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*El número de especialistas en medicina del sueño (“sueñólogos”) en el país es de menos de 200 y tres de ellos, con certificación europea, son parte de la Clínica de Trastornos de Sueño de la UAM

 

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Ciudad de México 18 de enero de 2018. Hasta hace unos 40 años se reconocían como únicas enfermedades relacionadas con el sueño al exceso (hipersomnia) o la falta del mismo (insomnio). Hasta ahora la clasificación mundial cataloga a más 80 trastornos del sueño.

Quienes ejercen la medicina del sueño son profesionales que han cubierto ciertas especialidades que les permiten ser certificados por entidades científicas de nivel internacional. En México, el número de “sueñólogos” (somnologists es el término en inglés con el que se les cataloga) es de menos de 200, diez de ellos con certificación internacional otorgada por la European Sleep Research Society y de esos, tres trabajan en la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (UAM-I).

Sin embargo, en nuestro país la medicina del sueño es muy poco conocida, incluso entre la misma comunidad médica. “Aun dentro del campo de la salud en México no se ha dado la importancia debida a las enfermedades del sueño”, lamenta Javier Velázquez Moctezuma, director de la Clínica especializada en el tema de la UAM-I.

“La última Encuesta Nacional de Salud incluye por primera vez datos sobre alteraciones del sueño, de manera que podemos desatacar tres elementos: la población restringida de sueño, que duerme menos de siete horas al día, representa cerca de 20 millones de mexicanos; quienes están en riesgo de enfermedad respiratoria por efecto del sobrepeso son cerca de 24 millones, y los mexicanos que padecen insomnio u otro trastorno son cerca de 15 millones. Entonces, si sumamos resulta que la mitad de la población adulta en el país está en riesgo de enfermedades graves por efecto de alteraciones del sueño”, puntualiza el maestro en psicobiología.

El también doctor en biología de la reproducción agrega que un trastorno muy conocido es el insomnio, mismo que tiene varios subtipos. “Regularmente quienes lo padecen acuden al psicólogo, al psiquiatra o al médico general y no a un profesional de la medicina del sueño. Con gran facilidad recetan fármacos que muchas veces causan adicción, cuando esa no es la primera opción para tratar este tipo de problemas, ignorando que la atención psicoterapéutica es la primera indicación”, recalca.

Otro problema frecuente tiene que ver con los trastornos respiratorios, como la apnea ligada al ronquido. Ha existido la creencia de que quien ronca duerme bien y ahora sabemos que no es así. El ronquido es el ruido que se origina porque la vía aérea superior se está cerrando. Esto puede progresar hasta llegar a la apnea, que es cuando se deja de respirar, lo que origina una baja en los niveles de oxígeno en sangre y por ello el individuo se despierta frecuentemente, convirtiendo su sueño en fragmentado e insuficiente.

“La restricción de sueño es dormir crónicamente menos de siete horas al día, y ello facilita la aparición de sobrepeso, diabetes, síndrome metabólico, hipertensión, enfermedades cardiovasculares e incluso cáncer.

“¿Por qué padecemos restricción de sueño? Porque nosotros lo decidimos o porque tenemos alguna enfermedad del sueño, por ejemplo, hay quien considera que el sueño es perder el tiempo y por tanto deciden hacer algo en lugar de dormir. Otros trabajan en horarios con jornadas prolongadas o turnos rotatorios inadecuados y ello perjudica su sueño y su salud”, detalla quien fuera rector de la UAM-I.

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