GABY CARMONA ASTUDILLO /
Acapulco, 14 de junio de 2022.
El ecocidio más grande lo están haciendo las mineras, eso es una gran verdad, pero también es tiempo de que la sociedad debe empezar a hacer la parte que le corresponde y comenzar a generar un cambio en el lugar donde vive.
Solo una sociedad vigilante puede evitar un posible ecocidio como el que se está registrando en los Chimalapas, entre los límites de Oaxaca y Chiapas. En Uxutlan hay una minera de Uranio, que a decir de los pobladores era del dueño de Televisa y hoy es el Slim.
Chiapas es un pedazo cultural maya, en donde nació la marimba y su selva es el pulmón verde más importante que México conserva.
Tanto en Guerrero como en Chiapas han asesinado a defensores ambientalistas, personas que buscan preservar los bosques de sus comunidades y que al hacerlo, son asesinados. La lista es enorme.
Dicen que con la reforma energética pasada se le dio carta libre para que las mineras canadienses y de Estados Unidos llegaran a los Chimalapas a generar un ecocidio. En el estado de Guerrero la situación no es tan diferente.
México está árido, se están terminando los bosques del país y esto parece que a nadie le importa.
Es la sociedad la que debe organizarse y comenzar a sembrar una planta, un árbol frente a sus casas para generar en las nuevas generaciones el hábito de sembrar, cuidar y preservar nuestros bosques, pero el gobierno debe tener una verdadera convicción ambientalista y debe exigir a todos los centros comerciales que en sus estacionamientos al aire libre coloquen árboles porque, así como retiraron los que estaban para hacer sus plazas, deben sembrar árboles para presentar el ambiente y dar el oxígeno que se necesita con urgencia.
Guerrero no escapa a la tala clandestina que se registra en cascada, un problema añejo en donde anteriores gobiernos le dieron carta abierta a los aserraderos, mientras otros lo hacen de forma clandestina, no reforestan o sustituyen el árbol que cortan, y las mineras asentadas en este territorio para la extracción de todos los metales, riqueza que se va a otros países y dejan solamente un ecocidio del que nadie se atreve a hablar.
La desforestación o deforestación (como usted guste decir) de los bosques es provocada por el ser humano y esto parece que a nadie le importa, ni al gobierno que es protector de las grandes mineras y la que autoriza el corte de árboles a los aserraderos y el que se hace de la vista gorda con los talamontes por así convenir a sus intereses económicos (siempre), ¿y saben a quién les importa menos? A los que viven en la ciudad.
No hay en el grueso de la sociedad un sentido ambientalista, porque si lo hubiera, no mandarían a retirar los árboles que tienen frente a sus casas y ni pensar en sustituirlos, no, solo retirar para evitar el problema, cualquiera que les provoque.
Aunque la selva chiapaneca no es el único pulmón verde que México tiene, a pesar de que nos dicen que cuidemos nuestro planeta seguimos causándole mucho daño.
Todo México puede volver a ser un pulmón verde, si la sociedad se organizara para defender lo que nos da vida, entonces el gobierno dejaría de estar vendiendo a las mineras, su territorio. Y si a los talamontes los metieran a la cárcel por la tala inmoderada de los bosques, y si a los aserraderos se les supervisará con estricto apego a la Ley, otro gallo cantaría.
Como ciudadanos podemos empezar a cambiar la mentalidad, por ejemplo podemos dejar de tirar la basura en la calle (el gobierno por su parte se debe comprometer a mandar el carretón de la basura en días y horarios específicos, y los chóferes respetar sus rutas, no salirse de ellas para ir a las rutas que les sean más redituables económicamente), no tirar el escombro en la calle, lo que deben hacer es pagar para que sea llevado a un relleno o a un lugar determinado, empecemos a trabajar desde casa a reciclar, a reutilizar y a trabajar en la reforestación de nuestro entorno.
Empezar a despertar y ser amigable con nuestro medio ambiente, es el momento de poner manos a la obra. Antes de que sea demasiado tarde.
