CITLALI CALIXTO JIMÉNEZ* /
Acapulco, 30 de julio de 2021.
Sin duda, un aspecto que ha caracterizado a la Cuarta Transformación desde su inicio en 2018 es el fuerte impulso a una política social humana, eficiente y universal que busca traer el bienestar a nuestro país. La importancia de dicho aspecto es tal que la política Social es un eje por sí mismo en el Plan Nacional de Desarrollo de nuestro presidente.
Es por eso que nuestro Presidente ha creado la figura de los delegados como una forma de eliminar intermediarios entre los programas sociales y los beneficiarios. De tal manera, existe un mayor control del ejercicio del presupuesto y hay mejores garantías de sus resultados. Sin embargo, como politóloga y como diputada local, electa estimo necesario presentar mi análisis sobre este conjunto de cambios institucionales cuyo objetivo es más que noble.
En primer lugar, me parece fundamental hablar del cambio de nombre como un elemento fundamental para entender la apuesta de nuestro movimiento. Pasar de hablar de “desarrollo social” a “bienestar” representa un cambio de paradigma crucial. El desarrollo social nos remonta a visiones hegemónicas de un “deber ser” de la sociedad. Desarrollo social implica imitar modelos de países ricos sin considerar la voz del pueblo. En cambio, el bienestar habla de una aproximación integral a los problemas del pueblo. El bienestar se construye de la mano del pueblo para el pueblo.
Por tal motivo, los programas de esta administración federal tienen enfoques integrales que se alejan del asistencialismo insípido que los gobiernos anteriores tenían. Así, tenemos programas enfocados a personas adultas mayores, a personas con discapacidad, a jóvenes, a estudiantes e incluso a personas con antecedentes penales que buscan reintegrarse a la sociedad de manera digna y justa.
En segundo lugar, vale la pena aproximarnos a la legítima pregunta: ¿cómo vamos en Guerrero? Personalmente he atestiguado múltiples cuestionamientos que se han hecho sobre la entrega de apoyos y el funcionamiento de algunos programas. Sin embargo, es importante aclarar que gran parte de esta confusión se debe a la reestructuración institucional que se está implementando para hacer más eficientes los procesos. Por citar sólo un ejemplo se encuentra la actualización del Programa para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores el cual ahora abarcará a las personas de 65 años y más, significando una cobertura sustancialmente mayor.
Por otro lado, tenemos los resultados que el programa Sembrando Vida ha ido dejando a lo largo de nuestro estado. Según la Secretaría de Bienestar, dicho programa tuvo 19,483 beneficiarios en el estado de Guerrero entre septiembre 2019 y junio de 2020. Tal ha sido su éxito que recientemente nuestro Presidente anunció su ampliación a los 81 municipios guerrerenses. Sin duda, esto contribuirá de manera profunda a elevar la calidad de vida de miles de familias.
De tal manera, es adecuado decir que en Guerrero vamos muy bien. Es cierto que, como todo en política, siempre hay cosas perfectibles. No obstante, sí me parece necesario reconocer los esfuerzos que se están haciendo desde la Delegación Estatal de Programas en Guerrero. Ya que, al final de cuentas, ellas y ellos son los encargados de materializar y llevar el discurso de la Cuarta Transformación a la realidad guerrerense.
Por otro lado, reconozco que toda crítica y comentario abona a la mejora de los programas. Sin embargo, puedo asegurar con firmeza que estos cambios institucionales son necesarios para la construcción de un auténtico bienestar en nuestro estado y en nuestro país. Y por eso, reafirmo mi compromiso de vigilar que la situación siga así desde mis facultades como diputada local.
Invito a la ciudadanía a mantenerse informada a través de medios oficiales. ¡Combatamos la desinformación!
¡El bienestar continúa!
* Diputada local electa