* Una fábrica de hilados generó muchos empleos; una matanza generó vergüenza
J. ALBERTO SOLÍS LOEZA /
Coyuca de Benítez, 4 de agosto de 2020. Enclavada en la parte baja del municipio de Coyuca de Benítez, entre cerros y verdes arboledas, se localiza la comunidad de Aguas Blancas, un poblado cuyo nombre quedó marcado para siempre, no tan solo por hechos oprobiosos, como fue la matanza de campesinos de la sierra en los años 90.
Aquí en este poblado también hubo un gran esplendor, se generaron muchos empleos y hubo progreso en el siglo pasado con la instalación de una importante fábrica de hilados, conocida como la fábrica de hilados de Aguas Blancas, un centro laboral formado por capitales extranjeros que utilizó mucha mano de obra de la zona, tal como ocurrió con la fábrica de hilados «Progreso del Sur», situada en la localidad del Ticuí, en el municipio cafetalero de Atoyac de Álvarez.
En esta ocasión, el cronista oficial de este municipio coyuquense, Octavio Augusto Navarrete Gorjón, habló en entrevista sobre las grandes aportaciones que dejó en su tiempo esta empresa manufacturera.
En la actualidad, solamente los recuerdos de antaño han quedado de esta fábrica de hilados de Aguas Blancas, todo lo que en su momento fue esplendor y progreso han quedado en el olvido; las inversiones se fueron, y solamente es tristemente recordada esta comunidad por haber sido el escenario de uno de los crímenes de lesa humanidad más violentos y oprobiosos de nuestra historia reciente aquí en la Costa Grande.