RAÚL SUÁREZ MARTÍNEZ /
Acapulco, 11 de octubre de 2021
Dicen los entendidos que en política nada es casualidad; el Estado de Guerrero se ha visto convulsionado por las movilizaciones de los burócratas al servicio del Estado y también de los principales municipios que están siendo lesionados en su interés primordial; se han visto en la necesidad de salir a la calle.
Esto pareciera una cuestión por demás normal, sin embargo, quiénes conocen la manera de manejarse de Héctor Astudillo Flores, gobernador saliente del Estado de Guerrero, piensan y saben qué es un plan con maña que se ha instituido para que el nuevo gobierno de Morena, encabezado por Evelyn Salgado Pineda, todavía gobernadora electa, y que a partir del 15 de octubre tomará las riendas de este estado, no tenga el inicio más promisorio.
Porque la idea y el plan del PRI y de Héctor Astudillo, dentro de su perversidad, es mantener a la gobernadora Evelyn Salgado ocupada en apagar incendios que deliberadamente se están dejando crecer para que el nuevo gobierno no pueda iniciar sus trabajos lo mejor posible.
El dinero que tendría que entregarse a la base trabajadora es un recurso que con toda seguridad estuvo en las arcas estatales y que, de manera inexplicable para otros y muy entendible para unos, se tomó de manera criminal para fines oscuros.
Hay quienes dicen que ante la derrota electoral que sufrió el PRI y su candidato, Héctor Astudillo Flores decidió no sólo implementar el «Año de Hidalgo» como tradicionalmente se realizaba, sino que decidió, con todos sus riesgos, levantar todo lo que oliera a dinero sin importar que con esto lesionara a la economía de las familias guerrerenses.
Hoy el gobierno de Astudillo es un gobierno en fuga, hoy ya no lo vemos placearse orondamente ni llamar a conferencias de prensa; hoy es un gobierno que no responde y no resuelve, como pasó en estos seis años pasados, hoy es un gobierno en fuga y, si se aplica la ley y se aplica la justicia, pondríamos estar viendo tal vez, el fincarle responsabilidad jurídica a gran parte del gabinete astudillista o tener un ex gobernador en fuga que estaría tratando de burlar la aplicación de la ley y salvar el pellejo a toda costa.
Héctor Astudillo Flores, todavía gobernador, está implementando una política perversa, sonriéndole y tratando de quedar bien ante el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, diciendo a diestra y siniestra que hay una transición de terciopelo, cuando en realidad, y a su estilo, está trabajando en la tiniebla para poner piedras en el camino al gobierno de Evelyn Salgado.
Como ha pasado con gobiernos anteriores, cuándo se termina el sexenio o el trienio se termina el poder, y entonces las lealtades que supuestamente existían ante la persona que realmente eran lealtades al poder, también se terminan y van dejando solos y solas a quiénes han gobernado y qué son víctimas del escarnio político, por eso no hay que dudar qué Astudillo enfrentará todo este proceso solo, escondido, y el descrédito que recibirá por su gestión será monumental.