*Si no se logra deconstruir la visión colonial impuesta, no sirven de mucho los festejos anuales que el gobierno convoca para celebrar que en México tenemos 68 formas para decir “corazón” o “luna”
KAU SIRENIO /
A 21 años de que Bangladesh propuso la iniciativa en la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para que se celebrara el Día Internacional de la lengua materna cada año, esto cobró relevancia hasta en 1999 y a partir de ahí se ha observado en todo el mundo desde 2000. En este lapso, muy poco se ha avanzado en la materia, de hecho, la barrera entre la lengua dominante contra la minoría es cada vez más estrecho. Así lo exhibe esta pandemia de la covid19.
El tema del Día Internacional de la lengua materna 2021 es “Fomentar el multilingüismo para la inclusión en la educación y la sociedad, reconoce que las lenguas y el multilingüismo pueden fomentar la inclusión, y que los Objetivos de Desarrollo Sostenible se centran en no dejar a nadie atrás”, se lee en el portal de la Unesco.
A pesar de que la Unesco ha manifestado la importancia de la diversidad cultural y lingüística para las sociedades sostenibles, México ha hecho muy poco para construir una sociedad plurilingüe que incorpore a los demás sin que la cultura dominante se imponga contra la minoría, así como trabajar para preservar las diferencias de culturas e idiomas que fomentan la tolerancia y el respeto hacia los otros.
“La diversidad lingüística se encuentra cada vez más amenazada con un mayor número de lenguas que desaparecen. Cada dos semanas, como promedio, una lengua desaparece, llevándose con su desaparición todo un patrimonio cultural e intelectual” argumenta la Unesco con motivo de esta celebración.
La agencia de la ONU plantea que gracias a la comprensión de la importancia que tienen las lenguas maternas, se han alcanzado logros en materia de educación plurilingüe basada en éstas, en particular desde los primeros estudios y el compromiso cada vez mayor de que evolucionen en la esfera pública del mundo.
En México, sin embargo, se evidencia el desinterés que el Estado mexicano tiene con las poblaciones indígenas y su lengua. La dirección de educación indígena de la Secretaría de Educación Pública sigue con el mismo modelo arcaico diseñado para los niños indígenas y la valoración de su identidad lingüística.
Mientras que el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) no ha generado condiciones para que la información se difunda en lenguas indígenas. Tampoco ha contribuido a construir sociedades multilingües y multiculturales. A pesar que a través de sus lenguas, se transmiten y preservan los conocimientos y las culturas tradicionales de manera sostenible.
El problema no es tanto de forma, sino de fondo, porque si no logra deconstruir la visión colonial que se impuso en México desde que la llegada de los españoles, no sirven de mucho los festejos anuales que el gobierno convoca para celebrar que en el país tenemos 68 formas para decir «corazón» o «luna».
Así las cosas, el nuevo modelo académico debe de acompañarse con la nueva relación social, para que las lenguas maternas no solo se hablen a escondidas en la casa, sino que se hable sin temor a ser discriminados en todos los espacios públicos.
El mundo ideal ñuu savi sería que la educación -cito a la Unesco-, basada en la primera lengua o la lengua materna, debe empezar desde los primeros años de escolaridad, ya que la atención y la educación de la primera infancia son el fundamento del aprendizaje.
De ahí que este domingo 21 de febrero, los funcionarios harán lo mejor de ellos para celebrar a los indígenas muertos y a sus lenguas que agonizan. Mientras que los antropólogos, lingüistas citadinos e indigenistas portarán las mejores prendas indígenas con el fin de sentirse parte ese mundo, cuando ellos mismos han perpetuado la discriminación y el desuso de la lengua.