* Un fotógrafo en las salas de parto de la región italiana que actualmente preocupa más por el alto número de contagios y muertes
Cynthia Rodríguez /
Foto: Alessandro Gandolfi
MILÁN, ITALIA.- Presenciar la llegada de una nueva vida, siempre ha sido emocionante, pero en estos días cuando desde hace más de mes y medio en Italia el principal tema es la muerte, entonces la vida toma otra dimensión.
En los últimos 50 días, desde que se declaró la emergencia sanitaria al norte del país e Italia se convirtió en el foco de infección más importante en Europa, el número de víctimas mortales ha alcanzado las 18 mil 849 personas, más de 10 mil sólo en la región de Lombardía.
Los contagios alcanzarán dentro de poco los 150 mil casos aunque el número de pacientes en Terapia Intensiva ya comienza a bajar pero queda el temor de una segunda onda que pueda volver a alzar las cifras.
Sin embargo, hay quienes también buscan la esperanza y quizá fotografiarla pueda cambiar la dimensión de estos días que en Italia son aciagos.
Hace unos días, el fotógrafo Alessandro Gandolfi visitó tres hospitales de Milán para fotografiar los nacimientos en los tiempos del Covid: el Buzzi, el San Raffaele y el Humanitas Pio X.
Antes de que la emergencia lo encerrara en esta ciudad donde vive, estaba trabajando en varios proyectos, uno en India de donde acababa de llegar y, otro en Mongolia, viaje que como tantas cosas, quedaron suspendidas en estos días.
Milán (Italia), hospital de San Raffaele, Anne Christensen acaba de dar a luz a su hija Audrey. Están presentes la comadrona, con su compañera y (derecha) Massimo Candiani, jefe de la Unidad de Ginecología y Obstetricia. Foto: Alessandro Gandolfi
“Yo estaba haciendo mi trabajo en todo el mundo, tengo varios proyectos con mis colegas, pero de repente pues ya no pude salir, acababa de llegar de India y pues comencé a pensar en lo que podíamos hacer aquí”.
Alessandro es un fotógrafo independiente que, junto a otros tres colegas, fundó en el 2008 la agencia Paralello Zero.
Acababa de publicar un fotoreportaje sobre la inmortalidad en una revista alemana y mientras planeaba los próximos trabajos, lo agarró también la pandemia.
“Pensé que en este momento en el que todos pensamos un poco en la muerte, estaba bien ver la otra parte: mujeres embarazadas y dando a luz. Así que comencé a buscar dónde podría hacer este trabajo”.
Alessandro cuenta que gracias a los médicos de los tres diferentes hospitales pudo hacer este trabajo que nunca hubiera creído podría ser tan emocionante.
La emoción inesperada
“La verdad nunca creí que asistir a un parto me hubiera emocionado tanto. Creo que hubo algún momento en el que lloré, porque pasé horas con las parejas esperando que se diera el momento”, dice Alessandro.
El trabajo fue planeado con las mujeres que tendrían un parto normal, pues ésta era la única manera de poder entrar a los quirófanos acompañado de los respectivos padres.
“Pude compartir con ellos todas las horas de espera, donde obviamente en ese tiempo nace una confianza, y yo, junto al padre sentía su misma emoción. Ahí me di cuenta de que efectivamente las emociones son distintas entre hombres y mujeres. Por un lado, la madre que está con todo el trabajo de parto, pues está muy cansada y lo que quiere es que su hijo salga, entonces creo que la emoción del padre es en ese momento, mucho más fuerte porque está concentrado en el hijo que está llegando”.
Alessandro, quien todavía no tiene hijos y en este tiempo hasta su novia está lejos porque a ella el encierro oficial le tocó en Sicilia, narra las medidas de seguridad en estos tiempos, donde los hospitales de Milán y de Lombardía entera, están llenos de pacientes Covid.
Pero, dice, ni los tapabocas ni los guantes, que recuerdan este particular momento, frenan las emociones de ver a un hijo nacer.
“Además de que obviamente tienes que cuidar mucho los aspectos de higiene y protección, sí son momentos extraños, quizá de repente hasta tristes, porque no pueden recibir visitas como normalmente se hace; los padres apenas pasa el parto, deben irse, y pasando el tiempo de recuperación para las madres, igual, fuera del hospital”, cuenta Alessandro, quien también pudo fotografiar a un padre que seguía el parto de su esposa a través de un tablet.
“Te das cuenta, que aunque a algunos hospitales obviamente impidan la entrada de los padres por cuenstiones de seguridad, la emoción de verlo, aunque sea a distancia, es igual o quizá más emocionante por ese impedimento de poder estar al lado”.
La vida, en este punto del planeta, también sigue y emociona.
A vuelapluma
Justo ayer, 11 de abril, las autoridades de Protección Civil en Italia que diariamente informan sobre las cifras, informaron que en el Sábado de Gloria, hasta las 18:00 horas, ya habían nacido sólo ayer 933 bebés.
Los pediatras que muchas veces acuden a estas conferencias, informaron que actualmente, en edad pediátrica hay alrededor de 400 casos de niños que van de los 0 a los 6 años, y otros 400 de la edad de 7 a 12 años.
Entre los recién nacidos, hay 44 casos y otros tantos para las demás edades. Sin embargo, sólo el 7 por ciento están en algún hospital recuperándose y además, no hay ningún menor de edad en Italia, que haya muerto hasta ahora.
Esto, explicaron, se debe a que la gente en general se ha quedado en sus casas y que han respetado las reglas de la emergencia. Cosa, que dijeron, han notado que no sucede en otros lugares.
Los médicos han explicado sobre la importancia de que en el próximo otoño, toda la gente que pueda acuda a los centros de vacunación para vacunarse contra la influenza normal, pues esto ayudará a los médicos a seguir investigando sobre las diferencias con el coronavirus.
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