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RAÚL SUÁREZ MARTÍNEZ   /

Chilpancingo, 06 de junio de 2022.

Durante todos estos años y, se acentúa cuando hay procesos locales electorales, medios de comunicación, portales, perfiles reales o falsos en redes sociales se encargan de difundir la especie de que ya nadie quiere al presidente de la República Andrés Manuel López Obrador; la más pequeña pifia del presidente o su gabinete (que no son infalibles) la magnifican, pensando que su sola voz van incendiar la pradera dominada por Morena.

La realidad les golpea una y otra vez la cara, los pone en su lugar. Hay que admirarles sin embargo que, a pesar de todo esto, mantienen su línea de golpear, burlarse, memelizar al presidente y su partido, aún y cuando saben que sus comentarios o publicaciones cuando mucho alcanzan 5 o 6 vistas y siempre los mismos, es claro que son personalidades que no tienen incidencia en la conciencia ciudadana.
En el proceso electoral en los estados del día 5 de junio, apostaban, a pesar de que las encuestas les decían que Morena y sus candidatos y candidatas saldrían triunfadores en la mayoría de los espacios en competencia. Los dirigentes de la alianza Va por México han salido a dar la cara con una sonrisa forzada diciendo que el proceso electoral es una derrota para Obrador, dado que, no lograron tener el 6 de 6 en las elecciones estatales, tomando en cuenta que “solo” lograron ganar en cuatro estados, Hidalgo, Quintana roo, Tamaulipas y Oaxaca. Derrotamos a Morena, dicen, le ganamos dos estados, perdón, esos estados les pertenecían de por si; Morena no gobernaba ningún estado de estos; entonces, ¿quien los perdió, quien los ganó?, porque dicen que ganaron Durango y Aguascalientes, pero ya eran suyos, ya los tenían, lo alcanzaron a mantener, como lo hayan hecho.
Es una extraña manera de la sociedad de no querer a Morena y a López Obrador, presidente de México: no te quiero, le dicen, y con el voto le dan más y más poder.
La actual posición no se semeja en nada a la vieja oposición que dio origen en su momento al PRD y actualmente a Morena, la vieja izquierda tenía principios, ideología e ideólogos, organización, tenía metas, objetivos que se vinculaban a la sociedad. Lo que existe actualmente, no estoy convencido que se pueda llamar oposición, es una mezcolanza de organizaciones políticas que van desde la extrema derecha fascista del PAN, el nacionalismo revolucionario del PRI que solo institucionalizó el robo a la nación y la extraviada ideología del PRD que, vino a destruir lo poco de izquierda que existía.
Estos viejos partidos se han quedado con una falsa estructura, la gente ya nos los sigue por convencimiento, en el peor de los casos, acude a sus eventos por conveniencia política pero, al momento de depositar el voto, lo hace conscientemente por otra opción, son tan soberbios que piensan que, el solo hecho de juntar sus siglas políticas, de manera automática le van a ganar a Morena. No se han dado cuenta que, en la mayor parte de los estados, este partido obradorista no está constituido como tal, ni ideológica y estructuralmente, ni como maquinaria electoral. Morena llega a los procesos electorales como un movimiento fuerte que sobrepasa a cualquier partido; esta debilidad programática, no la entiende el PRIANRD.
Morena no tiene contrincante enfrente, no hay una candidatura fuerte que lo ponga en aprietos, de hecho, en este momento el único contrincante fuerte, quien puede poner en predicamento a Morena es la misma Morena. Cuidar la unidad, guardar los egos y, poner la mira en lo que necesita el país en continuidad política, serán claves para que el partido formado por López Obrador, siga en el poder, más que merito total de este último partido, es mérito de esa mal llamada oposición que no logra ser una verdadera opción electoral.
Mientras, hay que tratar de entender esta extraña manera de no querer al Presidente de la Republica y a su partido.

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