* En México ser migrante deportado o retornado es vivir discriminado, de ahí que muchos migrantes prefieren no hablar de su situación cuando regresan a sus comunidades para no ser señalados de delincuentes
KAU SIRENIO /
Ciudad de México, 15 de agosto de 2022
El lenguaje de odio que el expresidente de Estados Unidos Donald Trump acuñó durante su mandato para justificar la deportación de migrantes indocumentados trajo el estigma hacia las personas deportadas.
“Nos dicen traidores a la patria; los fracasados; o los rechazados”, dijo la directora de los Otros Dreams en Acción, Maggi Loredo, en una plática en su oficina hace siete meses.
La denuncia de la activista cobra sentido por las políticas clasistas dirigidas a los migrantes por instituciones del gobierno mexicano, por los requisitos que se les pide a las personas para obtener su identidad. Las consecuencias que estos trámites traen para los migrantes es desgastante.
Sin bien es cierto que el gobierno mexicano presume las remesas que los migrantes envían a México, no cuenta con programas específicos para esta población cuando son deportados y en algunos de los casos retornados.
El año pasado entrevisté a la migrante retornada Julia Salamanca, quien narró su peripecia al volver a México.
“Cuando regresé a México busqué trabajo, por mi edad no me daban trabajo, lo más que pude hacer es trabajar en una tortillería, por ser mayor de edad ya no tenía la misma agilidad que antes, así que me despidieron; luego vendí pizzas en los tianguis, ahí me acusaron de haber robado 200 pesos”.
Las distintas historias contadas por los propios migrantes son dolorosas y más cuando ellos aportaron remesas en la época neoliberal, si no hubiera sido por ellos este país se hubiera colapsado.
Adan Jácome León contó en entrevista para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), publicado en Pie de página en diciembre de 2020:
“En estados Unidos vives la discriminación, pero en México es peor, me di cuenta cuando busqué trabajo, nomás escucharon que soy migrante deportado de inmediato me dijeron que ‘no te puedo dar trabajo’ ellos piensan que allá robé o maté por eso me deportaron, la discriminación en la Ciudad en todo México es bastante fuerte, te estigmatizan por ser deportado”.
Así las cosas, en México ser migrante deportado o retornado es vivir discriminado, de ahí que muchos migrantes prefieren no hablar de su situación cuando regresan a sus comunidades para no ser señalados de delincuentes.
“El consulado en Seattle, Washington, no ayuda a los mexicanos migrantes indocumentados, mejor dicho, ellos colaboran con la policía migratoria para deportar a los paisanos”, denunció Maru Mora en una plática frente la Corte de Migración en Seattle.
De ahí es necesario señalar al gobierno mexicano, en especial a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), por la política colaboracionista con Estados Unidos para deportar a los migrantes mexicanos que enfrentan proceso de deportación.
Luego entonces, urge que el Estado mexicano genere políticas públicas dirigidas a migrantes con el fin de integrar o difundir estos programas en los consulados de México en Estados Unidos y en las comunidades de origen de lo migrantes, esto con el fin de eliminar la discriminación hacia los migrantes deportados y retornados.
Los migrantes indígenas son los que enfrentan este problema en México, sobre todo por la lejanía en que se encuentran las oficinas de SRE y el Instituto Nacional Electoral (INE), este último para obtener credencial de elector.
Por su parte, que las organizaciones sociales y de derechos humanos diseñen información que ayude a deconstruir lenguaje ofensivo hacia los migrantes en México.
“Porque migrar es derechos humanos” y nadie puede ser señalado de criminal por el hecho de buscar oportunidades para zafarse de la miseria.
Tomado de Pie de Página