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CITLALI CALIXTO   / 

 

Acapulco, 21 de febrero de 2021.

El gobierno de México informó que el pasado lunes 15 de febrero se suscitó un apagón que dejó sin electricidad a casi cinco millones de personas en seis estados del norte, después de que una inusual nevada al sur de Estados Unidos interrumpiera el suministro de gas a nuestro país. Esto ocasionó que el Centro Nacional de Control de Energía tuviera que programar cortes de luz aleatorios y temporales en varias entidades para poder cubrir las demandas de energía en el norte.

Evidentemente, dicha noticia ocasionó múltiples críticas y cuestionamientos en torno a la capacidad del gobierno para atender las necesidades de la población. Sin embargo, me parece que esas apreciaciones son limitadas e incluso malintencionadas, pues el tema de fondo es mucho más profundo y complejo que eso: se trata de la soberanía energética.

Desde los años 80, nuestros gobiernos han implementado políticas neoliberales con la promesa de traer crecimiento económico, prosperidad y bienestar para la población mexicana. No obstante, a más de 30 años de su implementación, los resultados son desoladores. El crecimiento económico ha sido significativamente lento desde entonces, la dependencia a otros países ha crecido considerablemente y la desigualdad social se ha agudizado a niveles críticos.

Parte de ese arreglo neoliberal ha sido el tema energético. Desde 1992, bajo el sexenio de Carlos Salinas de Gortari el sector energético de gas natural comenzó a privatizarse pese a lo que esto significaba en términos de soberanía. Aunado a eso, las reformas energéticas de Felipe Calderón en 2010 y de Enrique Peña Nieto en 2014 dispararon las importaciones de gas natural al mismo tiempo que tiraron la producción nacional.

De ese modo, hoy nuestro país se encuentra en una complicada posición de vulnerabilidad energética, dependencia hacia Estados Unidos y una demanda energética elevada en medio de tiempos pandémicos. Desde luego, esto evidencia el rotundo fracaso del modelo neoliberal para garantizar crecimiento y bienestar en México.

Hoy hace bien la 4T al denunciar este proceso, pero le queda una tarea enorme por delante: recuperar la soberanía energética. Afortunadamente, este gobierno tiene muy claro que el neoliberalismo no ofrece ningún tipo de alternativa sostenible. No obstante, el proceso será lento y complicado, pues seis sexenios de neoliberalismo no serán sencillos de borrar.

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