HERCILIA CASTRO /
Zihuatanejo, 12 de julio de 2022.
Se llamaba Juan Zúñiga el chófer trabajador de la empresa transportista Dos Costas, asesinado por un chico de no más de 30 años en calle Los Cocos, en pleno Mercado Central. Eran las 13 horas, justo cuando la gente va por sus hijos o regresa a sus pueblos. Acribillado delante de comerciantes, transeúntes, automovilistas.
Apenas ese día, luego de casi una semana de tener cerrada la terminal Dos Costas que lleva pasaje a los pueblos de Petatlán, Zihuatanejo, y municipio de La Unión, reanudaron labores, confiando en la promesa de la gobernadora y los llamados operativos de seguridad que cuidarían las bases.
Ni un mes de que habían incendiado una combi afuera de la tienda de ropa Óptima, en la hora que regresan a sus casas los trabajadores
Se llamaba Juan Z, apenas reanudaba su turno después de cinco días de terror por parte del crimen organizado que ya invade el puerto
Ni un mes pasó cuando la violencia por el crimen organizado retomó las calles del puerto turístico de Zihuatanejo de José Azueta, o mejor dicho, incendió las calles del Centro.
Una combi del transporte incendiada, un trabajador asesinado a plena luz del día, y eso, que rondaban las calles del Centro el Ejército, Policía Estatal, Guardia Nacional, Marina, y Policía Municipal.
Pero los grupos delincuenciales iniciaron el terror y extorsiones desde el 1 de junio, amenazaron con quemar tortillerías: largas filas de gente buscando el producto, desde Pantla, Coacoyul, Agua de Correa, pero pocas abrieron. No había más tema. Con los días se habló de una tortillería incendiada por no cooperar con la tanda. Ahora les llaman así.
En los diarios locales nada, solo los medios digitales como el Informativo de la Costa, ANG (antes ABC de Zihuatanejo), y otras plataformas y grupos ciudadanos hablaban del terror.
El 29, nuevamente el terror inició con la explosión de la combi. Y el miércoles 6 de julio, mataron a Juan.
Pero pese a la violencia tanto en la entidad como en el «destino turístico preferido» de Azueta, no pasa nada. El alcalde de extracción priista lo niega. Curiosamente, el día del desfile del Orgullo LGBTTTIQ, la reunión de Alito y priistas organizándose en un restaurante de lujo, sin prensa, se llevaron la sorpresa de la quema de la combi, previo a que Dos Costas cerrara indefinidamente.
Ahora, el transporte escasea. Amas de casa sufren más, el pollo y canasta básica aumentaron.
El miércoles en una estética donde vamos los que sólo podemos pagar 40 pesos. Las estilistas no dejan de hablar de Juan. «Ve lo que dicen, era trabajador”, otra dice, “ay don Juan, ¿por qué?» «gente malviviente, por qué no se matan entre ellos».
Otra dice, que qué culpa tenemos los civiles, a una chica nueva le dicen que se vaya porque ya no habrá más transporte.
En las calles una joven dice al celular: y ora, ¿cómo me voy a Pantla? Los taxis tampoco quieren ir lejos, y los que lo hacen, cobran un ojo de la cara.
Pero la Canirac, el alcalde, el gobierno estatal, gobernadora, el secretario de Gobierno, ninguno responde. No hay autoridad, no hay Estado de derecho, y, la «hidra del narco», no parece acabar.
¿Los reporteros en Zihua? También, muertos de miedo.