ROBERTO RAMÍREZ BRAVO /
La realización del Consejo Nacional del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el sábado de la semana pasada, vino a cambiar todo para los dirigentes y aspirantes de este partido en Guerrero.
El órgano deliberativo generó una serie de mandatos que deberán cumplir los morenistas (o morenos, como los define el habla popular) con miras a la elección de 2018.
Lo primero y más importante, es que se definió por la vía de las famosas tómbolas, en qué municipios serán hombres y en cuáles mujeres, quienes encabecen la propuesta para los cargos de elección popular.
En el caso del municipio de Acapulco, la definición que tocó, por obra del azar, es que habrá candidato varón, así que todos los que ya andaban suspirando por esa candidatura –hasta ahora, hasta donde se sabe, puros varones- podrán respirar tranquilos, porque no quedarán fuera de la jugada.
El otro punto a destacar, es que se definió que se elegirán los coordinadores organizativos, es decir, quienes tendrán a cargo coordinar el proceso de preparación para la elección en cada lugar donde se vaya a elegir un candidato. Así, habrá un coordinador o coordinadora por cada distrito –los distritos, a diferencia de las alcaldías, repetirán en el género, en función de la elección pasada: donde fue candidata volverá a ser candidata, y viceversa-, y esa definición tiene que hacerse este mes, en el Consejo Estatal.
El problema es de grandes dimensiones, porque quienes sean electos (por voto de los consejeros) como coordinadores, serán los candidatos al cargo de elección a que se refiera, siguiendo el modelo que ya se usó en Morena en la elección pasada, donde los que fueron nombrados Promotores de la Soberanía Nacional fueron más tarde ungidos como candidatos.
Por eso el Consejo Estatal es de vital importancia, porque tendrá en sus manos la responsabilidad de definir a los candidatos y evitar posibles rupturas. Y como otra de las definiciones del Consejo Nacional fue que se descentrarían las decisiones, es en Guerrero donde se definirán en primera instancia estas candidaturas. Si no hubiera consenso, se optaría por la encuesta, y solo en última instancia, y previendo la posibilidad de alianzas (en este caso todo parece indicar que cuajará el intento de hacerlo con Movimiento Ciudadano) la dirigencia nacional tendría mano para asegurar los acuerdos interpartidistas.
Pero esas alianzas, si suceden, serán posteriores. En junio el escenario lo tendrá que abordar el Consejo Estatal, en el cual según todos los indicios tiene mayoría el equipo del dirigente Pablo Sandoval Ballesteros; aunque el del secretario general, Marcial Rodríguez Saldaña, también tiene una presencia significativa.
Como sea, en el escenario hay nombres que ya están más que vistos para el caso de Acapulco en lo que se refiere a la presidencia municipal.
En principio, parece haber un claro autodescarte de los perredistas que se han sumado a la campaña de Andrés Manuel López Obrador, entre los cuales se llegó a mencionar a Félix Salgado Macedonio, a Eloy Cisneros Guillén y a Florentino Cruz Ramírez, los cuales en diferentes momentos han señalado que dejarían el paso a las nuevas generaciones.
Entre esas nuevas generaciones, Morena analiza varios nombres, algunos de los cuales son enteramente nuevos, y en ese detalle llevan lo que podría ser su debilidad, o quizá su mayor fortaleza, precisamente por no contar con puntos negativos como otros aspirantes en otros partidos.
El primero que empezó a hacerse notar es el cirujano Javier Solorio Almazán, con publicidad en los traseros de los camiones urbanos, y con presencia en cuanto acto de Morena podía estar presente. Pocos le vieron afinidad con el partido de López Obrador, porque había sido precandidato del PAN a la alcaldía, luego negoció con el PRD su apoyo a cambio de una regiduría, que no aceptó él, sino la cedió a su hermana Alejandra. Solorio tiene en su favor que no ha tenido cargo público, pero su desventaja es que proviene de una familia que ha utilizado como norma la oportunidad política: su hermano Ramiro era priista de cepa cuando apoyó la precandidatura de René Juárez, en 1998; después, se fue al PRD, donde fue diputado; y más tarde se alió con Convergencia y se hizo regidor por este partido, luego se peleó con Luis Walton y volvió al PRI de la mano de Manuel Añorve, aunque ya no se reafilió a ese partido y dice ser independiente ahora. La regiduría de Alejandra es fruto de la oportunidad política, como lo es la conversión de Javier, desde el extremo del PAN hasta el otro extremo de Morena. Los seguidores de Solorio Almazán dicen sin embargo que él tiene el medio para ser el candidato: es amigo, dicen, de Martí Batres.
José Inocente Ariza Tapia es un médico del Hospital General, especialista en neurocirugía. A través de su asociación civil Acapulco nos necesita, lleva un buen rato recorriendo las colonias para llevar una campaña permanente de atención a la salud, en particular con donación de lentes para niños. Sería esta la primera vez en ser candidato, si consigue la postulación de Morena, aunque en 2015 lo intentó por el distrito 3, por el PRD, pero no consiguió la postulación, y luego apareció en un acto con la esposa del entonces candidato priista Héctor Astudillo. Su rostro también se ve en los traseros de los camiones urbanos.
Hugo Hernández Martínez es presidente del Colegio de Licenciados y Posgraduados del Estado de Guerrero, y se ha dedicado en su mayor parte a su actividad profesional como abogado y como académico en la Universidad Autónoma de Guerrero y en algunas universidades privadas. Tampoco ha tenido ningún cargo político, aunque su abuelo, Baltazar Hernández Juárez, fue alcalde de Acapulco y su padre, Julio César Hernández Serna, participó en distintos cargos en administraciones priistas, si bien en últimas fechas, antes de su fallecimiento, se había acercado mucho al PRD.
Javier Morlett Macho tiene su propia historia en la lucha por los derechos humanos. Con el gobierno de Ángel Aguirre encabezó una comisión de reconciliación que buscaba acercar a las víctimas con las autoridades; y en el actual fue comisionado de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, y participa en el Frente Progresista Guerrerense, una plataforma plural de apoyo a López Obrador. Sin embargo, algunos no lo ven como posible candidato porque asumen que no ha definido esa intención, al menos con Morena; es muy cercano con el aspirante a candidato independiente, Emilio Álvarez Icaza, a quien recientemente placeó por Acapulco.
Gabino Solano es un académico de la Universidad Autónoma de Guerrero del cual no se sabía que buscara ser al menos aspirante a la candidatura, sin embargo en los últimos días hay quienes están impulsando meterlo a la contienda. Pertenece al grupo de Marcial Rodríguez Saldaña. Las posibilidades de que realmente esté en la jugada por la presidencia municipal de Acapulco se tendrán que ver con el tiempo, aunque hay poco, para ser considerado por el Consejo Estatal o tal vez por las encuestas.
Con este panorama, en Morena se están lanzando las monedas al aire. Las prisas les comen a todos, porque si pensaban que en septiembre u octubre o quizá en noviembre, se estarían definiendo las candidaturas, la realidad ya dio un vuelco. Es ahora, en junio; si bien no tendrán el nombre de candidatos, en los hechos, quienes sean nombrados coordinadores recibirán ya la responsabilidad, y la luz verde.