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ROGELIO HERNÁNDEZ LÓPEZ    /

 

Ciudad de México, 02 de agosto de 2021. 

Demasiada gente pregunta si existe otra causa de la confrontación entre el Presidente de la República con algunos medios de comunicación privados y decenas de opinadores. Efectivamente, son dos causas íntimamente ligadas:

La más visible es la reducción del gasto público federal en publicidad en 75 por ciento durante los tres años del actual gobierno, al no seguir erogando los mismos montos del total ejercido en 2018, el último año de Enrique Peña Nieto. Con tres drásticos recortes se han dejado de pagar aproximadamente 20 mil 032 millones 425 mil pesos a unos 397 medios privados. Ese es un motivo de la evidente separación.

La otra causa es de fondo, — y en los medios privados no se acepta abiertamente–: es la disputa por el control del aparato de la comunicación política como herramienta de dominación ideológica entre los representantes de las fuerzas del régimen neoliberal contra el proyecto de la 4T.

 

Lo que se gastaba

El 28 de julio reciente Andrés Manuel López Obrador insistió que muchos medios están enojados porque ya no se destinan cantidades multimillonarias en contratos de publicidad y afirmó que “durante el sexenio de Enrique Peña Nieto el gobierno federal gastó 10 mil millones de pesos anuales en ese rubro”. En esa cantidad no fue preciso.

La información oficial indica que en 2018 ocurrió el gasto más alto de todo el sexenio de Peña Nieto, con un ejercicio de 8,988 millones de pesos de pesos en comunicación social (publicidad), incluido lo erogado durante el proceso electoral federal de ese año.

Diversos cálculos del gasto publicitario en el sexenio anterior oscilan entre 18 mil millones y 24 mil millones de pesos, por el gasto reportado y por el disfrazado. De todos modos, era mucho dinero.

Pero ¿cuánto es lo que han dejado de ingresar alrededor de 397 medios por eso que oficialmente se llaman Presupuesto en Comunicación Social desde que asumió la Presidencia López Obrador?

 

Ahorro mayor a los 20 mil millones

En el primer año de López Obrador (2019) se redujo casi a la mitad el presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados respecto del gasto total ejercido en 2018 en Comunicación Social del gobierno federal. Y se ejerció mucho menos.

En 2020 volvió a achicarse ese presupuesto otra mitad respecto a 2019 y según los reportes de ejercicio se gastó todavía menos.

Para 2021 se registró una alza en el total autorizado por el Congreso y fue casi el doble de 2020. Pero, de acuerdo con lo ejercido en el primer cuatrimestre (de enero a abril) se puede proyectar un escenario en el cual el total para todo 2021 sería de apenas la mitad de lo autorizado.

Lo destacable en este ejercicio numérico es que, en los tres años del gobierno de AMLO, al terminar 2021 sólo habría ejercido 6 mil 931 millones 575 mil pesos, un 25.5 por ciento de lo que se habría gastado de continuar con montos anuales similares a los de 2018. El ahorro pues, será probablemente de 20 mil 032 millones 425 mil pesos.

Para contrastar, el monto total de lo que no erogará en publicidad el gobierno federal en tres años casi alcanzaría para cubrir los gastos que hará en 2021 la Universidad Nacional Autónoma de México en educación superior (22 mil 69 millones de pesos).

Son más de 20 mil millones los que no tuvieron de ingresos los 397 medios privados que estaban registrados como proveedores de servicios publicitarios en 2018. (Ver cuadro).

El fondo

La confrontación sigue álgida y probablemente no menguará a pesar de que el gasto publicitario no desapareció y que seguirá siendo muy alto porque casi alcanzará los 7 mil millones de pesos en los tres años del gobierno de López Obrador. Hay otra causa en el fondo, porque las batallas también son por el control del sistema de información como parte del aparato político ideológico del Estado.

En una de las obras más famosas del filósofo Louis Althusser se definen mejor los llamado aparatos ideológicos de Estado que son los que reproducen las relaciones del modo de producción, es decir, “las relaciones liberales capitalistas de explotación”. Estos aparatos, se precisa, son distintos a los aparatos represivos del Estado (fuerzas armadas) porque actúan en tiempos de paz. (ALTHUSSER, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacan, Nueva Visión, Buenos Aires, 1988)

Estos aparatos ideológicos o sistemas, según su enumeración, son: los de las distintas Iglesias, las «Escuelas”, públicas y privadas, el jurídico, el político del cual forman parte los distintos partidos, el sindical, los de áreas de la cultura (literatura, artes, deportes, etc.) y el sistema de información (prensa, radio, TV y demás). Este último, en las sociedades occidentales es el más influyente por la velocidad y capacidades de trasmisión.

“Cada uno de ellos (los sistemas) concurre a ese resultado único de la manera que le es propia: el aparato político sometiendo a los individuos a la ideología política de Estado, la ideología «democrática», «indirecta» (parlamentaria) o «directa» (plebiscitaria o fascista); y el aparato de información atiborrando a todos los «ciudadanos» mediante la prensa, la radio, la televisión, con dosis diarias de nacionalismo, chauvinismo, liberalismo, moralismo, etcétera.”

Y en esos ámbitos ocurre esta confrontación. Ese sistema se disputa entre algunos medios y opinadores con López Obrador. Quieren el orden anterior, el orden que esos sistemas ideológicos ayudaban a mantener.

Quien subvierte el orden establecido, todavía de manera pacífica y con instrumentos del sistema anterior, es el gobierno de López Obrador al modificar bases jurídicas fundamentales y políticas públicas que comienzan a cambiar el tipo de relaciones en todas las áreas de los llamados aparatos ideológicos, muy marcadamente en el sistema de información.

El mercado de la información y la publicidad ha sido trastocado severamente, no solo por los cambios tecnológicos y de modelos de mercado, sino también por el ajuste draconiano en el gasto del gobierno federal.

Los grandes medios y muchos opinadores, que eran los más beneficiados por aquel gasto monumental, en los hechos muestran que quieren el regreso del régimen de conveniencias mutuas que fomentaba la visión de libre mercado de la ideología neoliberal. Se oponen a que el Estado sea regulador en el aparato de la información, pero en específico identifican al gobierno de López Obrador como lo que ha mostrado ser en tres años, el mayor subvertidor de aquel régimen.

 

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