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KAU SIRENIO /

Guerrero, 5 de julio de 2023. Cuando compramos frutas, verduras y carne en el supermercado: ¿Nos detenemos a mirar las etiquetas de lo qué compramos?, Cuando comemos en establecimientos de comida rápida, ¿Cuestionamos lo que comemos? ¿Qué hacemos para mirar a los campos agrícolas?

Son algunas preguntas que deberíamos de plantear antes de comprar y comer. Cuando estamos en los pasillos de supermercados y comida rápida volver a replantear las preguntas antes de hacernos de una despensa y saciar el hambre.

Si en México hubiera conciencia en los consumidores, no habría explotación en los campos agrícolas, no habría trabajo infantil, ni acosos, ni violaciones sexuales en contra de las mujeres jornaleras.

Habría leyes que regulen el trabajo en los campos agrícolas y salario justo que permita a cada familia cuidar el desarrollo de sus hijos, pero además acabaríamos con la explotación trasnacional.

Hace años visité Immokalee, Florida, en ese viaje pude conocer de primera mano el trabajo que hizo la Coalición de Trabajadores de Immokalee para conseguir que las granjas agrícolas firmaran el código de conducta con los jornaleros agrícolas.

Las primeras acciones que hizo la organización fue ubicar a los intermediarios entre los productores y consumidores, en este caso las cadenas de comida rápida que compraban grandes cantidades de tomate a los granjeros.

Cuando identificaron la conexión que había entre Taco Bell y la empresa agrícola que se dedica a la producción de tomates. La Coalición buscó apoyo de universitarios, iglesias progresistas y jornaleros para organizar las primeras acciones que consistió en repartir volantes entre los consumidores.

La coordinadora del Concejo de Comida Justa, Patricia Cipollitti dijo en entrevista de 2018, que los jornaleros agrícolas lograron aglutinar a su lucha a dos sectores: “Son estudiantes de Universidades, High School, y comunidades de fe (religiosos), así como Centro de Trabajadores, Comunitarios y organizaciones que trabajan temas de justicia racial para las mujeres.

El plan de lucha estaba puesto, pero faltaba fuerza para que los engranajes rodaran hacia el objetivo, que era Taco Bell.

Así que los universitarios y las iglesias empezaron a cartearse con el corporativo establecido en California.

Como no tuvieron respuesta inmediata, los jornaleros boicotearon a Taco Bell con preguntas como: “Ustedes dicen que no tienen nada que ver con todos estos abusos. Cuando ustedes se están llevando todo el tomate que nosotros producimos en situaciones de abusos violentos. Respóndenos esta pregunta, ¿Puede Taco Bell garantizar que no vendió tomate pizcado por un esclavo dentro de la industria de Florida, el día de ayer?”

La campaña en contra de Taco Bell siguió en las calles de Orlando y Mami, Florida. Algunas personas cuestionaron el movimiento agrícola porque en su parecer, las comunidades pobres no podían retar a una de las fuerzas más grandes del país como la cadena Yum Brands.

Esta cadena tenía en su filial a Taco Bell, Pizza Hot y KFC, un conglomerado de comida rápida en Estados Unidos. De ahí que la fuerza de los trabajadores estaba en los consumidores.

Además, la Coalición organizó giras a la sede de Yum Brands, ahí realizaron mitin en cada establecimiento de Taco Bell, para explicar a los comensales lo que sucedía en los surcos de Immokalee.

El boicot duró cuatros años, en ese periodo casi todas las universidades se sumaron a las causas de los jornaleros y cerraron sucursales de Taco Bell que había en las instalaciones universitarias.

La primera declaración de los universitarios durante la campaña fue: “No consumir productos de Taco Bell que ignora la esclavitud en Immokalee”.

En 2005, la Coalición de Trabajadores de Immokalee consiguió que Taco Bell firmara el código de conducta. “Después de conseguir la firma con ellos, nos fuimos contra Mc Donald, esta campaña duró dos años”, explicó la coordinadora del Concejo Comida Justa.

Agrega: “Antes de empezar con el boicot le dimos oportunidades para dialogar, pero no se acercaron. Todavía les dimos diez días de prórroga para firmar el convenio entre las dos partes, como no querían, entonces procedimos con el boicot. Un día antes del anuncio del boicot, Mc Donald dio paso atrás a su negativa y llamó a la Coalición. ‘Nos llamaron para decir que quieren llegar a un acuerdo lo más pronto posible’.

Los obreros agrícolas cambiaron la estrategia que teníamos programados, pero eso no detuvo la concentración en las calles frente al consorcio para celebrar el triunfo.

Los jornaleros se fueron contra otras firmas de comida rápida de Estados Unidos, Burger King, Subway y Walmart, estas empresas no opusieron resistencia a la campaña de la Coalición de Trabajadores de Immokalee.

La única cadena de comida rápida que se niega a firmar el código de conducta es Wendy’s, prefirieron comprar tomates en México donde las condiciones laborales son peores para los niños y mujeres jornaleras.

Solo con la coordinación de universidades, iglesias progresistas y organizaciones de derechos se podrá hacer cambios necesario en los campos agrícolas.

Si esto no ocurre, es muy difícil recuperar la dignidad de los que siembran y cosechan las frutas, verduras y carne que se venden en los supermercados.

Dejar de comer carne para proteger a los animales no es la opción, porque en los campos agrícolas cada día hay miles de jornaleras y jornaleros que son explotados para que los veganos puedan alimentarse. Para los carnívoros es la misma dosis, mieles de jornaleros avícolas y porcícolas son explotados.

Lo ideal es empezar con pequeños huertos familiar para romper con la cadena de explotación y el saqueo de agua por parte de las empresas transnacionales.

Este artículo se publicó en Pie de Página, un portal periodístico independiente, conformado por una red de periodistas nacionales e internacionales expertos en temas sociales y de Derechos Humanos. Se reproduce para los lectores de La Plaza con autorización del autor.

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