ROBERTO RAMÍREZ BRAVO /
Acapulco, 12 de julio de 2020. Si algo causó una especie de revuelta en los ámbitos políticos de Guerrero fue el anuncio del regreso de Félix Salgado Macedonio a su curul en el Senado, mes y medio después de que había pedido licencia (el 15 de mayo) y a unos días de que se le había concedido.
La primera reacción se desató en las redes sociales el mismo día en que se dio a conocer. De por sí, la solicitud había generado abundante ruido; pero se estimaba algo hasta cierto punto natural dado que él ha sido mencionado en todas las encuestas como el mejor posicionado en pos de la candidatura a gobernador de Guerrero en 2021, y solicitar licencia era como la confirmación de que ya se aprestaba a competir.
Su regreso, entonces, fue tomado como lo contrario: “ya sentaron al Toro”, dijeron los primeros. «Ya le dijeron que no será el candidato y, en consecuencia, decidió regresar al cobijo de su curul en el Senado. Se acabaron las aventuras, lo disciplinaron». Incluso columnas de periódicos de la Ciudad de México se hicieron eco de esta versión.
Félix Salgado respondió en sus redes sociales de una manera un tanto críptica, quizá por el hecho de que legalmente no puede reconocer que estaría luchando por la candidatura: “Relax, relax, relax…”, y anunció un recorrido por La Montaña como senador. La respuesta confundió más, porque en ella acentuó su carácter de legislador, contra lo que algunos esperaban, que aludiera a la candidatura.
En una entrevista ese mismo día, el 8 de julio, que publicamos en La Plaza, explica un poco más: decidió regresar, dijo, porque viene el momento de los debates intensos en los que la oposición PRIANRD centrará sus esfuerzos en atacar al presidente López Obrador y se requiere estar en la trinchera. “Ni modo que estén atacando al presidente y yo sentado en una hamaca, ¿verdad?”, señaló.
Luego vino Ricardo Monreal, el coordinador de la Junta de Coordinación Política del Senado, a través de un video, a explicar que fue él quien le pidió regresar porque “lo necesitamos” y al cabo, dijo, para el proceso en Guerrero todavía falta tiempo.
Lo cierto es que los otros aspirantes se empezaron a mover. De Luis Walton, circuló una fotografía donde él y Félix Salgado se dan la mano, con un texto de que este renuncia a su aspiración, en favor del empresario. Los seguidores del delegado federal Pablo Amílcar Sandoval, hicieron correr rápido la versión de que, salido Félix de la competencia, él era el candidato natural; y otros dijeron que lo que le habían dicho al legislador en la Ciudad de México, es que sería una mujer quien llevaría la candidatura, y desde luego, unos se decantaron por la alcaldesa Adela Román, otros juraron que ya hay acuerdo del dirigente nacional del PT, Anaya, para llevar en Guerrero a Beatriz Mojica, y los que insisten en que la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, será la abanderada.
¿Pero qué es lo que pasó en realidad? Hasta donde se ha podido recabar información, es como dice Monreal: citó a Félix Salgado y a otros cuatro senadores que también tienen aspiraciones en sus estados y les pidió regresar. Morena, les explicó, en esos momentos no resolvía aún la renovación de su dirigencia, lo que impidió que en junio se reuniera el órgano encargado de la definición de candidaturas, y, por tanto, la actividad electoral podría venir empezando a finales de año. No era necesario estar tanto tiempo fuera del Senado, y menos cuando se esperaba un período extraordinario y un período ordinario llenos de confrontaciones con la oposición. No se valía, pues, dejar solo al presidente en este momento. Y los senadores, entre ellos Susana Harp, de Oaxaca, y Félix Salgado, volvieron al redil, o a la curul, como sea.
A despecho de quienes ya dan por hecho la salida de Félix Salgado de la contienda interna, habría que decir que es algo difícil que ocurra. No que sea imposible, pero sí difícil. Hay razones: él es hasta ahora el mejor posicionado en todas las encuestas, y eso no significa que sea solo el más conocido, como sugieren sus adversarios, pues las mediciones no son para ver a quién conoce más la gente, sino para ver por quién votarían. Así, en una medición interna, tendría la posibilidad de arrasar a sus compañeros de partido. Pero, además, las encuestas dicen que Félix Salgado lleva delantera incluso frente a aspirantes de otros partidos, lo que sumado a la delantera que tiene Morena, su candidatura sería eventualmente triunfadora.
Por ello no es creíble que le cierren el paso sin siquiera competir, y que él lo acepte. Tampoco hay razón para creer que López Obrador vaya a guiarse privilegiando un sentido de amistad para designar, sin otro argumento, a cualquiera de los otros aspirantes, y dejarlo fuera; pues en ese mismo caso, Félix Salgado estaría en el mismo nivel o aun mejor que sus compañeros aspirantes. No hay que olvidar que Salgado y López Obrador han caminado muchos años de la mano, cuando el guerrerense fue candidato a gobernador en 1999, su coordinador de campaña fue López Obrador, pero antes estuvieron juntos en los pozos petroleros de Tabasco, con los barrenderos, en el éxodo por la democracia y en mucho más.
Al final, pudiera ser que estas anécdotas ni siquiera cuenten. Pero hay un hecho cierto en todo esto: si todavía no son tiempos de definir candidatos o candidatas a la gubernatura de Guerrero, también es muy temprano para dar por hecho que uno de ellos -precisamente quien lleva la delantera- ya salió de una contienda que ni siquiera ha comenzado.