• Festeja el senador su cumpleaños 68, ante amistades, familiares, y una inevitable pasarela política
JORGE VALDEZ REYCEN /
Fotos: Raúl Sendic García Estrada
Chilpancingo, 14 de enero de 2025. La romería empezó hace 24 horas. Hubo decenas de mariachis que desfilaron con Las Mañanitas y grupos musicales de todos los gustos. “La Iguana” la bailó desde el Medio Metro hasta los invitados que se aventaron “de reversa” en piruetas emulando a garrobos bailadores.
Fiesta para celebrar los 68 años de Félix Salgado Macedonio.
Más de 60 pasteles, fueron dispuestos en dos largas mesas: desde chocolate, tres leches, envinados, vainilla, coco… ufff. Delicia. No los probó.
Cantó y se tomó miles de selfies. Se sirvieron más de 19 “trompos” de carne al pastor. Hubo 50 kilogramos de langostas traídas desde Copala, acompañadas de pulpo a la diabla y pescado a la talla. Paella, jabalí –tres enormes—, cinco, seis cazuelas de peltre con relleno de puerco. Enchiladas, tamales, chalupitas, comida que trajeron desde todos los rincones de Guerrero.
Ante los periodistas, Félix subió y tomó el micrófono.
–Que cante… que cante… que cante.
Y las porras, acompañadas de la frase “Es un honor estar con Félix hoy”.
–Espérenme tantito… espérenme tantito –pidió el senador. Y se hizo el silencio.
–A mi no me gusta esto. Quienes me conocen lo saben muy bien. No me gusta el despendio, porque no voy ni a fiestas siquiera. ¿Pero qué les digo a la gente, a mis amigos? ¿Qué no vengan? ¡Claro que son bienvenidos! Agradezco de todo corazón sus muestras de cariño. Pero no se trata de un evento político –¿o sí?, bromeó–.
Félix fue interrumpido con los gritos: “Go-ber-na-dor… Go-ber-na-dor”, pero los volvió a apaciguar.
–No, miren. Me van a acusar de andarme adelantando. Nunca he dicho que yo quiero esto o que quiero ser. ¡Nunca! Son expresiones de la gente.
–Go-ber-na-dor… Go-ber-na-dor –volvió el coro.
Alzó los brazos y volvió a reiterar que no se trata de un “destape”, ni tampoco un evento de futurismo. Los ánimos eran de festejo, de predestape, de lo que “venga cuando vendrá”, citando al clásico. Y que le pide a la banda: “zorrájense” con “Acá entre nos”… y empezó a cantar. La algarabía explotó. “Perritos Felices” se convirtió en un baile, en un banquete.
Félix vivamente emocionado se cambió la ropa. Se quitó la larga camisa –parecía un camisón— de manta y se puso la clásica playera negra “Aeropostale. New York”. Las cuelgas de flores de cempasúchitl fueron decenas. Dos veces visitó la mesa de los periodistas, donde comió apenas dos tacos de guisado, agua natural y dejó el ceviche. Sus hijas lo cobijaron, junto con sus nietos.
La romería desde las 10 de la mañana hasta las 19.20 horas era interminable. Erasmo Catarino “El Conde de Xalpatláhuac” llegó al comelitón de Félix cantando sus éxitos.
Filas y filas esperando los tacos al pastor. Las langostas fueron la sensación, junto a los pulpos “a la diabla”. Félix volvió con los periodistas. Fue el desfile interminable de obsequios, ramos de flores, pasteles, fotos y más fotos.
–¿Este ha sido el mejor cumpleaños que celebras? –le pregunté.
Una amplia sonrisa se le dibujó. “Todavía los que faltan”.
La fiesta de cumpleaños 68 de Félix Salgado tuvo un aroma a destape. Desfilaron desde el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, hasta comisarios, síndicos, regidores, diputados locales y federales. El senador suplente y decenas de servidores públicos, magistrados del Tribunal Superior de Justicia… ¿quién no fue a la fiesta? Sería la pregunta.
Es la crónica de un laaaaargamente anunciado destape… donde Félix comprobó por qué están tan altos sus niveles de popularidad.
