tal vez tratando de justificar sus posesiones, nos hablan, quizá, de esa remota conciencia de lo mal habido.
El actual gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yúnez, anunció el hallazgo de una de las quién sabe cuántas cuevas de Alí Babá-Duarte Ochoa. Ahí, entre piezas de arte, lujosas vajillas y objetos varios, encontraron libretas en los que la primera dama de ese estado anotaba las cuentas de los 40 ladrones: posesiones diseminadas por el mundo, lo mismo que varias cuentas bancarias que respaldan miles de millones de pesos provenientes de un estado en el que seis de cada diez habitantes son pobres; es decir, 4 millones 634 mil 200 personas viven en situación de pobreza, lo que significa el 58 por ciento de la población veracruzana.
Durante la gestión de Duarte y su mujer (2010-2014), la pobreza extrema aumentó 22 por ciento en esa entidad federativa, de acuerdo con el informe Medición de la pobreza en México 2014 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval); por eso tal vez, algún día, después de la meditación en su clase de yoga, la niña-rica casada con un panadero plebeyo, acumuló una oración en una de sus lujosas libretas de mil 600 pesos: Sí merezco la abundancia, sí merezco la abundancia (casi la imagino rezando en voz baja).
En las notas informativas comentan que la voraz lectora de libros, la culta Karime Macías Tubilla, sostenía reuniones con personajes de la vida social, económica y política y en sus libretas se encuentran cuestionamientos a su esposo sobre las “comisiones”. Desde luego, este par de sinvergüenzas no actuaron solos y la fortuna demencial que acumularon no se dio de la noche a la mañana; luego entonces aquí cabe una pregunta:
¿En dónde estaban los cuerpos de inteligencia mexicanos que no detectaron desde antes ese fraude colosal a las arcas del gobierno veracruzano?, ¿en dónde estaban la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de la Función Pública? Si el fugitivo ex gobernador, Javier Duarte Ochoa, no se hubiera metido en problemas que van desde el señalamiento popular de asesinatos a periodistas, hasta usufructo de los bienes de la nación que le fueron encomendados; si el escándalo no se hubiera hecho mayúsculo, ¿habría terminado cómodamente su sexenio con su esposa al lado anotando en sus lujosas libretitas Mont Blanc el monto de lo robado?
Ante esa inoperancia de quienes están obligados a vigilar el buen ejercicio de las cuentas públicas, cabe también preguntarse, ¿cuántos más javieresduarte habrá ahora, en este momento dictando a sus primeras damas las jugosas ganancias de su puesto público?, ¿cuántos gobernadores de los estados pobres de este país ensangrentado gozan ahora de la impunidad que les da el saberse dueños soberanos?
La verdad, esto tiene que acabar.
