Chilpancingo, 16 de mayo de 2017. El Congreso del Estado exhortó al Ejecutivo federal para que solicite al secretario de Desarrollo Social que los 1, 200 comedores comunitarios que hay en Guerrero, se supervisen en forma exhaustiva, para que se eliminen deficiencias y se logre operar conforme a las disposiciones federales.
La propuesta presentada por la diputada Eloísa Hernández Valle también exhorta al titular del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), para que se evalúe la correcta ejecución de los programas sociales implementados por la Secretaría de Desarrollo Social federal en el estado, así como el impacto que éstos han tenido en la disminución de la carencia alimentaria en las comunidades de alta y muy alta marginación.
La también presidenta de la Comisión de Desarrollo Social dijo que como representantes populares no se puede ser omisos ante la inadecuada operación de los comedores comunitarios que operan en la entidad, ya que cada uno tiene asignada la cantidad de $79,569.60 (setenta y nueve mil quinientos sesenta y nueve pesos) para su operación y correcto funcionamiento durante un mes, lo que evidentemente no sucede, porque sólo se entregan productos que carecen de calidad nutricional.
Señaló que los funcionarios federales han dado poca importancia a la funcionalidad de estos programas sociales, los cuales no cumplen con el objetivo de mejorar la vida de mujeres, niños y ancianos, quienes como beneficiarios directos deben recibir alimentos nutritivos, no sustancias que los acercan más a la obesidad, hipertensión, diabetes y otras enfermedades.
Hernández Valle dijo que es urgente que los responsables del programa de comedores comunitarios atiendan las quejas que se han dado a conocer por habitantes de distintas comunidades de Guerrero, como la falta de calidad en los alimentos enlatados, grasas saturadas y bebidas procesadas altamente azucaradas.
Asimismo, hay omisión en la implementación de los huertos de traspatio y un cobro excesivo de los platillos que ahí se proporcionan, así como manipulación de algunos encargados de los comedores comunitarios para hacer del programa un negocio personal de expendio de comida a cualquier persona, sin priorizar la lista de beneficiarios de la comunidad.