FÉLIX BAUTISTA MATÍAS /
Acapulco, 22 de junio de 2022.
César Núñez Ramos nació el 18 de junio de 1942 en Yextla, municipio de Leonardo Bravo, comunidad enclavada en la sierra de Chilpancingo, Guerrero.
Este día (18 de junio) cumpliría 80 años; si viviera, César estaría en la primera línea defendiendo el Proyecto Alternativo de Nación que encabeza su amigo, el presidente Andrés Manuel López Obrador. Y en Guerrero, sin ningún regateo, apoyando las transformaciones que impulsa la gobernadora, Evelyn Salgado Pineda.
Esto lo afirmo porque conviví con César desde que fuimos estudiantes a los 17 y 18 años en la Normal de Ayotzinapa, luego estuvimos en la lucha política en los años más oscuros y represivos para todos los movimientos sociales en México: los años 60 y 70, durante las presidencias de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, la época de la Guerra Sucia. Y en Guerrero, durante los gobiernos de mano dura del general Raúl Caballero Aburto, del médico militar Raymundo Abarca Alarcón y del ingeniero Rubén Figueroa Figueroa.
Participamos juntos en esas luchas, pero nuestra amistad perduró hasta el 11 de octubre del 2020, cuando el covid 19 le arrebató la vida.
Recuerdo a sus padres, los maestros rurales Fidel Núñez y Juana Ramos, quienes con su ejemplo y formación cardenista educaron a sus hijos a conducirse con responsabilidad, honradez, así como a luchar a favor del pueblo.
Ingresó en 1955 a la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa. Ahí nos conocimos, aunque cursamos años escolares diferentes, coincidimos en prácticas deportivas, domésticas, agrícolas, artísticas, danzas, teatro, concursos de oratoria, declamación, entre otras.
César destacó como un estudiante sobresaliente, gustaba mucho de las matemáticas. Fue aficionado a la música, a la pintura y al dibujo. Formó el Trío Diamante con sus compañeros Jesús Ramírez y Dagoberto de la Cruz. Hizo pinturas al óleo de Fidel Castro, el Che Guevara y otros personajes.
Su compromiso activo con la lucha social surgió cuando junto a Lucio Cabañas, su hermano Serafín Núñez, y otros maestros, analizamos la problemática magisterial y elaboramos una plataforma de reivindicación para los maestros de Guerrero y del país, para lo cual se organizó el Frente Revolucionario y posteriormente, el Movimiento Revolucionario del Magisterio, que dirigió el prestigiado maestro guerrerense, Othón Salazar Ramírez.
No había egresado de la Normal de Ayotzinapa que se resistiera a dar clases en las zonas rurales, por más apartadas que estuvieran y a César le correspondió ir a trabajar por primera vez, a sus 19 años, a Xochihuehuetlán, en la Montaña de Guerrero. Se hizo querer por el pueblo, les compuso una balada a las bellezas del lugar y a sus mujeres. Cuando el pueblo la escuchaba se ponía feliz. Nunca antes nadie le había compuesto una canción a Xochihuehuetlán.
Posteriormente prestó sus servicios en Atoyac, Xaltianguis, Mazatlán, y a Morelos cuando lo expulsó el gobernador Rubén Figueroa Figueroa, que tenía un gran rencor contra los maestros democráticos y particularmente con César.
Finalmente trabajó en la escuela Técnica de San Lorenzo Acopilco de la hoy Alcaldía Cuajimalpa de la Ciudad de México. Solidario como era, invitó a la maestra guerrerense Berenice Alvarado Moreno, mi esposa, a cubrir algunas horas de clases de Literatura, quien quedó muy agradecida, pues no tenía trabajo resultado de la represión magisterial en Guerrero.
La lucha sindical, la lucha política partidaria y campesina van de la mano. Al mismo tiempo que se luchaba en el frente sindical del magisterio y obrero, se organizaba al campesino, al Partido Comunista, al PSUM, al PMS, al PRD, hasta llegar a la organización de MORENA en cuyo funcionamiento y desarrollo, el maestro César tuvo un papel destacado en nuestro Estado.
La lucha campesina
Se buscó romper con la estructura corporativa campesina afiliada al PRI, la Confederación Nacional Campesina (CNC), para ello se creó un movimiento campesino de izquierda a través de la CIOAC, la Central Independiente de Obreros Agrícolas Campesinos, dirigida a nivel nacional por el profesor Ramón Danzós Palomino. En Guerrero la coordinaba don Herminio Ortiz Chamú, en la montaña Marino López, en el corredor Petaquillas-Quechultenango, Nereo Pérez, en Costa Grande, Sabino Hernández y don Tino Piedra, suegro de Jacob Nájera Hernández, desaparecido por el ejército desde 1974, en los años de la represión. En este movimiento campesino César tuvo una importante participación.
Frente sindical
Como resultado de la lucha sindical César fue secretario de Finanzas de la Sección XIV del SNTE en el periodo 1967-1970, donde combatió al líder charro Antonio Camacho Salazar, quien había cometido un fraude en el seguro mutualista de los maestros de Guerrero. En esta acción lo acompañaron entre otros Fidel Gallardo, de Acapulco, y Julita Alarcón, de Tixtla.
También fue integrante dos veces del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, en la primera ocupó la Secretaría de Relaciones Internacionales. Con este cargo asistió al Congreso de maestros en Taxco y al término del mismo el gobernador Rubén Figueroa Figueroa, ordenó que lo detuvieran a él y al maestro Francisco Zamora Báez. La vida de César corrió peligro, hubo balazos, por fortuna la policía erró los disparos.
La segunda vez que integró el Comité Ejecutivo Nacional fue cuando Carlos Salinas de Gortari le dio el golpe al líder charro Carlos Jongitud Barrios e impuso a Elba Ester Gordillo. César fue expulsado por pertenecer a la disidencia sindical y acusar al Comité Nacional de ser responsable del asesinato del maestro del Estado de México, Misael Nuñez Acosta.
La participación político-partidista
Su participación política y partidista comenzó en 1964 al incorporarse a la campaña presidencial del líder campesino Ramón Danzós Palomino, a través del Frente Electoral del Pueblo, que no tenía registro, pero fue un gran desafío al todopoderoso PRI, cuyo candidato fue Gustavo Díaz Ordaz.
En 1965 ingresó al Partido Comunista Mexicano. En el verano de 1966 asistió a la escuela nacional de cuadros del PCM, acompañado del maestro acapulqueño Eduardo Rubio Alcocer y de quien en este momento les habla. Luego, formamos parte de una delegación del partido para asistir a la Unión Soviética para conocer al socialismo real. Visitamos sindicatos, hospitales, koljoses y sobjoses, es decir, cooperativas ganaderas y agrícolas, así como a diferentes conferencias de especialistas sobre marxismo y leninismo.
En esa delegación participó el profesor Othón Salazar y el responsable del grupo fue Manuel Terrazas Guerrero, segundo de abordo de la dirigencia del PCM.
Cuando Lucio Cabañas ya estaba en la sierra, y la guerrilla en auge en varias partes del país, se convocó a la Segunda Asamblea General del Partido de los Pobres, en la que se decidiría la ratificación o cambio de la jefatura del movimiento armado. César asistió, al igual que otros maestros de la Costa Grande y otras regiones de Guerrero y de la República. Recuerdo que participó Vicente Estrada Vega, del Frente Jaramillista de Morelos. El resultado de la asamblea fue la ratificación de Lucio como jefe del movimiento.
En 1974 fuimos detenidos en la Alameda Central por la Policía del Distrito Federal. César me entregaba propaganda que denunciaba la represión y desaparición de maestros en el estado de Guerrero. Seguramente la Policía pensaba que éramos delincuentes, a César lo introdujeron a una patrulla y a mí el comandante me cuestionó quiénes éramos, en un diálogo ríspido le dije que nosotros éramos maestros, que enseñábamos a defender la legalidad. ¡¡¡Suerte!!!! El comandante exclamó: ¡son maestros!, ¡déjalo!, refiriéndose a César. Como testigos estaban a cierta distancia los maestros Guillermo Ramos, de Tenexpa, y Rogelio Encarnación, de Tixtla. Si hubieran revisado nuestros maletines con las denuncias, desde entonces César y yo fuéramos desaparecidos.
En su participación más cercana a estos tiempos históricos, César conoció a López Obrador y establecieron una relación de confianza política. Fue candidato a diputado, asesor parlamentario y representante ante los organismos electorales, pero nunca impuso su peso político para lograr ningún puesto. No ambicionaba el poder por el poder. Como dice su amigo el presidente: “no fue un ambicioso vulgar”.
César fue pueblo, vivió al lado del pueblo, y luchó para que el pueblo tuviera una vida mejor como lo deseaba nuestro compañero de lucha Lucio Cabañas Barrientos.