GABY CARMONA ASTUDILLO /
Acapulco, 07 de marzo de 2020.
El festival de Catrinas, el Tamal y ahora el Carnaval son excelentes intentos del gobierno de Adela Román Ocampo por consolidar la presencia del turismo en el puerto, pero, además, pretende unificar a las familias acapulqueños y por ende al gobierno que preside.
Adela Román Ocampo habrá de ser más exigente con el festival del Acamoto, tan cuestionado por la sociedad pero que deja una derrama económica importante en el puerto y este destino registra por varios días una importante presencia de participantes de todo el país, a cuya fiesta se unen los porteños en esta ruidosa convivencia, y a pesar de ser ruidosa son los que mueven la economía de hoteles, restaurantes, bares, discotecas de la franja turística.
La alcaldesa Adela Román tiene claro que Acapulco necesita de este tipo de eventos, está convencida de que Acapulco necesita de la participación de todos para que este destino de playa siga siendo el preferido del turista nacional y por qué no decirlo, del turista extranjero.
Su determinación de atraer otros festivales al puerto habla de la convicción que tiene para que el turismo llegue al puerto de Acapulco, así como lo hace el gobierno del estado con el festival del Pescado a la talla que se celebra por Barra Vieja.
De ahí que ambos niveles de gobierno deben unificar esfuerzos para rescatar el llamado Festival Acapulco, que fue creado en el gobierno de José Francisco Ruiz Massieu en un periodo en el que la industria turística de Acapulco estaba a la baja, es decir, que no había nada de turismo en el puerto; sin embargo, la situación mejoró al 100 por ciento con la realización de dicho festival, sin embargo su desaparición volvió a dejar en ceros al sector. No estaría nada mal que la alcaldesa de Acapulco y el gobernador del estado unieran esfuerzos, pero sin el avasallamiento político al que nos tienen acostumbrados.
Recordemos que el gobierno que encabezó Ángel Aguirre Rivero, en las dos ocasiones que fungió como jefe del ejecutivo le apostó a los diferentes festivales musicales y fandangos, en este último se rescató e impulsó nuestras danzas, costumbres y tradiciones que existen en Guerrero, llevándolos incluso al centro del país.
En otras partes de Guerrero se realizó el Festival Chilenero en donde se dieron cita las bandas del chile frito del estado, algo que hoy en día está totalmente perdido.
De ahí parte la idea de rescatar por ejemplo el famoso Carnaval, que en el pasado se realizaba en Acapulco, el movimiento fuerte que trae la alcaldesa de Acapulco con fines turísticos debe ser respaldado y reconocido no solo por la sociedad, sino por los prestadores de servicios turísticos.
Acapulco debe dejar der ser una leyenda del pasado para convertirse en una ciudad con un destino consolidado.
Contra viento y marea, la alcaldesa de Acapulco trabaja en eso, será el tiempo el que la ubique en su justa dimensión, por lo pronto se hace lo que se puede y con lo que hay. Veremos qué pasa.