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Por Citlali Calixto Jiménez*

En diciembre de 2009 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 64/134 que estableció que el 12 de agosto de cada año se conmemoraría el Día Internacional de la Juventud. Desde entonces, cada año el mundo dedica este día a la reflexión sobre los principales problemas que afectan a la juventud y pensar colectivamente en las políticas para detonar su potencial.

Este año el lema de la conmemoración es “De los clics al progreso: Vías digitales de la juventud para el desarrollo sostenible”. De esta manera, se busca concientizar a la comunidad internacional de la importancia de las tecnologías digitales y la inteligencia artificial como instrumentos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en materia de juventud.

En México, este año es particularmente especial, está por terminar el sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador en el que la juventud fue protagonista de la revolución de las conciencias y la transformación humanista. Pongamos en perspectiva el tema para ver la importancia de las y los jóvenes como beneficiarios de programas sociales y agentes de cambio. Como representante popular joven me emociona atestiguar esta transformación y me enorgullece ser parte de este movimiento.

Me concentraré en el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” que se convirtió en un modelo a seguir, en punta de lanza de la procuración de justicia social a un sector poblacional históricamente relegado. Desde el inicio de su administración, el Presidente López Obrador enfatizó que un país justo y democrático tenía que construirse con la juventud en el centro de las decisiones públicas.

Con programas como las Becas del Bienestar y Jóvenes Construyendo el Futuro se buscó atender las necesidades más apremiantes de una población que había sido invisibilizada. Les comparto un dato contundente, en los sexenios neoliberales, desde Miguel de la Madrid hasta Peña Nieto se destinaron casi 7 mil millones de pesos a las instancias de juventud en México. En los primeros cinco años de gobierno del Presidente López Obrador se asignó y ejerció 17 veces más esa cantidad.

Ciertamente los recursos económicos son importantes, pero no son lo único. Desde mi perspectiva, lo más importante es que estos programas han contribuido a acabar con estigmas neoliberales que se impusieron sobre la juventud. Se asumía que las y los jóvenes no querían ni estudiar ni trabajar. Como si fuera una cuestión de mera voluntad. Como si no hubiera barreras estructurales que impedían el desarrollo escolar, laboral y personal de la juventud.

Hoy todo eso ha cambiado porque hubo un gobierno que sí creyó en la juventud. Un líder político que invirtió en el futuro de la nación y que saldó en el presente una deuda del pasado. A la fecha, el programa Jóvenes Construyendo el Fututo ha beneficiado a casi 3 millones de jóvenes entre 18 y 29 años de con más de 115 mil millones de pesos. Con ello se ha otorgado un apoyo económico equivalente a un salario mínimo mensual ($7,572 MXN), la afiliación al Seguro Social (IMSS) y la capacitación para la inserción laboral.

Buena parte de esa capacitación ha llevado a más de 40 mil jóvenes mexicanos “del clic al progreso”, tal como señala el lema de la conmemoración internacional de este año. Esas personas jóvenes se prepararon en el Laboratorio en Competencias Digitales. Durante los doce meses de instrucción en el programa los jóvenes reciben cursos para mejorar sus habilidades digitales. Una vez egresados, mediante la estrategia #Mes13 pueden ser certificados por Microsoft en materia de programación de aplicaciones (apps). Todo ello gracias a convenios de colaboración entre el gobierno federal y la corporación tecnológica multinacional.

Las y los jóvenes beneficiarios de este programa social han podido transformar sus vidas e incursionar en el mercado laboral. Al egresar, de manera inmediata, poco más del 50% se coloca en posiciones relacionadas con la capacitación que recibieron. Sobre todo, estos jóvenes están transformando a México con sus ganas de salir adelante, con su talento, con su visión de futuro, con sus innovaciones, con la reciprocidad social ante la confianza institucional que recibieron. Siempre lo he dicho, pero con este ejemplo queda muy claro: apostar por la juventud es una inversión segura.

Por ello, este 12 de agosto es necesario hacer un llamado al Congreso de la Unión para que se apruebe la iniciativa de reforma del Presidente López Obrador y que el derecho de la juventud al trabajo se garantice en la constitución. El programa Jóvenes Construyendo el Futuro ha demostrado ser eficaz, eficiente y socialmente justo. Elevarlo a rango constitucional es lo menos que podemos hacer. La aprobación de la reforma reforzará el mensaje de que la juventud es parte fundamental de la transformación.

*Acapulqueña, Politóloga egresada de la Universidad Iberoamericana (IBERO) y Diputada Presidenta de la JUCOPO.

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