- En la trifulca, el obispo Leopoldo González recibió empujones, pero la toma de protesta se llevó a cabo
- Los manifestantes querían impedir que el anterior sacerdote, Miguel Ángel Cortés, fuera removido
REDACCIÓN /
Ometepec, 06 de agosto de 2024. Luego de una trifulca en la que el obispo Leopoldo González recibió empujones de seguidores del sacerdote Miguel Ángel Cortés Torreblanca, hasta ayer párroco de Ometepec, el sacerdote Pedro Torres García asumió la titularidad de la parroquia.
Fue durante la mañana de este martes cuando el obispo y el nuevo párroco acompañados de una numerosa comitiva, hicieron un recorrido por la calle principal hasta la iglesia de Santiago Apóstol, para llevar a cabo el relevo, el cual estuvo precedido por una campaña en la que participaron abiertamente actores políticos, que buscaban impedirlo. En la víspera, la ex diputada local Nilsan Hilario Mendoza, por ejemplo, hizo un llamado a través de sus redes a “darle el respaldo” a Cortés Torreblanca para que no fuera removido, llamó a sus simpatizantes a estar en la iglesia desde las 8 de la mañana, y acuñó el hastag #TodosSomosMiguel; en tanto, el alcalde Efrén Adame Montalván, envió un oficio, firmado por él y cinco integrantes del Cabildo, dirigido al obispo Leopoldo González, para pedirle que Cortés no fuera removido porque “nuestra obligación es garantizar la tranquilidad, la armonía y la paz social”.
A la llegada de los religiosos, a la puerta de la iglesia, se encontraba ahí un grupo reducido de feligreses que no obstante ser minoría, intentaron impedir el paso a la comitiva. El obispo y el nuevo párroco no dijeron nada, ante los gritos que reclamaban la no remoción del sacerdote Cortés, y los empujones que se dieron entre los simpatizantes de este y de quienes reclamaban por el trato hacia el jerarca religioso. “Están empujando al obispo”, gritaba una mujer.
Durante algunos minutos los gritos de uno y otro bando se sucedieron, unos para apoyar a Cortés, y otros para pedir que se respete la decisión de la diócesis de renovar los cargos. Los hechos quedaron registrados en varias transmisiones en vivo, que hicieron periodistas y ciudadanos en las redes sociales.
Finalmente, el obispo y el nuevo párroco siguieron su camino y en el interior de la iglesia Pedro Torres tomó protesta como nuevo párroco, ya sin los reclamos de los seguidores de su antecesor, y sin la presencia del padre Miguel Cortés, que no se presentó.
UNA LARGA HISTORIA
Unos 10 años atrás una marcha o peregrinación de feligreses con rezos y cánticos religiosos por las calles de Ometepec, Costa Chica de Guerrero, frustró las intenciones del entonces arzobispo acapulqueño Carlos Garfias Merlos de jubilar al párroco del Santiago Apóstol, Rafael Cortés Gaspar, motivadas en el argumento de su avanzada edad.
Con 90 años encima, murió 8 años después siendo párroco de Ometepec, y su mayor legado durante los 46 años que estuvo al frente del Santiago Apóstol es el haber construido la iglesia central que por su dimensión, los detalles con figuras religiosas y en general su belleza arquitectónica en el interior y exterior muchos la reconocen como “catedral” aunque propiamente no lo sea.
Su cuerpo fue sepultado en el atrio parroquial el 25 de agosto del 2022, erigiéndose ahí un hemiciclo estilo romano en su honor que públicamente había prometido el presidente municipal Efrén Adame Montalván, inscribiéndose su nombre como “monseñor”, aunque propiamente tampoco lo fue, sino párroco, eso sí.
Durante 9 años antes de sucederlo en la titularidad de la parroquia, su sobrino Miguel Ángel Cortés Torreblanca ya le auxiliaba en calidad de presbítero, asumiendo éste cada vez mayor protagonismo en los asuntos religiosos conforme avanzaba la edad de Rafael Cortés que lo disminuía más y más, especialmente cuando contrajo el Covid que no lo acabó de inmediato pero sí lo empujó hacia el final de su existencia.
Desde entonces quedó el antecedente de que un párroco puede permanecer por tiempo indefinido en una misma iglesia o que es factible mediante la protesta pública frustrar los designios del arzobispo en materia de remover a los sacerdotes, y lo volvió a probar Miguel Ángel Cortés Torreblanca ya siendo párroco de Ometepec, cuando el actual arzobispo Leopoldo González González lo quiso cambiar a Acapulco 40 días después del fallecimiento de Rafael Cortés Gaspar.
Fue el 1 de octubre del 2022 que con amago de plantón en la iglesia central de Ometepec, los partidarios de Miguel Ángel Cortés Torreblanca marcharon en las calles exigiendo a Leopoldo González González la continuidad del párroco ometepequense.
La exigencia era encabezada por el grupo que al interior de la comunidad católica había formado Rafael Cortés Gaspar como Consejo Parroquial, integrado especialmente por José María Camacho de la Cruz, Alberto de la O Andraca, Jesús Ricardo Liquidano Rodríguez, Aurora Ortiz Estrada, Simón Martínez, entre otros.
Aquella ocasión también encabezó la marcha el ahora presidente municipal saliente, Efrén Adame Montalván, y sus principales colaboradores en el gobierno.
Es el mismo grupo de los más cercanos a Miguel Ángel Cortés Torreblanca que el 12 de julio pasado acudieron hasta la Casa Diocesana en Acapulco para exigir al arzobispo la continuidad del párroco ometepequense.
Es el mismo grupo que el 21 de ese julio marchó en Ometepec con la misma exigencia.
Es el mismo grupo del Consejo Parroquial que hoy martes impidió al arzobispo Leopoldo González González entrar a la parroquia del Santiago Apóstol con el sacerdote acapulqueño Pedro Torres García, quien fue nombrado nuevo párroco pero no tomó posesión del lugar porque al llegar ahí el largo contingente que acompañaba al arzobispo casi al mediodía, ante la toma del edificio religioso por los partidarios de Miguel Ángel Cortés, dieron la media vuelta y se fueron a refugiar a la capilla de La Guadalupe, en el barrio del mismo nombre, a aproximadamente un kilómetro en línea recta, imaginaria, porque en realidad es una larga vuelta.
Rechazan el cambio de Cortés Torreblanca bajo el argumento de que en su agravio se viola el Derecho Canónico en sus artículos 522, 524 y 538, según exponen en las lonas colocadas en la entrada principal del edificio parroquial.