El gobierno mexicano dio su séptima disculpa pública por abusos u omisiones cometidos contra sus ciudadanos. El caso más reciente es el de la exguerrillera Martha Alicia Camacho, ex integrante de la Liga Comunista 23 de Septiembre y sobreviviente de la llamada Guerra Sucia, uno de los episodios de persecución política más duros de la historia reciente de México
Texto: José Ignacio De Alba Foto: Cuartoscuro
“Lamento mucho que no esté la Sedena, ya que perdió una gran oportunidad de reconocer las atrocidades que cometieron en esa época, reconocerlo sería avanzar hacia el fortalecimiento de su institución”, dijo Martha Alicia Camacho, a un auditorio lleno de exguerrilleros, militantes de izquierda, funcionarios y colectivos de desaparecidos.
Los estudiantes del 68 estaban entre las gradas, ya convertidos en abuelos. En dramáticos casos con bastón, todos con canas; los jóvenes guerrilleros convertidos en pensionados. Excamaradas y exmilitantes, acompañados por sus hijos. Cuando el reportero pregunta, entre ellos se animan: “no te avergüences de tu pasado”. El pasado les heredó una marcada desconfianza. A los fotógrafos preguntarán, parte en borma y parte en serio, “¿no será de Gobernación, o sí?”.
“El gobierno cambió, el Ejército quién sabe”, dice un exintegrante de la Liga Comunista 23 de Septiembre que asistió a la disculpa pública que el Estado mexicano dio a Martha Alicia Camacho. Según la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, este acto ayudará a la “reconciliación y de paz social”.
Éste es la séptima disculpa pública que hace el Estado mexicano. Sánchez Cordero destacó que hubo una marcada violencia de género en el caso:
“El caso de la señora Martha Alicia Camacho Loaiza es evidencia de que la evidencia de Estado, cuando se ejerce contra las mujeres, tiene un alto componente de género y de sometimiento que lastima de forma diferenciada sus cuerpos y sus derechos, buscando generar un agravio profundo a su dignidad, tal como lo evidencia la violencia sexual y la violencia obstétrica, por lo cual su incansable búsqueda por la justicia y por la verdad deberá ser precedente para el reconocimiento de los agravios que muchas mujeres padecieron en ese lamentable periodo y que fueron silenciadas […] en nombre del Estado le ofrezco una disculpa pública”.
La ceremonia se llevó a cabo en Tlatelolco, donde en 1968 el gobierno mexicano protagonizó una masacre contra estudiantes que se manifestaban. Eso marcó una dura narrativa contra los opositores políticos que duraría varias décadas en México.
En 1977 José Mauel Alapizco y Martha Alicia Camacho, de 22 años, fueron detenidos por elementos de la extinta Agencia Federal de Seguridad y por policías judiciales de Sinaloa. Los elementos de seguridad llevaron a los jóvenes a la Novena Zona Militar, ubicada en Culiacán, donde los esperaba la llamada Brigada Blanca; un grupo expresamente creado para la persecución de grupos guerrilleros.
Ahí la llamada Brigada Blanca, castró y ejecutó a José Manuel frente a Martha, la joven en ese momento tenía 8 meses de embarazo, de hecho su detención se prolongó durante 49 días donde fue torturada y violada. En ese lapso
Martha dio a luz en una celda del campo militar, ahí los agentes amenazaron con matar al recién nacido.La mujer fue liberada cuando su familia pagó un rescate, el cuerpo de su esposo fue desaparecido. Años después Martha inició una de las luchas más representativas de la Guerra Sucia, la mujer lleva casi 20 años en busca de un reconocimiento de su propia desaparición y la ejecución extrajudicial de su esposo.
En 2002 la extinta Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) tomó el caso de Martha, pero fue hasta el 2012 que la entonces Procuraduría General de la República cerró el caso argumentado que “ya había pasado mucho tiempo” desde que sucedieron los hechos. Desde entonces Martha consiguió un amparo para que fueran reconocidas las violaciones. Hasta hoy el gobierno mexicano reconoció los delitos de lesa humanidad y dio una disculpa pública.
Durante los años sesenta y setenta el gobierno mexicano persiguió a grupos disidentes, y desapareció a más de 532 personas, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos. El caso de Martha es uno de los más representativos porque, después de 40 años, logró que las autoridades lo reconocieran y que pidieran disculpas.
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