RAÚL SUÁREZ MARTÍNEZ /
Chilpancingo, 19 de octubre de 2020.
Vaya fiesta que han armado los priistas y por cierto en las redes los periodistas filo priistas que ven con esperanza no quedar fuera del presupuesto. Necesitaban una pequeña bocanada de aire, no tan puro pero aire al fin. Cuales chachalacas siguen gritando “el regreso” del PRI. Paren las prensas, ¿Cuál regreso?
No hay tal regreso, por cierto amigos priistas, en ambos estados el PRI había venido ganando haiga sido como haiga sido los procesos electorales. No les quiten méritos a los Moreira ni a la Sosa Nostra, ni los Osorio Chong. ¿Qué acaso las mañosidades y dinero invertido, por cierto producto de grandes desfalcos como en Coahuila, no han sido poca cosa?
En realidad, el PRI mantuvo una ventaja que ya tenía, a nivel nacional no ha regresado a ninguna parte. El caso Morena es otra cosa: a pesar de posicionarse como segunda fuerza, ese partido tiene muchas cosas que corregir.
Estructura partidaria:
Es claro que las elecciones intermedias o locales como fue este caso, se ganan preferentemente con la estructura, algo que Morena no conoce, no sabe con qué se come, no tiene. En Guerrero es patética la estructura de Morena si es que en algún lado existe. Como en los mejores peores tiempos del PRD, Morena está desperdiciando el tiempo en guerritas internas, tratando de ver quién se queda con la burocracia partidista para, desde ahí, irrumpir al poder. Cuando menos en el PRD después de golpes y pellizcos, emergía una estructura que se aceitaba para darle batalla a los priistas. En Morena, la simulación de dirección nacional ni se enteró que había proceso electoral en esos estados y, si están como en Guerrero que ni instancias de dirección existen, “pior” dicen en mi pueblo. El partido lopezobradorista ha perdido el tiempo en quemar infiernitos y le ha dejado libre la posibilidad al PRI de tener un pequeño e insípido respiro.
Por cierto tal vez en el triunfo priista se finque la consolidación de Morena al ser un grito a tiempo y se convierta en partido político de manera apresurada.
Instancias de dirección:
El problema de Morena es que ni ellos mismos aceptan que son un partido político y que como tal, deben de prepararse para ganar las elecciones; el momento en que un hombre construyó un gran movimiento y que fue su plataforma para ser hoy presidente de México ya tuvo su primer momento; su trabajo y personalidad siguen influyendo en la política mexicana y en los resultados electorales, pero Andrés Manuel López Obrador no lo puede ni debe de hacer todo, Morena tiene que convertirse en un real partido y pelear en la cancha que le corresponde, voto a voto.
Para ello, debe de tener instancias que coordine esa lucha, a nivel nacional están disputando la dirección golpeando al partido y su credibilidad, tiene más de dos años que ese partido no tiene quien lo represente ni quien sea su voz pública, así no puede funcionar un partido.
En Guerrero la situación es más catastrófica; desde hace años no existe dirección estatal, andan a la greña, en los municipios tampoco hay ese tipo de estructura, nadie le da formalidad, por eso en los estados donde acaba de haber elecciones, ni los representantes de casillas pudieron tener el 100.
En una organización, más en un partido político, una dirección bien estructurada y con metas claras es más que importante, esa es una de las materias donde Morena le queda a deber a su militancia y al pueblo de México.
López Obrador ha dicho que hay poca dirección para tanto partido o algo así, en realidad hay poco partido para tanto país. El jalón de orejas que recibió el movimiento morenista en estas elecciones de ayer domingo, debe de servir para reactivarse, ponerse las pilas y no poner en riesgo la gobernabilidad del presidente, anteponer ambiciones personales a las necesidades de la patria.
Tarea inmediata:
En Guerrero se juegan posiciones fundamentales que ayudarán al proceso nacional, hay muchos tiradores sobre todo a la gubernatura, sin embargo nadie o casi nadie le pone atención a lo que el partido necesita para que sea una plataforma confiable en su aspiración.
¿Acaso Félix Salgado Macedonio, Adela Román Ocampo, Alberto López Rosas, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, morenistas confesos de querer ser el abanderado de ese partido a gobernador, no podrían hacer a un lado momentáneamente sus aspiraciones, reunirse y de manera conjunta, sin protagonismos, llamar a un conclave, una cumbre de las cabezas visibles de Morena en Guerrero y acordar una dirección estable de consenso que empiece a estructurar a su partido?
No me salgan conque en Morena no hay tribus, ni grupos, ni sectas, ni equipos, puedo no creerles, es un acto de auto defensa, el dinosaurio sigue ahí, da coletazos. En Guerrero se ve imposible que se levante, pero recuerden que aparte de la gubernatura, el Congreso y los municipios, López Obrador tiene un interés superior, mantener la mayoría en el Congreso Federal y Morena no está ayudando mucho.
Por eso una golondrina no hace verano. Ah, pero las chachalacas, hacen fiesta.