* En ese plantel raparon a 20 alumnas y una maestra en marzo pasado
REDACCIÓN /
Acapulco, 09 de abril de 2018. El gobernador Héctor Astudillo Flores encabezó el reinicio de clases con una ceremonia en la telesecundaria Vicente Suárez, donde antes de las vacaciones, 20 alumnas y una maestra fueron rapadas por la delincuencia organizada. Acompañado de un impresionante dispositivo de seguridad, el mandatario ofreció a la comunidad estudiantil y académica, estar muy atento de que “lo que sucedió, no vuelva a suceder”.
Acompañado del secretario de Educación, José Luis González de la Vega Otero, del comandante de la región militar, German Javier Jiménez; y del secretario de Seguridad Pública, Pedro Almazán Cervantes, Astudillo Flores ofreció trabajar “para que volvamos a la normalidad institucional escolar”.
La telesecundaria se encuentra en la colonia Frontera, ubicada a su vez en una zona muy apartada atrás de Renacimiento, con calles por lo general sin pavimentar, y grandes huertas. A las 10 de la mañana, en que concluyó el evento oficial, las calles lucen vacías y la mayoría de las casas permanece cerrada.
Un padre de familia que se le acercó al gobernador le explicó que la gente ahí ya no puede salir a comprar a la tienda a las 7 de la noche por la inseguridad. Otra madre le explicó que ya ha habido tres incursiones de hombres armados a la misma escuela.
En marzo pasado, la telesecundaria cobró relevancia nacional e internacional porque un grupo de cuatro individuos se introdujo al plantel a través de la valla metálica que lo rodea, y juntó a maestros y alumnos en el patio. Ahí, los presuntos delincuentes les dijeron a las mujeres que se hicieran una cola y usando tijeras podadoras y un machete, les cortaron el cabello a 20 niñas y a una maestra.
Eso ocurrió justo unos dos o tres días antes de que iniciara el período vacacional de Semana Santa, y a raíz del incidente, las clases se suspendieron. Hoy, algunas niñas que iban con el pelo rapado andaban temerosas. Una de ella explicó que tenía miedo de volver a pisar la escuela, a pesar de ver a tanto policía y tanto soldado resguardándolo. Recordó que el día en que le cortaron el cabello, y no pudo evitar soltarse a llorar.
En este plantel estuvo el gobernador. “Hemos querido estar en este lugar por razones obvias y como les decía, he tenido oportunidad de transitar en las calles, lo platicaba hace un momento con las maestras, con las señoras, quiero decirles que me comprometo con ustedes que vamos a ir arreglando algunas calles, vamos a ir tratando de hacer en los próximos tiempos y espero venir nuevamente el próximo año”, ofreció.
Se comprometió a arreglar algunas calles y a construir una barda perimetral en la escuela. “Tenemos -dijo- que hacer en la idea de mejorar las condiciones de esta institución y por supuesto muy atentos a que lo que sucedió no vuelva a suceder”.
Entre el momento en que terminaba el evento y el gobernador se despedía, madres y padres de familia hablaban con reporteros. Pedían no mencionar sus nombres, por temor, pero también por indignación porque, dijeron, llevan años pidiendo atención y nadie les responde nada. El tema de la barda perimetral es prioritario, sin embargo nunca ha sido atendido. Un padre de familia dijo que la delincuencia está tan desatada en ese lugar, que hasta el servicio de taxis colectivos les han quitado los delincuentes. Hasta la telesecundaria viajaron de otras escuelas. Por ejemplo, la primaria bilingüe Cuitláhuac, que se hizo presente con su directora y un grupo de madres de familia, para pedirle ayuda el gobernador pues, dijeron, tienen 25 años funcionando y nunca ha habido seguridad.
El gobernador les explicó lo que se pensaba hacer para atender el problema en la zona, y sobre todo les dijo que habría seguridad policiaca y militar.
-Pero luego se van, están un rato y se van –dijo una madre.
-Esperemos que no –reviró el gobernador.
La policía preventiva, le explicaron al mandatario, nunca hace rondines por el área.
Cuando todo terminó, el gobernador se retiró con su comitiva y el secretario de Educación se quedó otro rato con los padres. Solo unos minutos después, los carros militares también se fueron, levantando el polvo por las calles de tierra.
La telesecundaria regresó así, otra vez, a su “normalidad institucional escolar”.