SARA LOVERA /SemMéxico
* Mal haría el gobierno si intenta nuevamente restringirlos y pensar en una estrategia equivocada
* Junto con los centros de atención externa salvan vidas, detienen los asesinatos de mujeres
Ciudad de México, diciembre 2019
En estos días la Red Nacional de Refugios cumple 20 años desde que comenzaron a organizarse feministas y mujeres para refugiar a quienes estaban en peligro por su situación de violencia. Una acción que seguramente ha salvado muchas vidas, una iniciativa de gran calado. Atentar contra ella, como dijo ayer la doctora Marcela Lagarde, es impropio de cualquier gobierno, pero mucho más si se trata de un gobierno democrático y de izquierda.
En su momento, por abril pasado, cuando se intentó quitar los recursos gubernamentales a la Red Nacional, el Instituto Simone de Beauvoir consideró que la situación de violencia que padecen las mexicanas no se resuelve con la entrega de apoyos directos; además, la utilidad de este tipo de albergues ante la situación de feminicidios que enfrenta el país es clave. La batalla para mantenerlos a flote ha sido sustantiva, miles de mujeres necesitan ayuda. No era viable la decisión gubernamental de eliminarlos y decir que este gobierno se haría cargo, de algo para lo que no tiene cómo.
Hoy, meses después, tras reclamos y explicaciones, hay pendientes y la demanda es clara. Que el Ejecutivo y la Secretaría de Hacienda y Crédito Púbico no disminuyan el monto presupuestado para los Refugios y sus Centros de Atención externa, lo que no está claro.
Que los Refugios accedan efectivamente al 100 por ciento de los recursos etiquetados y que el recurso del PEF2020 para Refugios para mujeres víctimas de violencias y, en su caso, sus hijas e hijos, sea exclusivamente para estos en cumplimiento a la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia.
Por lo tanto, que no se utilice de este presupuesto para ninguna estrategia presentada por la 4T, ya que esto pondría en riesgo a los Refugios que han mostrado su efectividad por más de 25 años. Nadie atina a comprender cómo surgió la idea malhadada de cerrarlos o ahorcarlos por falta de recursos.
Y es que, aunque los recursos fueron etiquetados en la Secretaría de Salud, fue la Secretaría de Gobernación la que asumió que generalizaría un modelo de atención llamado Puerta Violeta, mientras que la red especificó que toda nueva estrategia debe de ir acompañada de presupuesto específico de lo contrario se vuelve inoperable.
Casi todos los refugios, hace más de una década fueron iniciativas civiles. Ahí, en la práctica se elaboraron métodos, modelos, estrategias y una visión de compromiso que no pueden tener, de golpe y porrazo personal burocrático. El objetivo central fue de principio a fin la atención, con calor y solidaridad a mujeres en situación de violencia. Su meta: salvar vidas.
Al comienzo de esta administración los refugios fueron considerados cosa menor. Para la Red Nacional y las organizaciones que les dieron vida había gran peligro. Los recursos fueron retenidos, como sabemos todo ello bajo el supuesto presidencial de que las organizaciones de la sociedad civil no son confiables. Llegó a prohibir que se canalizaran recursos a todas y cada una de la OSC, a pesar de la ley y no obstante los beneficios que esas organizaciones han dado a miles de personas, en este caso, a las mujeres, sus hijas e hijos.
Así desapareció un programa completo llamado Proequidad que tenía como objetivo apuntalar a pequeñas organizaciones en todo el país que llevan alivio a esas mujeres que más preocupan a la 4T, las pobres y marginadas. Más de 300 millones de pesos se canalizaron a las instituciones oficiales de política de género en las entidades de la República, seguro serán importantes, esas instituciones siempre tienen muy poco para operar. No obstante, hay una idea muy confusa sobre el trabajo y desarrollo de las organizaciones feministas.
En los refugios, además, durante estos años donde se hizo visible la violencia contra las mujeres, también evidenció cómo el Estado fue rebasado. Muy pocos refugios oficiales o directamente promovidos los gobiernos tuvieron éxito y resultados.
Los refugios desarrollan acciones de prevención de la violencia, difusión y promoción de los derechos humanos, la igualdad de género, el acceso a la justicia y el empoderamiento de las mujeres.
En marzo pasado, ADNPolítico reportó que la incertidumbre sobre qué pasará con los refugios para mujeres víctimas de violencia y sus hijos provocó reclamos al gobierno federal, por parte de quienes consideran que la actual administración no resuelve el problema de fondo y abre la puerta a más feminicidios.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que los apoyos económicos para estos lugares serán entregados por la Secretaría de Gobernación (Segob) de manera directa a las mujeres, mientras que, desde las redes oficiales gubernamentales y el secretario de Salud, Jorge Alcocer, sostuvieron que los recursos para estos sitios están garantizados. Y eso calmó los ánimos. No obstante, la situación sigue en peligro.
La activista Wendy Figueroa, quien diseña políticas públicas con perspectiva de género, señaló de igual manera que el enfoque asistencialista no resuelve de fondo la problemática de la violencia contra las mujeres. Y este es un asunto serio.
Todo ello, no obstante, no puede empañar la celebración de los 20 años de esta tarea. Una, aunque parezca increíble es una política pública que salva vidas, previene feminicidios y restituye derechos. No se puede poner en riesgo la vida de las mujeres y pensar en el asistencialismo.
Las voces de apoyo a la Red Nacional de Refugios se han ido sumando. Sin duda, dentro de algunos y algunas funcionarias el tema está claro y podríamos pensar que en 2020 los regateos cesarán.
Y no se trata solo de las iguales. ONU Mujeres señaló también la importancia de que el Estado mexicano respalde este tipo de centros para la atención especializada de las mujeres que sufren violencia.
Hoy, cuando en este marco de los 16 días de acción para eliminar la violencia contra las mujeres, todo mundo está de acuerdo en la importancia de contar con servicios especializados apropiados para la atención a mujeres víctimas de violencia, como los servicios de refugio.
Además, que su funcionamiento es una disposición que está en concordancia con lo establecido en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que instituye como una de las obligaciones del Estado promover la creación de este tipo de centros.
La Red Nacional de Refugios —integrada por 41 refugios y 39 centros de atención externa— estuvo siempre al frente para solicitar al gobierno federal rectificar su decisión y respetar los tratados internacionales en la materia.
En cuando al cambio de estrategia, pensando que la entrega de dinero de manera directa a las víctimas, era un desatino. Se rectificó. Y hoy esa preocupación que se ha manifestado en todos los frentes, en el Congreso, especialmente en el Senado de la República, que se expresa en todo el mundo, esa que apenas anteayer la responsable de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres CONAVIM, Candelaria Ochoa Ávalos destacó que una prioridad es la prevención, tres veces lo dijo, haría incongruente cualquier decisión equivocada en 2020.
Ojalá que se mantenga la rectificación, se entienda el valor de este trabajo y todas abracemos a quienes han sido capaces de ofrecer y mantener estos refugios, que, para conocimiento de la 4T, viene de una tradición humanística que data de la época colonia, como documenta la doctora Josefina Muriel, en su libro célebre Los Recogimientos de Mujeres.
Veremos
Este artículo se publicó con la autorización expresa de su autora. El original puede consultarse aquí.