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* La Compañía Nacional de Ópera de Bellas Artes lleva a escena esta ópera de Dvořák que sed​uce​ al público por su estética fantástica

REDACCIÓN  /

 

Ciudad de México, 27 de abril de 2018. Rusalka de Antonín Dvořák, obra considerada piedra angular del repertorio operístico checo, se presentó la noche de este jueves 26 de abril en la primera de cuatro funciones que tendrá en la sala principal del Palacio de Bellas Artes.

La producción de la Compañía Nacional de Ópera de Bellas Artes sedujo a los asistentes que se transportaron a un paisaje acuático creado por el escenógrafo Jorge Ballina, con iluminación de Víctor Zapatero.

Con una estética fantástica propia de los cuentos de hadas, la primera escena logró un impacto visual en el público al ver a tres ninfas nadando en las aguas profundas del mar.

Destacó la interpretación vocal y expresividad de la soprano argentina Daniela Tabernig en el papel de Rusalka, quien recibió una gran ovación desde el primer acto, luego de interpretar la conocida aria Canción de la Luna.

El resto del elenco estuvo conformado por el tenor ruso Khachatur Badalian (El príncipe), el bajo islandés Kristinn Sigmundsson (Vodník) y la mezzosoprano mexicana Belem Rodríguez (Jeibaba), bajo la dirección de Enrique Singer.

También participan actores y bailarines, así como la Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes, todos ellos bajo la dirección concertadora de Srba Dinic.

La música sobresale por reunir la tradición mágica de la música eslava y la influencia de la música de Wagner, lo que permite escuchar ritmos típicos eslavos que casi no se conocen en nuestro país.

El encuentro de dos mundos antagónicos es representado por una ninfa acuática enamorada de un ser humano, lo que los lleva a enfrentarse a adversidades y trágicas consecuencias.

Decidida a conquistar su amor a toda costa, Rusalka acude a la bruja Jezibaba para rogarle que le dé una poción que la haga humana.

Jezibaba puede prepararla pero, para convertirse en humana, Rusalka debe renunciar a su voz. Además, la bruja le advierte a la joven que, si no logra ganar el amor del Príncipe, tanto él como ella cargarán con una maldición por siempre.

Rusalka está inspirada en el cuento La sirenita de Hans Christian Andersen, así como en los cuentos de la tradición oral checa recopilados por Božena Němcová y Karel Jaromír Erben.

La estructura escenográfica luce compleja, con muchos cambios de espacios y colores en donde la luna aparece como otro personaje, de ahí que los dos intermedios duren poco más de 20 minutos, cada uno.

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