RAÚL SUÁREZ MARTÍNEZ /
Chilpancingo, 03 de octubre de 2020.
Algo tiene Acapulco, alguna maldición, algo. Fuera de aquella experiencia de la primera A de ese entonces, donde Vilar, el canguro Luis Gabriel Rey, Mañez, entre otros, dieron realce al puerto y que luego brillaron en el futbol mexicano, nada bueno ha ocurrido.
Al puerto han llegado varios proyectos, sin embargo, ninguno ha fructificado, motivos varios han influido para dejar a nuestro bello puerto sin futuro futbolístico.
El anterior intento que recuerdo en el que encabezaba Mario Pichojos Pérez, quien se vio beneficiado por financiamiento del gobierno del Estado, simuló unas visorias en dos partes de Guerrero y desapareció. Varios miles de pesos de nuestros impuestos se esfumaron sin cumplir el objetivo deseado: darle oportunidad a jóvenes guerrerenses para jugar a nivel profesional. Al igual que el caso que platicaremos adelante, ya tenían en el entonces Distrito Federal un equipo armado y entrenado para que fuera la base del equipo de Acapulco.
La Liga Balompié Mexicano (LBM) surge como una respuesta a la pervertida Liga Mexicana de Futbol. De entrada, prometían respeto a la integridad física, emocional, personal y futbolística de los jóvenes y no tan jóvenes; las experiencias en varios equipos no hablan bien del cumplimiento de esos compromisos. También se comprometían a que no iban a participar los promotores que tanto han medrado con la carrera de varios jugadores; tampoco cumplieron. Visorias pantallas tampoco iban a existir; son lo que más ha habido.
Pero sobre todo decían que la LBM llegaba para hacer realidad las ilusiones rotas de tantos jóvenes futbolistas que nunca recibieron oportunidad de jugar profesionalmente, la promesa de hacer realidad las ilusiones de miles han sido hasta ahora la principal promesa rota.
En el caso de Acapulco (otra vez) tuvieron durante un mes a marchas forzadas a un grupo de 40 jóvenes, algunos más tiempo, siempre jugando con la ilusión de tener una oportunidad de jugar a un nivel más alto del local. Ni siquiera a pan y agua, cuando mucho a pura agua, sin apoyo económico, algunos extranjeros, por cierto, otros de alguna parte del país y del estado, sin aparente guía técnica profesional, siempre con la esperanza de aparecer en la lista final de, por fin, ser contratados. Incluso les llegaron a pedir sus documentos para iniciar los trámites de firma con el club. Nada, todo falso.
Resulta que al final, el 4 de octubre les dan a conocer que solamente 10 guerrerenses se unirían a 15 jugadores que tenían ya algún tiempo entrenando en la Ciudad de México o el Estado de México a las órdenes de quien sería en verdad el director técnico del equipo Acapulco, un grupo de jugadores que seguramente un promotor, esos depredadores que dijeron que no existirían en la LBM le vendió al dueño del equipo. Un grupo de jugadores sin identidad ni compromiso, sin amor a la camiseta ni amor por Acapulco y por Guerrero.
La finalidad para la que fue creada esta liga y este equipo estaba rota: ni darían oportunidad a los jóvenes que jamás fueron tomados en cuenta en la Liga Mexicana, ni se les daría oportunidad a jugadores de Guerrero y en consecuencia de Acapulco, para que se mostraran a nivel nacional. De manera insensible y arbitraria los dueños del equipo, por cierto, no guerrerenses, tiraron a la basura la ilusión y el esfuerzo de decenas de jóvenes que daban sudor y en ocasiones lagrimas por representar al puerto. No les importó, no les importa esta tierra suriana, ellos solo ven negocios, dinero en este proyecto.
Este proyecto estaba generando mucha simpatía con la población, familiares de jugadores preparaban ya la incursión como espectadores cautivos y a la vez llevar más público, entusiastas porristas ya tenían preparadas su loas y gritos para el equipo. Hay que reconocer que el gobierno del estado y sobre todo el gobierno municipal habían apoyado y daban muestras de seguir haciéndolo.
De nueva cuenta se juega con las ilusiones de nuestros jóvenes, del futbol en Guerrero. No duden que, como en el pasado, jueguen dos o tres fechas aquí, dejen tirados a los pocos jugadores de Guerrero y se larguen con la poca o mucha ganancia, por si fuera poco acuérdense que los chavos que viajaron, van sin contrato, sin protección personal, si por desgracias les pasa algo, el equipo o el dueño no es responsable de nada, poca o nula seriedad de una liga que permite eso.
Se ha sabido que parte de la directiva que trataba de sacar a flote el proyecto ha sido destituida, cierto o no, los guerrerenses que acompañan este proyecto por dignidad y en solidaridad con los jóvenes burlados y sobre todo por la burla a la esperanza de los guerrerenses, deberían de renunciar a sus puestos.
Que aquellos que vienen de fuera (que no es lo central) demuestren que en verdad pueden con el paquete. Ya basta de burlarse de la noble gente de esta entidad suriana.
Por cierto, en su primer encuentro formal contra Real San José en el Torneo Por Ti perdieron 6 a 0 y solo llegaron dos veces a la portería rival.