• Interpretaciones apocalípticas resurgen tras la muerte del Papa Francisco, pero no resisten el contraste con los hechos
REDACCIÓN /
Acapulco, 22 de abril de 2025. La reciente muerte del Papa Francisco encendió, de nuevo, las especulaciones sobre profecías apocalípticas, especialmente aquellas atribuidas a personajes como Nostradamus y a San Malaquías. En redes sociales, foros y grupos de WhatsApp, el nombre del llamado “Papa Negro” ha reaparecido como señal de un presunto fin de los tiempos. Sin embargo, un análisis de los textos originales y del contexto actual del Vaticano revela que se trata más de mitología moderna que de realidad.
Las llamadas Centurias de Nostradamus, escritas en el siglo XVI, están compuestas por cuartetas enigmáticas y ambiguas. Como señala la Encyclopedia Britannica en su artículo “Nostradamus and His Prophecies”, el estilo críptico de sus textos ha dado pie a múltiples interpretaciones, muchas de ellas moldeadas para coincidir con eventos históricos después de que estos ocurren. En ninguna parte de sus escritos aparece de forma literal el término “Papa Negro”. De hecho, este concepto ha sido asociado equivocadamente con diversas ideas, desde un pontífice de piel oscura hasta el Superior General de los jesuitas, tradicionalmente vestido con sotana negra y conocido informalmente como el “Papa Negro”.
Por otro lado, la llamada Profecía de los Papas, adjudicada a San Malaquías en el siglo XVI, presenta una lista de 112 lemas crípticos, supuestamente vinculados a cada Papa hasta el fin de los tiempos. El último lema, Petrus Romanus (“Pedro el Romano”), ha sido interpretado como señal de un pontífice final antes del apocalipsis. No obstante, historiadores como John Hogue y Bernard McGinn han señalado que el texto es una falsificación del siglo XVI, concebida para influir en el cónclave de 1590.
Uno de los argumentos más sólidos que ponen en duda la autenticidad de la “Profecía de los Papas” es su aparición repentina en 1590, justo en el contexto del cónclave que eligió a Urbano VII, el papa con el pontificado más breve de la historia (13 días). Estudios como los del historiador Claude-François Menestrier, sostienen que el texto fue fabricado para favorecer a Girolamo Simoncelli, un cardenal vinculado a intereses españoles. Tras la muerte de Urbano VII, un segundo cónclave eligió ese mismo año a Gregorio XIV, en un proceso también conocido por estar lleno de tensiones geopolíticas. Por ello se refuerza la tesis de que el documento tenía una finalidad política.
En contraste con estas versiones esotéricas, el panorama actual dentro del Vaticano muestra un proceso sucesorio basado en consideraciones teológicas, geopolíticas y pastorales. Entre los cardenales que han sido mencionados como “papables” destacan figuras de África y Asia, reflejo del crecimiento demográfico de la Iglesia en estas regiones.
De acuerdo con un análisis de Axios, las regiones de Asia y África son cruciales en la configuración del futuro de la Iglesia.

Cardenal Peter Turkson
Originario de Ghana, ha ocupado cargos importantes en el Vaticano y es considerado un posible sucesor del Papa Francisco.
En este contexto, algunos de los cardenales considerados como posibles sucesores del Papa Francisco incluyen al ghanés Peter Turkson, respetado por su enfoque en la justicia social y el medio ambiente; al guineano Robert Sarah, de postura litúrgica conservadora; y al filipino Luis Antonio Tagle, cercano a las reformas impulsadas por Francisco. Aunque Peter Turkson y Robert Sarah son de ascendencia africana, su inclusión entre los llamados papables responde a sus trayectorias dentro de la Iglesia, no a profecías.

Cardenal Robert Sarah
Procedente de Guinea, es conocido por su enfoque conservador y ha sido Prefecto de la Congregación para el Culto Divino.
Como señala el teólogo Massimo Faggioli en Commonweal Magazine, “el futuro del papado no puede leerse en clave de profecía, sino de discernimiento eclesial”.

Cardenal Luis Antonio Tagle
Filipino, ha ganado notoriedad por su carisma y cercanía con las enseñanzas del Papa Francisco
La elección del próximo pontífice será definida por 120 cardenales electores, quienes deliberarán en el Cónclave bajo estrictas normas de confidencialidad.