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RAÚL SUÁREZ MARTÍNEZ      /

 

Chilpancingo, 08 de agosto de 2020.

Los partidos políticos en Guerrero y en general en México viven su pandemia particular y, los tiempos les están llegando al cuello, todos empiezan a moverse en la línea de buscar la mejor estrategia para tratar de salvar el pellejo.

El PRI, PAN y PRD han concluido después de estar trabajando una estrategia conjunta desde 2018 en juntas nacionales donde las dirigencias de ese novel han concluido que solo se salvarían de una mayor desgracia que la sufrida en el 2018 sí y solo si, van juntos en la elección del 2021.

Parte de esa estrategia, pasó por sellar una alianza local en todos los congresos locales en los estados. Si alguna duda existe, en Guerrero no se distingue quién es el PRD y el PRI en la Cámara de Diputados, su actuar, su andar, su manera de argumentar y votar, indican una supra fracción parlamentaria que recibe línea y financiamiento de casa Guerrero.

La otra parte pasa por una estrategia pública de golpear cualquier acción que realice el gobierno federal, no importa si es correcta o no: la finalidad de esto es minar la credibilidad e imagen de Andrés Manuel López Obrador y su gobierno. Hemos visto en los medios de comunicación y las redes sociales la manera de cómo han implementado esta estrategia.

La única falla que tiene esa estrategia conjunta es que como en el Pacto por Mexico, la estrategia no toma en cuenta de nueva cuenta el sentir de las bases de los partidos, sobre todo del PRI y PRD. Las brillantes mentes de estos dirigentes partidarios, no aprendieron en 2018 que aliarse al adversario histórico lo único que provoca es que la base social desplazada por la nomenklatura partidaria abandone a su suerte a esos partidos. Le pasó al PRD al apoyar al PAN y Anaya, le pasó al PRI al postular a un candidato “ciudadano” sin presencia en su partido.

Morena no tiene estrategia a la vista, tal vez porque no tiene partido, ese partido sigue respondiendo al “efecto López Obrador” el mismo que, en 2018, hizo ganar a candidatos que sin la presencia de López Obrador, jamás hubieran ganado, la mayoría.  2021 va a seguir contando con ese efecto y, es por eso que Morena y sus dirigentes no están poniendo en su agenda tener una estrategia viable de alianzas electorales. Por eso, dejaron pasar la posibilidad de reformar la Ley electoral para permitir las coaliciones electorales con los partidos de nueva creación. Aún con todo esto es posible que a Morena le alcance con su estrategia, pero va a correr un riesgo innecesario que habría que saber si López Obrador comparte.

En 2021 puede estarse jugando el 2024. Si el “efecto López Obrador” logra superar esta prueba estará garantizando el relevo presidencial.

 

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