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ROBERTO RAMÍREZ BRAVO     /

 

Acapulco, 14 de abril de 2021.

Félix Salgado Macedonio dijo, en plena batalla por que el INE le devolviera la candidatura al estado de Guerrero que le había quitado, que no había plan B: el único plan era el regreso de esa candidatura.

Ahora que el INE dos veces se la quitó, resulta que sí había un plan B. Este consistía en la impugnación al TEPJF. A la espera de lo que resuelva el tribunal, Salgado Macedonio ha vuelto a decir que no hay plan B, que está seguro de que la candidatura le será devuelta.

Pero la vida es caprichosa, y a nadie escapa que la resolución del tribunal es inapelable, y por tanto, si falla en contra, simplemente Salgado Macedonio no será gobernador. Ante eso, han surgido algunas versiones de plan B. Una dice que ya hay una propuesta para sucederlo en el cargo: su hija Evelyn, pero ella ya salió a desmentir esa versión y a insistir en que no hay ningún plan B. Bien, asumámoslo: no hay plan B. Pero si lo hubiera, y fuera como se está planteando, sería algo que Morena abrazaría con ganas, pues Evelyn sumaría, a las simpatías que ahora tiene su padre, las propias que ella tiene entre la gente. Evelyn es una mujer inteligente, joven, con amplias relaciones políticas que heredó del padre y otras que ha construido por ella misma. A Morena, eso le garantizaría el triunfo sin lugar a dudas.

Pero, ¿qué pasaría con Félix? El siguiente escenario no es una predicción, es solo una hipótesis que surge del análisis de la situación política actual. Si ocurriera lo dicho antes, el Toro no se quedaría a gobernar atrás de su hija, como algunos creen; ni esperaría a sustituirla, como otros sugieren.

Lo más probable es que Félix Salgado asuma otras causas. Una de ellas, posible, sería cumplírsela al INE. “Va a caer, va a caer, el INE va a caer”, ha dicho Salgado en la Ciudad de México, secundado por cientos o miles de gargantas. ¿Qué pasaría si en lugar de ponerse a rumiar su derrota se levanta y decide empezar a recorrer el país para hacer conciencia entre la gente de que el INE dejó de cumplir con el objetivo para el que fue creado; o para organizar la defensa de la 4T ante una oposición que no ha dejado gobernar al presidente? Imaginemos a Félix Salgado llegar a Michoacán, a Veracruz, a Tabasco, a Chiapas o Oaxaca, pero también en los estados del norte. ¿Cómo lo recibirían?

En el plantón del INE había gente de varios estados, de la ciudad de México y del Estado de México, no solo de Guerrero. Lo más probable es que por allá lo reciban con expectativas, por decir lo menos… como recibieron en 2006 a López Obrador.

Salgado Macedonio sobrevivió a una intensa guerra sucia en su contra. Lo sacó del atolladero el apoyo de la gente, que asumió que las denuncias eran un plan tramado para sacarlo de la jugada. Cuando, después de que Salgado parecía inamovible, el INE decidió quitarle la candidatura, quedó a los ojos de muchos, muy claro el objetivo de todo.

La forma evidentemente parcial en que los consejeros se fueron contra él, pero dejaron pasar sin pena a muchos otros que tampoco entregaron informes de gastos, evidenció que se trataba de dejarlo fuera. Una consejera dijo que en Guerrero solo el PRS había entregado esos informes, pero no se le quitó el derecho de ser votado a nadie más que a cuatro morenistas. Entonces sus bonos subieron. Si habían caído por las denuncias, con la actuación del INE su popularidad rebasó los 50 puntos. Al serle arrebatada por segunda vez la candidatura, siguió subiendo.

Si Félix Salgado empezara a recorrer el país empezaría a ser recibido en los municipios como lo fue López Obrador en su momento. Por eso nada debería extrañar que, si no apareció en la boleta de 2021, sí lo hiciera en la de 2024.

Tal vez el encono hacia el de las Querendas es porque es el que más se parece a López Obrador, en cuanto a su capacidad para movilizar a las masas. Ni Monreal, ni Sheinbaum, ni Ebrad tienen ese magnetismo hacia las multitudes. El Toro, como él mismo se hace llamar, ha atraído la atención de medios internacionales como El País, The New York Times, entre otros, y no se diga de la prensa nacional, que primero se desvivió por atacarlo y ahora no sabe bien cómo tratarlo, pero lo sigue de cerca.

Quizá los actores políticos no están leyendo bien. Quizá el plan B no está en la designación de su hija si pierde definitivamente la candidatura. Si de veras quieren parar al Toro, alguien debería decirle a quienes impulsan la estrategia de sacarlo de la jugada, que se han equivocado: más les valdría dejarlo que gobierne Guerrero. Si de por sí el ejercicio de gobierno desgasta, más lo hace gobernar un estado con tantas dificultades y tantas demandas de su población.

Pero dejarlo sin posibilidad de gobernar, solo dotaría al Toro de alas para salir por todo el país, y empezar a organizar una defensa de la 4T que no ha hecho Morena y que el presidente Andrés Manuel López Obrador no puede hacer por estar a cargo del gobierno. Desde la óptica de la oposición, podrán decir que, al aplastarlo, han creado un monstruo; desde los seguidores de la 4T, esta avalancha contra un solo hombre les ha creado un líder, que tanto le urge al país para consolidar el movimiento social que defienda al gobierno que encabeza López Obrador.

Mejor sería, si no se lo quieren topar en la boleta del 2024, que lo dejen en la del 2021.

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