ROBERTO RAMÍREZ BRAVO /
Acapulco, 15 de julio de 2020.
Si desde el Palacio Nacional se inventó el Bloque Opositor Amplio (BOA), fue un invento genial. Genial, porque se trataba de un invento que replicaba a la realidad.
De nada sirvió que los mencionados en los documentos del BOA salieran a aclarar que no son integrantes del mismo, si al mismo tiempo estaban llamando a crear un bloque amplio que se opusiera al gobierno de Andrés Manuel López Obrador; o vistiéndose de intelectuales (los mismos señalados en el BOA y otros) llamando a “reintegrar” la pluralidad política en el país.
El caso es que el BOA existe porque simplemente hay quienes se colocan en oposición al gobierno en turno y se integran en un mismo bloque. Así, si el documento del Palacio dice que el PRI, PAN, PRD, MC, al menos, están integrados en el BOA y estos partidos lo niegan, pero buscan una alianza electoral entre ellos para oponerse a Morena, la realidad es que se está ante el mismo hecho que intentan negar.
Dejando de lado esta contradicción, hay que ver el caso del BOA en Guerrero. Desde hace meses, digamos, antes de la exhibición en la conferencia mañanera de su existencia, ya se hablaba de esta posible alianza, y ahora hay más elementos reales para su realización, toda vez que las dirigencias nacionales de los partidos van en esa línea.
¿Pero quién encabezaría en la entidad ese bloque? La disputa parecería estar entre PRI y PRD, dos partidos que, si bien han quedado abajo en las votaciones, siguen manteniendo una base de seguidores importante, pero son, entre ellos, históricos adversarios.
El hecho de que las encuestas den por casi seguro ganador a Morena en la elección de gobernador, mantuvo apagados a los demás partidos, sin grandes expectativas. Pero la posibilidad de la alianza les ha levantado la cabeza, y ahora mismo hay una disputa por ver quién la encabezaría.
Entre quienes analizan la conformación de esta singular alianza se hacen algunos escenarios que vale la pena revisar, todos ligados a lo que pase en Morena. Lo primero que se prevé es que Morena postule a Félix Salgado a la gubernatura, pues es puntero en las preferencias electorales, y en ese caso el BOA tiene seguro que no ganará, pues iría contra candidato puntero y partido puntero. Pero si Morena deja fuera al senador, en el BOA creen que podría haber dos opciones: se disciplina y apoya a quien Morena postule, o rompe y se hace postular por otro partido (PES, dicen). En el caso de disciplinarse, igual el BOA no tiene expectativas de ganar, de modo que la esperanza es la ruptura.
Con base en ello, los escenarios del BOA son: Uno. Encabeza el PRI con Manuel Añorve, que es puntero en ese partido. Esto llevaría a negociar la alcaldía de Acapulco para el PRD. Todos saben que Añorve es un político de batalla, que pelea en los escenarios más adversos y en algunos casos ha triunfado, así que buscaría beneficiarse de una eventual ruptura en Morena. Sería difícil que fuera otro candidato, porque la elección sería muy competida.
Un segundo escenario es que no haya acuerdo PRD-PRI y la alianza quede PAN-PRD-MC, encabezada por Luis Walton, en el caso -muy probable- de que este tampoco sería el ungido en Morena. Serían así tres grupos: BOA, PRI y Morena, igualmente con Añorve en el tricolor, en un escenario parecido al de 2008 en Acapulco, que nuevamente buscaría ser aprovechado por el priista.
Y un tercer hipotético escenario es que la alianza PRD-PRI no se lleve a cargo, y el BOA quede integrado por PAN, PRI y MC, y por su cuenta el PRD vaya solo. A muchos perredistas esta opción les agrada, porque aunque no tendrían posibilidad de ganar, asumen que sería una postura de dignidad y sobre todo, que les daría estatura moral frente a Morena, al no tener que haber recurrido a una alianza vergonzante con la derecha y con el enemigo histórico que es el tricolor, para hacerle frente. En este caso la votación se pulverizaría, y si Morena fuera dividido, el pronóstico sería reservado para todos.
Sin embargo, hay quienes incluyen un último escenario, aunque sea poco probable de realizar, pero lo visualizan: que Félix Salgado rompiera con Morena y volviera al PRD para encabezar este partido del que fue fundador, y desde ahí tuviera la suma de los demás: del PRI, del PAN, de MC, y posiblemente un desgranamiento de simpatizantes suyos de Morena. El problema de esta hipótesis es que, aunque ganara, Félix Salgado podría salir perdiendo, porque tendría sin duda la confrontación con el presidente Andrés Manuel López Obrador, y ya se sabe que las rupturas, entre más cercanos sean los actores, más devastadoras son.
Aunque parecen cosa de fantasía, lo real es que hay analistas políticos serios que están observando estas posibilidades. La lógica es tratar de adaptarse cada quién a lo que viene, en el entendido de que los tiempos son muy enredados y no hay claridad de cuál es el rumbo político que cada actor habrá de tomar.
Por eso, si a alguien le preguntan si existe el BOA, no lo dude: sí existe, y en Guerrero, está tratando de tomar posiciones.