* No es una ocurrencia, es la base teórica conceptual de la Cuarta Transformación, explica el secretario de Planeación de Acapulco
* Lo que López Obrador está haciendo no es populismo, es “voltear a ver a los que siempre fueron olvidados”, expresa
* Indispensable, incluir a los presupuestos, para replicar la estrategia en los municipios, dice
* En el gobierno de Adela Román -expresa-, el manejo de la pandemia es una muestra de la aplicación de esa política
* En Guerrero, según datos de Conval, en 36 años de neoliberalismo “no hemos podido sacar un solo habitante de la pobreza”
ROBERTO RAMÍREZ BRAVO /
Acapulco, 13 de agosto de 2020. Es la tarde y el ambiente en la oficina de la Secretaría de Planeación y Desarrollo Económico está ligeramente más descansado. O es simplemente que su titular, René Vargas Pineda, destinó un espacio para la entrevista para analizar la política de bienestar planteada por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
“Primeramente -dice de entrada-, la cuarta transformación convoca a un cambio en la vida pública de nuestro país. ¿Y qué quiere decir un cambio en la vida pública? Quiere decir un cambio en todos los sentidos de la sociedad”.
Vargas Pineda es economista por el Instituto Politécnico Nacional, con una maestría en Políticas Públicas Comparadas por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso México), un centro de investigación de excelencia en ciencias sociales que imparte posgrados de calidad internacional dedicados a América Latina.
El centro de ese cambio, desde la perspectiva del gobierno de López Obrador, dice, está en la política de bienestar, la cual plantea no solo parámetros nuevos para distribuir el ingreso público, sino también la creación de derechos nuevos para la sociedad.
Por una parte, explica, esa política está orientada directamente al beneficiario, a una población objetivo, que es la gente de menos recursos, y al mismo tiempo, al crear programas nuevos, como la pensión para adultos mayores, las becas escolares, los microcréditos, Sembrando Vida y otros, está creando un piso de derechos que no podrán ser removidos por gobiernos posteriores.
Es, dice, una política que “llegó para quedarse, porque cuando a las personas se les enseñan sus derechos, no pueden tener menos de eso”.
René Vargas es precisamente, en Acapulco, el encargado de planear y organizar esa política para llevarla del plano nacional al punto más cercano entre el gobierno y la gente, el municipio. Se está haciendo en el gobierno encabezado por la alcaldesa Adela Román Ocampo, dice, y una muestra de ello ha sido el manejo durante la pandemia por coronavirus, donde se diseñó una política social denominada Acapulco Saldrá Adelante, con la vertiente alimentaria a través de 35 comedores comunitarios, la entrega de despensas a las familias afectadas por el cierre de negocios, el programa de semilla mejorada para garantizar suficiencia alimentaria en el campo, el programa de trabajo comunitario que ayudó a 5 mil familias, y el traslado del fertilizante desde las bodegas a las comunidades, para evitarles este gasto a los campesinos.
Todos los municipios, hasta los más pobres, tienen posibilidades de crear presupuestos para el bienestar, expresa Vargas Pineda.
No es ocurrencia, es una base teórica
En ese contexto, Vargas Pineda expresa que la política de bienestar planteada por López Obrador “no es solamente un dicho del presidente, es una concepción teórica de cómo tenemos que entender esta realidad de la cuarta transformación”.
Por ejemplo, explica, los tecnócratas, siempre manejaban el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) como lo más importante, pero el crecimiento del PIB, “no es más que el cambio o la variación de la producción del país, de un año respecto de otro, y no significaba, de ninguna manera, bienestar en las familias, tampoco significaba que la creación de empleos, fueran empleos de calidad, ni mucho menos una mejor distribución de la riqueza”.
Hay otro indicador que se utilizaba mucho, que es el PIB per cápita, que es básicamente la producción total entre la población, “y pareciera como que el resultado de eso, era el ingreso, o reflejaba la distribución de la riqueza y el ingreso de cada uno de los habitantes de este país, cuando no era así”.
Pero nada de eso funcionó, como quedó demostrado en los 36 años de neolilberalismo y “por ejemplo, en el estado de Guerrero, si nosotros vemos el indicador de pobreza, no hemos podido sacar un solo habitante de la pobreza, según datos de Coneval y lo podemos constatar. Entonces, ese es el cambio de la visión que propone el presidente Andrés Manuel López Obrador. No es una ocurrencia hablar de bienestar. Cuando el presidente habla de bienestar, habla todo también de una base teórica y conceptual de cómo tenemos que concebir la economía y el bienestar en las familias.
“Voltear a ver a los que siempre fueron ignorados”
-¿No hay un tono populista en estas políticas, como señala la oposición?
-No, no es un tono populista. Lo que está haciendo el presidente es voltear a ver a los que siempre fueron olvidados. Eso es lo que está haciendo nuestro presidente: voltear a ver a toda esta clase social que ha sido desposeída absolutamente de todo. Vemos por ejemplo La Montaña del estado de Guerrero, Cochoapa el Grande, Metlatónoc, de los municipios más pobres de la república mexicana, y comparados con África, no han podido salir de esa condición a pesar de que en los programas neoliberales se han invertido, invertido, invertido. ¿Por qué? Porque nunca llegaron realmente a la población objetivo que tenía que ser. Y es lo que está haciendo el presidente López Obrador, cambiar esa perspectiva de cómo tenemos que redirigir el presupuesto, cómo tenemos que hacer el presupuesto para que este baje y llegue directamente a las personas que lo necesitan.
-Este cambio que está planteando López Obrador se ve a nivel nacional, pero ¿cómo se aterriza en los estados, en los municipios, en las regiones, en el país?
-En primer lugar, todos los cambios sociales llevan su tiempo. También está llevando su tiempo nuestro presidente, desde luego, pero también nosotros tenemos que replicar esa misma política social y de bienestar hacia abajo. ¿Cómo tenemos que construir? Tenemos que partir de la base de la construcción de los presupuestos, de los presupuestos tanto del gobierno del estado como en todos los municipios, donde el presupuesto tiene que reflejar el bienestar. ¿A qué me refiero con esto? A que toda la política pública que está incluida dentro de los presupuestos, llegue efectivamente a las personas que realmente lo necesitan. Es decir: en la elaboración de una política pública, uno tiene un universo, y podemos decir, por ejemplo, una política pública hacia las mujeres. Sí, pero del 100 por ciento quizá, el 35 por ciento de las mujeres tiene una profesión, tiene un empleo, y vive decorosamente, pero hay un 30 por ciento que vive violencia familiar, que es madre soltera, que es jefa de familia. Entonces, a eso, es donde tenemos que ir con la política del bienestar, y son las poblaciones objetivo donde el presupuesto tiene que atacar. Un presupuesto, en términos de las políticas de las oficinas de López Obrador es un presupuesto que refleje realmente el bienestar en las familias.
-Pero, por ejemplo, los municipios que son muy pobres, ¿tienen realmente posibilidades de hacer un presupuesto para el bienestar?
-Sí, claro.
Explica que todos los municipios del país tienen cuatro fuentes de financiamiento principales: las participaciones federales, los ingresos propios, y el ramo 33 a través de dos fondos, el de infraestructura, que va a la obra pública, y el de Fortamun, dirigido a seguridad pública y saneamiento financiero. Todos ellos tienen dependencia financiera. En el caso de Acapulco, 66 por ciento de sus ingresos vienen de la Federación y 34 son de recursos públicos, pero el gobierno del estado depende 97 por ciento de la Federación y solo genera 3 por ciento como recursos propios.
“¿Cómo poder lograr esto? -se pregunta-. La política de austeridad que plantea el presidente sí es efectiva. Si logramos ser austeros en la administración pública, que la burocracia no se lleve la mayor parte del presupuesto, podemos lograr una política de bienestar en los municipios, aun cuando se tenga una dependencia financiera muy alta respecto a la Federación. Aquí es un tema, y de lo que ha hablado el presidente también, de poder hacer un análisis y poder reducir el gasto de la burocracia y algo más importante: que la burocracia se refleje también en una utilidad social, es decir, que los sueldos y salarios, y la manutención de la burocracia, se refleje en que mejoren los servicios, que mejore el trato hacia las personas, que puedan tener en sus trámites mayor rapidez, etcétera. Pero en términos generales, los municipios más pobres, también pueden hacer una política de bienestar. Desde luego que sí pueden hacerlo”.
-En Acapulco, ¿qué se está haciendo para concretar esta política de López Obrador?
-La maestra Adela Román Ocampo encabeza un gobierno de la cuarta transformación, apegado a sus principios. Y lo podemos notar. Por ejemplo, cuando inició la pandemia, en el programa, que es una política pública y que se ha denominado Acapulco saldrá adelante. En esta política se generaron varios programas que fueron de atención a la gente para poder mitigar esos efectos negativos que está dejando la contingencia que provocó el covid en las familias acapulqueñas. Por un lado podemos ver un programa de suficiencia alimentaria, constituido por 35 comedores comunitarios que funcionaron durante casi tres meses, el programa de despensas -un programa alimentario que todavía está en funcionamiento enfocado a ciertos sectores de la sociedad, los más vulnerables- y el programa de semilla mejorada, un programa muy importantísimo que la maestra Adela Román implementó para el campo de Acapulco y garantizar con ello, parte de la suficiencia alimentaria de las más de 120 mil personas que viven en la zona rural. Por otro lado, tenemos el apoyo de ingresos familiares. Esas serían las dos vertientes. Hubo un importantísimo programa que el ayuntamiento echó a andar, que diseñó, que fue el trabajo comunitario, en el que se atendieron más de 5 mil familias, y también un compromiso que hizo la presidenta Adela Román, con las y los productores de la zona rural, de que en el programa del fertilizante, una vez entregado en las bodegas, el ayuntamiento los iba a trasladar a sus comunidades. Con eso también aligeramos ese gasto dentro de la economía de las familias en el sector rural de Acapulco. ¿Qué estamos haciendo aparte? Tenemos la coordinación de Servicios Públicos Municipales, que no ha dejado de trabajar un solo día porque cumple con una de las esencias fundamentales del municipio: la obligación de otorgar servicios públicos a la sociedad.
Dinero que circula, genera un efecto multiplicador
-Regresando un poquito con López Obrador, este tipo de políticas que está implementando, ¿podríamos decir que está llegando para quedarse, o cuál sería su futuro?
-Yo creo que está sentando las bases nuestro presidente, de una nueva visión del bienestar. Por ejemplo, en términos de derechos, nos está enseñando que nuestro pueblo, los que fueron olvidados, tiene derechos, y que estos derechos, lejos de que vayan hacia abajo, deben ir hacia arriba. Y eso nos lo ha demostrado no solamente ahorita que conquistó la presidencia de la República, sino que lo hizo desde que fue jefe de Gobierno del antes Distrito Federal, cuando estableció una serie de derechos para la ciudad. Lo que está haciendo nuestro presidente es un país de derechos, nos está enseñando que hay un nivel de derechos, está poniendo un piso de derechos, sobre el cual vamos a ir hacia arriba, en la progresividad de los derechos humanos. Y claro, yo digo que sí llegó para quedarse, porque cuando a las personas se les enseñan sus derechos, no pueden tener menos de eso. Pero otra cosa más importante que nos está enseñando el presidente Andrés Manuel y que yo lo veo como parte de su política: no es solamente ejercer los derechos, es hacerlos efectivos, que los derechos tengan efectividad. Ahora bien, al principio me comentabas sobre las críticas que la derecha hace sobre el presidente. Precisamente, por ejemplo, todos estos programas que están bajando directamente a la población, a una población objetivo, están generando circulación. Cuando el dinero empieza a circular en una sociedad, empieza a generar movilidad y empieza a generar un efecto multiplicador, y con eso el presidente está estimulando el consumo, y al estimular el consumo, estimula también la producción. Es una cadenita que se va haciendo, y el presidente lo está haciendo muy bien. ¿por qué? Porque las personas que nosotros vemos que protestan, son personas de cierto estatus social, yo no veo campesinos o adultos mayores, o las personas que durante décadas y décadas han estado olvidadas por el gobierno, a que estén protestando contra el presidente. No. El presiente está haciendo bien las cosas, nos está enseñando que tenemos que tener el ejercicio de nuestros derechos, pero, sobre todo, la efectividad.