ROBERTO RAMÍREZ BRAVO /
Acapulco, 01 de marzo de 2021.
En la alianza PRI-PRD se están dando acomodos. Uno de ellos, quizá el más importante en este momento, es la definición de la candidatura para el municipio de Acapulco.
Contienden por este espacio los priistas Julieta Fernández Márquez y Ricardo Taja Ramírez, así como el perredista Víctor Aguirre Alcaide.
La lógica en que se están dando los movimientos parece indicar que poco a poco se van logrando los acuerdos. En principio, hay que decir que los priistas entraron a la contienda después de que lo hiciera el perredista, en lo que pareció un cambio de mano en las cúpulas de la alianza, porque originalmente se había hecho correr la versión de que, si la gubernatura quedaba en un partido, la alcaldía de Acapulco quedaría en el otro, y desde el principio se dejó ver que a la gubernatura iría el priista.
Luego vino la aclaración: esa forma de equilibrar no procede cuando ninguno de los dos partidos gobierna, como es el caso de Acapulco, donde lo hace Morena. Así que podrían quedar ambas candidaturas en un mismo ganador.
Tras el triunfo del priista Mario Moreno en la candidatura a gobernador, la moneda se quedó en el aire para Acapulco. La presunción de que el PRI estaba más que fortalecido para pelear las dos posiciones, creció, pero también prendió focos rojos en el PRD, donde no hay confianza en las dirigencias nacionales, que suelen vender sus candidaturas. La desazón vino primero, asumiendo que se quedarían sin nada; y luego la advertencia: si no vamos representados en ninguna de las dos partes, no votaremos por el PRI. Lo dijeron los transportistas, pero seguramente era el sentir de la base perredista, que se empezaba a sentir engañada con esa alianza.
Entonces vinieron las señales: Mario Moreno acude a un evento perredista y ahí le levanta la mano a Víctor Aguirre. Era natural: estaba en su casa. Ahí no estaban los priistas para hacer lo mismo con los tres. Pero el gesto hizo ruido en el PRI y en el PRD.
Manuel Añorve Baños, cuando se le preguntó sobre la advertencia que habían hecho los transportistas, de que no votarían por el PRI si no se ven representados en Acapulco, respondió, durante una gira por San Agustín, que el candidato a gobernador debe cuidar la alianza. La respuesta podría indicar un respaldo a Aguirre (en el sentido de no agandallar al PRD para no generar un rompimiento), de no ser porque su esposa, la ex diputada federal Julieta Fernández, es aspirante a esa misma posición. Pero entonces también podría pensarse como un espaldarazo para ella, ya que en realidad no estaría hablando de la alianza PRI-PRD, sino de la de Mario Moreno con la familia Añorve Fernández.
Las claves del lenguaje político del PRI tradicional, al final, se imbrican bien con el PRD. El caso es que ha habido más señales. La más reciente ocurrió este domingo en Chilpancingo, durante la presentación oficial de la candidatura de Mario Moreno. No se vio por ahí a Ricardo Taja, y Julieta Fernández, según algunas versiones, se mantuvo entre el público. Pero el perredista Víctor Aguirre sí que estuvo presente, subido en el templete con los dirigentes nacionales del PRI y el PRD y con el candidato a gobernador y fue mencionado por el maestro de ceremonias como “nuestro amigo del Partido de la Revolución Democrática”.
Una lectura simple de estos hechos arrojaría que Mario Moreno ya tiene definida su preferencia. Y quiere que sea Víctor Aguirre el candidato. Quizá eso tiene ventajas para él y para el PRI, pues implica evitar la confrontación entre dos fuerzas importantes representadas por Julieta y Ricardo. Y de paso, también evita la confrontación con los perredistas, asegurando así su participación.
Los otros mensajes provienen de los priistas. Manuel Añorve, senador de la República, estuvo en el templete; pero Julieta Fernández, aspirante por Acapulco, no. Sin embargo, no parecía haber discordancia en ese momento; es como si hubiera un tácito acuerdo en permitir que los hechos ocurrieran de ese modo. Porque, ¿qué mérito tendría Víctor Aguirre, distinto al que pudiera tener Julieta Fernández, para estar en el templete? Ninguno, salvo el acuerdo. Es decir, de alguna otra manera, Mario Moreno estaría salvando la alianza con los Añorve Fernández, y todos contentos.
El caso de Ricardo Taja podría cocinarse aparte. Alguna explicación debe existir para que no haya estado presente. Pero desde el inicio de su activismo en este proceso interno, se ha mostrado como un aspirante ciudadano más que partidista, e inclusive cuando promueve su imagen lo hace no con el logo o los colores del PRI, sino una gama más amplia, que reforzaría su carácter ciudadano. ¿Está pensando Taja en buscar una alternativa distinta, ante la eventualidad de que pudiera no ser el candidato?
La coyuntura electoral, por los conflictos que se están viendo en Morena, pudiera ser aprovechada por el candidato aliancista y si los dos partidos le meten toda la carne al asador el resultado podría ser más esperanzador. Por eso se entiende que Mario Moreno esté cuidando sus alianzas: no romper con Julieta Fernández ni con Ricardo Taja, pero al mismo tiempo no romper con Víctor Aguirre. Menuda tarea. Sin embargo, hay señales que van indicando cuál es o podría ser la ruta.
Ricardo Taja cuenta con el apoyo del gobernador Héctor Astudillo; Julieta Fernández, con el del senador Manuel Añorve Baños; y Víctor Aguirre, según parece, tiene el respaldo del candidato a la gubernatura. ¿Se han puesto ya de acuerdo estas fuerzas? ¿Están en esa ruta? ¿Mario está pidiendo mano para la selección? Son las interrogantes, y ahí están las señales.