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* El A2515E recorre la ciudad de México con macetas donde crecen un cactus, una sábila, un nopal, pata de elefante, abundancia, una cebolla y hasta un par de palmas
* El taxi es un reclusorio: aquí suben violadores, asesinos, ladrones, pero también gente inocente, gente buena, solidaria, y gente que es indiferente a todo

ROBERTO RAMÍREZ BRAVO /

Ciudad de México, 13 de abril de 2021. Humberto Briones tiene 33 años y tres hijos que mantener; sueña con cambiar el mundo, y para ello estudia para ser policía de la Ciudad de México, pero mientras llega su oportunidad, conduce un taxi ecológico.
No es cualquier taxi ecológico, es realmente un taxi con plantas. El vehículo, identificado con el número A2515E tiene muchas particularidades, con adornos tachonando el cielorraso, con estrellas fosforescentes, con animalitos de plástico: una rana, un pollo, mariposas, ositos, tortugas, entre otros.

Pero lo que más llama la atención es una colección de plantas que se ubican en la zona del tablero del lado del copiloto, y en los portavasos ubicados en medio de los asientos. Son, detalla en entrevista, pata de elefante, sábila, nopal, malamadre, abundancia, monedita, un cactus “y no me olvido de mi pequeña cebollitas”. Esas están en el tablero, y en el portavasos se extienden dos palmas relativamente grandes.
-¿Por qué se te ocurrió este diseño, esta forma de tener tu taxi? -se le pregunta.
-Porque sé perfectamente que quien vive rodeado de plantas de la naturaleza, vive en paz. Lo que provoca es armonía, en realidad, paz, perseverancia, hace un ambiente más tranquilo, más relajado.
-¿Hay otros como el tuyo?
-Yo no he visto otro en ocho años que tengo trabajando.


En esos ochos años, siempre ha utilizado este estilo para mantener el vehículo, dice. Calcula que 98 por ciento de las personas que lo abordan se sienten agradecidas de viajar entre las plantas, un uno por ciento se burla y el otro uno por ciento es indiferente.
Humberto estudia en la escuela de policía de la ciudad de México, esperando empezar como policía municipal o agente vial. Es una forma en que estima poder contribuir con su comunidad.
-¿Crees que se puede cambiar a la ciudad? -se le pregunta.
-Y al mundo, y a la gente. La gente viene con sus problemas, me abordan, y cuando ven el interior del taxi dicen, ¿qué pasó?, y se les olvida, cambian su mentalidad, sobre todo en un oficio donde no nos ven bien; estamos mal catalogados (los taxistas): de robamaletas, de rateros, de asaltantes o de abusivos en el cobro. Es justo que el mundo cambie.


El taxi, dice, “es un reclusorio”. Al igual que en la cárcel, en el taxi sube toda clase de gente. “Aquí aborda gente que a lo mejor violó, mató, secuestró, robó, y también gente que es buena, que es altruista, y gente a la que no le importa la vida, que es indiferente a todo. En las cárceles también hay delincuentes y gente inocente, porque muchas veces se castiga la ignorancia”.
Y así va por la ciudad Humberto Briones, en su taxi que por fuera es un Nissan Tiida normal, como los demás, blanco con una franja rosa, pero que por dentro es, en esta ciudad de la contaminación, un pequeño pero invaluable vergel.

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