* Creer que por intuición política se resolverán los problemas es un error, dice
* Los alcaldes no deben gobernar con amigos, sino con personas con un perfil
* Los gobiernos locales tendrán “una gran oportunidad, pero también una amenaza”, afirma el académico
* Deberán definir qué se necesita, no qué quieren ellos hacer
* Adela Román, afirma, debe impulsar la Asamblea Popular, que la gente tome las decisiones
ROBERTO RAMÍREZ BRAVO /
Acapulco, 18 de septiembre de 2018. El académico Rafael Aréstegui Ruiz, director del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública del Congreso de La Unión y ex rector de la Universidad Intercultural de Guerrero, advierte: la cuarta transformación para los gobiernos locales será una oportunidad, y a la vez una amenaza.
“Oportunidad –explica-, porque se pueden hacer las cosas de manera distinta; amenaza, porque si no se tienen las herramientas para hacer las cosas de manera distinta, evidentemente la ciudadanía se las va a cobrar muy rápidamente”.
Sin embargo, advierte en entrevista que el problema más fuerte que enfrentarán, es la soberbia. Creer que resolver los problemas que van a enfrentar será fácil, porque eso es un error ya que la realidad ahora es mucho más compleja que antes.
De entrada, Aréstegui Ruiz cuestiona el término “cuarta transformación”, pues, considera que eso significa “en esencia hablar de un nuevo pacto constitucional, y la gran discusión es, ¿se puede realmente hablar de una cuarta transformación? O va a ser un cambio gatopardeano, cambiar todo para que todo siga igual”.
La entrevista se realiza en Acapulco, después de que asiste a impartir un curso a un grupo de alcaldes electos, que tomarán posesión el 30 de septiembre. Aréstegui Ruiz ha sido docente en la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro) donde formó a varias generaciones. Hombre de izquierda, fue fundador del Partido de la Revolución Democrática, y en la actual coyuntura apoyó al Frente Progresista Guerrerense, impulsor de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador y de Adela Román Ocampo en Acapulco.
“El gran problema que yo observo –dice- es que el régimen que vivimos se fue desgastando por corrupción, por falta de resultados en cuanto el combate a la pobreza, por deterioro en materia de atender los derechos de la población como es la seguridad, el empleo y, bueno, fue una especie de socavón político que llevó al partido en el gobierno a derrumbarse y entonces se trata de reconstruir el país. ¿Pero cuál en presencia de esa reconstrucción? Desde mi punto de vista eso se tiene que pensar en que las políticas sociales tienen que modificarse sustancialmente. No es posible que nada más se esté pensando o se vaya a pensar nada más en que con eliminar la corrupción el país pueda cambiar. Yo estoy convencido de que la corrupción es inherente al sistema neoliberal en el caso de los países subdesarrollados; hay un proceso que se conoce acumulación por despojo, que es lo ha vivido nuestro país en los últimos 30 años, es decir la propiedad pública, todo lo público, se ha ido desgajando en beneficio de la propiedad privada y eso ha significado prácticamente el deterioro de la condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población. Hace 30 años, 32 años, éramos 60 millones de habitantes y el 25 por ciento de ellos estaba en pobreza; hoy, con 120 millones, prácticamente la mitad de la población se encuentra en pobreza. Quiere decir que la pobreza se ha incrementado al doble, y la desigualdad no se diga, México es un país en que la desigualdad económica es de lo más brutal: solo somos más pobres que Haití y más desiguales que Haití”.
-Habla de un nuevo pacto social.
-Ese pacto social significaría recuperar la soberanía del Estado sobre los recursos energéticos, ese nuevo pacto social significaría trabajar en la perspectiva de hacer justicia social remontando las desigualdades económicas y sociales, remontando el rezago educativo, en salud etcétera. Hay medidas que apuntan en esa dirección, pero no son suficientes. Yo creo que el gran problema que tiene el país es que tenemos una deuda, nos deja el país una deuda enorme de prácticamente 128 mil millones de pesos y evidentemente es un asunto que había que poner en primer lugar: de qué manera el país se tiene que realizar, relacionar con las potencias, con el gran capital, con el objeto de que nos permitan un respiro para garantizar inversión pública en generación de empleos y atemperar las desigualdades sociales. Y ese es un problema que lo veo complicado. Quienes venimos de una formación de izquierda decimos, bueno, es la coyuntura política para que el país avance, o sea el hecho de no vaya a haber –esperamos- represión y el hecho de que haya sensibilidad para entender que las desigualdades tienen un origen de raíz y que esa raíz es lo que hay que modificar, se requiere mucha fuerza política, se requiere mucha organización del pueblo para hacer entender que los cambios deben de estar a la hora y no veo las fuerzas organizadas para poder empujar en ese sentido. Creo que ahí es donde hay que poner énfasis.
-Ese planteamiento que acaba de hacer, con las potencias, es algo que tendrá que ver el gobierno de la república, ¿y los gobiernos locales?
-Los gobiernos locales están obligados a revisar sus políticas públicas, de entrada. Yo les decía en un curso que acabo de dar a un grupo de alcaldes electos que una receta para los presidentes es definir en primer lugar qué van a hacer, qué es necesario hacer, no qué quieren hacer: qué es necesario para sus municipios hacer, y una vez que lo definan, concentrarse en ello, en esa tarea como la tarea principal, no perderse en las minucias de la administración; y una tercera receta sería que no den las cosas por seguras. O sea, todo está por construirse. Entonces, no hay nada seguro hay que trabajar y prever que puede haber adversidades e imprevistos y entonces no dar nada por seguro; la cuarta, el cuarto asunto que yo veo es que no se debe gobernar con los amigos, sino que se debe seleccionar idoneidad en los puestos. La campaña ya terminó, se tiene que gobernar para todos y entonces no puedes pensar nada más en formar tu gabinete con los de tu afinidad partidaria o afinidad personal; y, finalmente: ya te eligieron, deja de hacer campaña y arma una agenda, robusta, seria, que realmente ponga en el centro de tu quehacer político las necesidades más urgentes de tu municipio.
-También tendrá una responsabilidad en la construcción de esa necesaria participación ciudadana
-Claro, yo creo que se trata de entender que hoy la debilidad de los gobiernos que han seguido en sus funciones al mundo del mercado, al ámbito del mercado, o sea, el estado actual de vicios del mercado, para poder revertir esa situación tienen que garantizar la participación ciudadana en la definición de prioridades de políticas públicas, en el diseño de políticas públicas, en la evaluación de políticas públicas y en el rendimiento y la transparencia. De lo contrario, el gobierno, los gobiernos, no se cuidan a sí mismos, la ciudadanía tiene que vigilar la transparencia.
-¿No es ahí donde se pueden atorar?
-Se van a atorar, sí, se van a atorar porque llegan muchos inexpertos llega gente que por primera vez va a estar al frente de un gobierno y van a pagar el precio de la novatez. Entonces es muy importante que tengan los ojos abiertos, los oídos abiertos, para entender que gobernar ya no es por olfato político, se requieren herramientas de gobierno, se requiere esto que estoy señalando que son recursos: el diseño de políticas públicas, como se toman las decisiones con qué criterios, cuales son las prioridades, con qué recursos vas a enfrentar esa problemática, recursos humanos, económicos, materiales, y además hoy hay nuevos problemas que no se contemplaban en la vieja administración: el problema ambiental es un problema fundamental donde está involucrada el agua y el manejo de los residuos, y aquí es donde ha demostrado su fracaso la forma tradicional de gobernar. Acapulco y Chilpancingo son muestras a favor de ello: no pudieron resolver el problema de agua, no pudieron resolver el problema de la basura y no me quiero ir al problema de la seguridad que es un problema nacional.
-De alguna manera, eso implica para los nuevos gobernantes cambiarse el chip totalmente, ¿no?
-Significa cambiar de paradigma y entender que es una nueva situación, que es una gran oportunidad, pero también es una gran amenaza. Oportunidad, porque se pueden hacer las cosas de manera distinta; amenaza, porque si no se tienen las herramientas para hacer las cosas de manera distinta, evidentemente la ciudadanía se las va a cobrar muy rápidamente, o sea la ciudadanía ya aprendió que tiene derechos, ya sabe que tiene derechos y que tiene posibilidades de exigirle a los gobiernos el cumplimiento de esos derechos. Hoy el derecho al agua es un derecho fundamental y el derecho a un ambiente sano es un derecho que está incorporado, hay que incorporarlos formalmente y definir políticas para atenderlos.
-¿Qué es lo que será más fuerte, el riesgo o la esperanza?
-Yo creo que el problema más fuerte que tenemos es la soberbia, que piensen que es fácil resolver esos problemas. Es más complejo, porque la sociedad es más compleja. Acapulco ha crecido de manera descomunal y evidentemente atender esa problemática y recomponer el tejido social va a ser una tarea muy interesante; yo apuesto por que sea exitosa, y hay que apoyarlos para que sea exitoso.
-Por ejemplo, en el caso de Acapulco, Adela Román ha planteado algo que le ha llamado la asamblea popular, ¿ese es un camino?
-Es un camino porque evidentemente significa que la ciudadanía tome la decisión de por ejemplo, establecer líneas de participación en la asignación del presupuesto, de la prioridad de las obras, de la evaluación y fiscalización de las obras, entonces la Asamblea Popular, yo creo que hay que darle forma. Adela tiene el reto de darle forma a esa iniciativa para que sea una asamblea popular muy representativa, que no sea partidaria, sino que todos los ciudadanos tengan las misma oportunidad de participar y de definir prioridades.