GABY CARMONA ASTUDILLO /
Acapulco, 18 de abril de 2020.
La ambición política y económica se refleja en el municipio de Ometepec, en la región de la Costa Chica de Guerrero, en donde el cinismo está impregnado en la piel de quien gobierna.
Efrén Adame Montalván se promueve fuerte en el bello nido, aprovechando la pandemia que azota al estado y al mundo, y lo hace promoviendo su rostro en calcomanías que están adheridas a los tinacos de agua que colocó en los diferentes puntos de la cabecera municipal, en donde el negro del tinaco resalta el rostro del edil que busca a toda costa reelegirse en el cargo que actualmente ocupa.
Dicen que en política todo se vale, pero lucrar económicamente con el pueblo raya en la sinvergüenzada, la desfachatez y el cinismo, todo al amparo del Covid 19.
No está mal que se tomen medidas preventivas ante la situación, nadie señala eso, en lo que la gente no está de acuerdo es en que se lucre con la pandemia para sacar raja política y económica.
El alcalde de Ometepec ordenó un toque de queda a partir de la 10 de la noche –resulta ilógico porque a esa hora en la ciudad ya no hay actividad de la gente, hay sí, actividad de bares y cantinas abiertos pero el grueso de la gente ya está en su casa durmiendo o alistándose para dormir-, se colocaron en diferentes puntos de la ciudad filtros para controlar las entradas y salidas de la gente, eso está bien, pero lo que es correcto es que a la gente que sale no se le exige portar el cubre bocas pero a la gente que ingresa en taxis colectivos, combis o vehículos particular están obligados colocarse el cubre bocas –la OMS ha declarado que si no están enfermos no es necesario ponerse el cubre bocas porque es contraproducente- pero en Ometepec, el alcalde Efrén Adame Montalván quiere que todo ciudadano que ingrese a la ciudad tenga uno.
Lo que lleva a otro asunto: la venta de la famosa pieza, que hace Francisco Adame -sobrino del alcalde- a escasos metros de los filtros policíacos. Cuando la gente pregunta en dónde puede comprar la pieza, los policías señalan al sobrino del edil que está parado bajo el rayo de sol vendiendo la pieza. Nada más saque cuentas, si en cada taxi colectivo viajan cinco personas son 50 pesos por taxi, ahora multiplíquelos por 60, más las combis, vehículos particulares y colectivos, el negocio es redondo.
Prevenir los controles de la pandemia está bien, colocar tinacos negros en diferentes puntos de la ciudad está bien, lo que no es correcto es que el alcalde se promocione con calcomanías adheridas a los tinacos para que la gente lo vea. La misma situación ocurre con las pantallas que fueron colocadas en el zócalo de la ciudad. Se matan dos pájaros de un tiro, se promociona el protocolo de salud y la imagen del edil, sin que autoridad electoral o judicial intervengan, lamentablemente así se manejan los alcaldes en los municipios más apartados de la capital del estado.
Lo que ocurre en Ometepec se registra en otros lugares, en donde los alcaldes a través del perifoneo su voz se escucha informando de esos protocolos de salud que la gente debe seguir al pie de la letra.
La pandemia del Covid 19 ha permitido por otro lado que se cometan aberraciones a los derechos humanos de los ciudadanos, al libre tránsito, por ejemplo, sin embargo la pandemia debería mantener a la gente encerrada en sus casas, no salir o salir solo por enfermedad o ir en busca de comida, no se hace así. Ometepec es el claro ejemplo de lo que no se debe hacer.
Aprovechar la pandemia para realizar un negocio es lucrar con la gente, promover su imagen en tinacos es políticamente incorrecto, sin embargo, en Ometepec y en otros municipios se está llevando a cabo y no hay autoridad que los frene.
Ojalá que esto sirva para la reflexión, no es posible que tanto estudiados como personas sin estudios impidan el paso a personas que arriban a sus pueblos para estar con sus padres y pasar ésta pandemia con ellos, ejemplo de eso ocurrió en La Barra de Tecoanapa, en el municipio de Marquelia, el cual es gobernado por Javier Adame Montalván, hermano del alcalde de Ometepec.
Ahí en la Barra de Teacoanapa, en uno de los filtros se impidió la entrada a una oriunda de esa comunidad, quien con su pequeña hija en brazos decidió pasar la cuarentena con sus humildes padres al tiempo que su pequeña hija se recuperaba de una operación, la insensibilidad de la gente no le permitió ingresar a la comunidad y fue obligada a caminar por la playa con su hija en brazos y su maleta en mano.
Resulta increíble lo que al amparo de esta situación se está realizando. Ojalá que los alcaldes frenen sus ambiciones personales de eternizarse en el poder, pero además es tiempo de que la gente reflexione sobre el tipo de gobiernos pretende tener en el 2021. Veremos qué pasa.