En lo leído está el vocabulario de nuestras propias vidas.
Irene Vallejo
GEOVANNI MANRIQUE PASTOR /
Acapulco, 07 de enero de 2023. Cerré el año con una de los textos más generosos y valiosos que mi vista y mi conciencia han experimentado en los últimos tiempos. Breve, preciso, sustancial y con una fuerte carga de convicción en torno a la lectura y los libros, sus motivaciones, su importancia en el mundo actual, así como la necesidad de preservarles como un bienes materiales, inmateriales e inconmensurables de la humanidad entera; Manifiesto por la lectura de Irene Vallejo es tan necesario como precedente y llamamiento a la humanidad, aunque muy especialmente a las autoridades locales, subnacionales, y nacionales del mundo, sobre la relevancia y pertinencia de promover le lectura así como la creación literaria en libertad; que invariablemente, cientos de miles y quizá millones de lectoras y lectores en todo el mundo suscribimos también.
Con magistralidad en cada palabra y enunciado, con el talento, delicadeza y fineza del oficio de escritora, Irene nos evoca aquellos momentos de intimidad lectora en el que “sin movernos de la cama, el mundo entero nos pertenece [y] la inmensidad está al alcance de nuestros dedos” (Vallejo, 2021, 25), en el encuentro con personajes, épocas, mundos paralelos, sitios inexistentes o puntos geográficos distantes, y en esos encuentros vívidos del lector que tienen como punto de inicio la experiencia táctil, olfativa, sensorial, visual con el libro. Nos recuerda también que “la cualidad de sumergirse en el lugar del otro y buscar en aguas distantes no sólo enriquece nuestra intimidad, sino nuestra vida privada, la convivencia cotidiana, las habilidades sociales que desplegamos” (Vallejo, 2021, 24).
Manifiesto es una posición política y cultural, consistente, clara y coherente sobre la lectura y los libros, que pone énfasis en las razones y motivos para defenderlos en sus distintas dimensiones: como procesos creativos, actividad lúdica, experiencia formativa, actitud de vida, hábito intelectual o como cualquier ciudadano del mundo desee asumirlos. Pero también es un recordatorio del valor ético, político, moral, social, cultural y civilizacional del libro y sus contenidos, así como de la creatividad y actividad lectora, pues “hoy, entre nosotros, existe un peligro —casi imperceptible- de la desidia, el olvido, la omisión, el descuido, la indiferencia de una sociedad que no sepa amparar los libros y los eslabones de la cadena invisible que los salva” (Vallejo, 2021, 48).
Siruela ha editado en un formato muy cuidado este valioso texto contemporáneo que, sin lugar a duda, formará parte de la posteridad literaria universal; que debe decirse también, es el resultado de un valioso encargo que la Federación de Gremios de Editores de España le hizo a Irene con el objeto de motivar la suscripción de un Pacto de Estado por la lectura y el libro.
Quizá acompañando esa iniciativa habría que ampliar el horizonte para que no sólo España, sino las autoridades del mayor número de Estados Nacionales y desde luego el mayor número de gobiernos locales hagan suyo el compromiso o mejor dicho, aún, los compromisos por definir políticas por el libro y la lectura en libertad así como para los creadores literarios y lectores por justicia.
En tanto eso ocurra, les recomiendo ampliamente este libro –pequeño en dimensión grande en contenido- para arrancar un 2023 de lecturas gratas y amenas.