Compartir

* Max, Otis y John, destruyeron colmenas, cajas, y los dejaron endeudados, narra productor de Atoyac

ROBERTO RAMÍREZ BRAVO    /

Atoyac, 04 de octubre de 2024. El huracán Jonh les dio la última estocada, pero en verdad, los productores apicultores ya venían arrastrando una serie de problemas que los mantienen en crisis, sin posibilidad de generar nuevos ingresos y con deudas que difícilmente podrán pagar.

Miguel Ángel Romero Rivera, apicultor de tradición familiar e integrante de un grupo que promueve la organización de los productores de miel de Atoyac para enfrentar los retos de su actividad, señala que el paso del huracán John destruyó colmenas en un número todavía no cuantificado porque hay lugares donde no se puede llegar ya que el agua mantiene un nivel de más de un metro.

El 2 de octubre, Manuel Martínez Chino, reconocido por sus compañeros como representante del gremio de apicultores, dirigió un oficio a la presidenta municipal Clara Elizabeth Bello Ríos, donde le solicita que el sector de la apicultura sea considerado en la asignación de apoyos por el huracán, económicos o en especies.

Ese día, se llevó a cabo una reunión preliminar entre apicultores para tratar de evaluar la situación. En ese momento se estimaba en 6 mil el número de colmenas ahogadas por las inundaciones, una pérdida de 48 mil kilos de miel y unos 40 productores afectados en Atoyac.

Sin embargo, explica Romero Rivera en entrevista, estas cifras son preliminares, porque a la reunión ni siquiera asistieron todos los apicultores ya que muchos de ellos todavía están atendiendo los daños en sus viviendas, ubicadas algunas en las partes de la sierra. A raíz de esa reunión, algunos de los asistentes se comunicaron con sus compañeros que no pudieron estar presentes y estos empezaron a reportarse, por lo que apenas un día después ya se tenía un padrón de unos 75 afectados.

Pero, precisa el productor, el huracán John ha sido solo la puntilla. En realidad, ya fueron afectados antes por la tormenta tropical Max, el año pasado, y el huracán Otis, que también causaron estragos e inundaciones donde se ahogaron varias colmenas.

“El año pasado -relató- el huracán Max nos destruyó también acá colmenas, pero como no nos hicieron caso (los del gobierno), no hicimos ruido ni nada, nosotros pagamos eso. A los ocho días de Max, vino Otis, y también, algunas colmenas nos las volvió a acabar. El año pasado a mi papá le ahogó 45 en el Cayaco, se desbordó el arroyo del Cayaco y se llevó sus colmenas en un lugar a donde nunca había llegado la corriente. Entonces conseguimos créditos en el banco para comprar alimentos, compramos el alimento y les estábamos dando, ya las estábamos levantando, y ahora viene esto y nos destruye de donde pensábamos pagar esos créditos, y ahora ¿cómo le hacemos? El banco no me va a dispensar, el banco no me va a esperar. Y es la preocupación, en mi caso, es lo que a mí la verdad no me deja dormir. Ahora, mi cosecha, yo la tenía destinada. Bueno, son tres cosechas, la primera yo dije: de ahí pago lo del banco. Amigo, uno hace planes pensando en que de A a B va a ser línea recta, y en el camino suceden cosas que ya no puedes llegar al punto B. Así que ahorita yo digo ¿cómo le voy a hacer?”.

EN BUSCA DE LA COSTA

Romero Rivera explicó que los productores pueden vivir en la cabecera o en la sierra, pero las colmenas se distribuyen en diferentes lugares, que sean propicios para su desarrollo, y en tiempos de lluvia las trasladan a la zona costera en busca de las palmas, ya que estas florean en esta temporada y la floración es un alimento natural para las abejas. La mayoría se coloca en Hacienda de Cabañas, que ya pertenece al municipio de San Jerónimo, “y ahí se inundó todo eso”.

En su caso, dijo que sus colmenas las llevó a El Zapote, pero todavía no ha podido entrar a ese lugar porque el agua “creo que le ha de llegar a uno al pecho o al cuello, porque hay un brazo de una laguna que se extendió y todavía no ha escurrido. Yo ahí tenía 60 colmenas y no he podido entrar, yo estoy seguro de que están ahogadas, porque hasta acá llega parte de la laguna. Iba a entrar, pero me dijo la persona que está ahí, un ganadero que vive por ahí cerca, dice ni te metas, ahorita hay mucho cocodrilo, y aparte, un compañero fue a Rodesia, adelante de Tecpan y se encontraron un cocodrilo y dijo tengan cuidado, nos encontramos con esto. Y esa es la situación ahorita”. Así como El Zapote, dijo que hay otros lugares que todavía están inundados, como la parte baja de Alcholoa.

Pero no es solo la inundación el problema para revisar los daños, pues señaló que los caminos todavía “están muy flojos” con la tierra reblandecida por la lluvia y los vehículos no pueden transitar.

SALIR DEL ATOLLADERO

-¿Se pueden recuperar los daños, o cómo se puede superar esto? -se le pregunta.

-Con lo que se perdió, las abejas que ya se ahogaron, definitivamente para nosotros ya no se recuperan todas esas colmenas. Las cajas que se llevó y se desapareció el material, no se cuenta con ello; lo que haya quedado y que de aquí a que uno pueda entrar y no se pudra, lo que podamos rescatar, es material que podríamos volver a utilizar lavándolo y bañándolo con cera de nuevo. ¿Qué es lo que procede aquí? Con las poquitas colmenas que hayas tenido en otro lugar, que no se te haya inundado, de ahí tienes que dividir y volver otra vez a empezar a hacer un núcleo, porque la colmena, cuando ya está fuerte se le llama colmena, que son ya grandes, pero cuando empieza desde pequeñito, que son poquitas, imagínate que es una bolita de abejas pequeña, un enjambre pequeñito, lo va uno cuidando poco a poco hasta que se hace grande y se hace colmena. ¿Qué cuidados implica? Implica curarlos contra una plaga que se llama varroa, entonces hay que atender la salud de ellos, hay que alimentarlos: si los alimentamos, la reina se estimula y cada 23 días está naciendo una nueva camada, alimentándolo con alimento artificial para que la reina ponga, porque si la reina ve que no hay alimentos, entonces no pone. Así, uno poco a poco va volviendo a hacer, desde abajo empiezas a recuperar otra colmena; ya que hiciste tu colmena fuerte, vas a esperar la floración; cosechas, esperas ya que pase toda la temporada, y hasta el otro año en mayo, vuelves a dividir y hacer otras colmenas, y empiezas otra vez a trabajarlas y levantarlas de nuevo y haces más colmenas. Entonces así es el sistema de esto, cada año nosotros vamos tratando de hacer más.

-¿Específicamente qué tipo de ayuda es lo que necesitan?

-Eso platicábamos en la reunión. De ellos (los apicultores) emanó la propuesta de alimentos, nosotros nos ponemos a trabajar y nos levantamos, que nos provean de alimentos. Para levantarlas, se necesitan 12 kilos de fructuosa por unidad. El kilo está en 12 pesos, se ocupan 12 kilos para una caja. Entonces, si se murieron 60 cajas por colmena, vamos a multiplicar 12 kilos por 60 y es lo que a un productor se le daría. Al de 30, se multiplica por 30. Otros propusieron que dinero, porque si recuperaron algo de material, ya material no van a comprar, y a los que no recuperaron nada, sí tendrían que comprar. Ellos dicen: a mí me conviene si me dan el dinero, yo compro la tabla, y yo hago las cajas y ya me sale más barato y alcanzo a hacer más material, porque si compro con un carpintero ya hecho el material, me rinde menos el dinero. El gremio apícola, es uno de los más nobles, porque nosotros tratamos de alargar más y hacer rendir más el dinero.

EL PRECIO, LA OTRA DESGRACIA

Desde hace dos años, cuenta Romero Rivera, la situación para la apicultura guerrerense ha ido mal, porque el precio de la miel, de 55 pesos el kilo, bajó a 18 pesos. El año pasado, dijo, los productores no quisieron venderla en ese precio a las grandes empresas internacionales que normalmente les compran, y solo la comercializaron por litro, en el mercado local.

“El precio lo definen las grandes empresas que la exportan, y el precio para ellos se los definen la Unión Europea, Estados Unidos y Alemania. Nos afectaron tres cosas: Alemania entró en apoyo en la guerra de Ucrania, y dejó de comprar miel a México, y mucha de la miel de Alemania es una miel triangulada que seguramente sale de China, que se la vende a otro país y este país ya está vendiendo como gran productor, pero es miel de China. La otra: Argentina. La devaluación del peso de Argentina, a nosotros los apicultores nos vino a poner un tremendo golpe, ¿por qué? Porque Argentina está vendiendo la miel muy barata y produce mucha miel, y las grandes empresas de EU o la UE se están yendo con Argentina, porque ellos se la están vendiendo bien barata, y a nosotros acá ellos nos están pegando, ya no se puede mover esa miel hacia allá. Otra: EU le mete mucha miel china. A nosotros también nos impacta. Ahorita, en lo último, fue que la UE había cambiado sus normas de operatividad para la compra de la miel, y entonces no sabemos cómo se vengan estas situaciones”.

“Y aquí en el país, en lo local, están metiendo mucha miel adulterada. Nosotros ofrecemos el litro de mil a 150 el litro; a los comerciantes se los ponemos en 120 y ellos lo venden en 150, pero llegan los que traen la miel de las carretillas, y dan en 80 pesos, 100 pesos, el litro. Un litro de miel pesa un kilo y medio, la fructuosa que ellos venden, supongo que también es similar. Ellos compran la fructuosa el kilo como en 12 pesos y ellos es lo que están vendiendo, pero ahora lo venden en 80 pesos. La ganancia de ellos se triplica, se eleva, porque están engañando a la gente diciendo que es miel, pero no es miel, es jarabe de maíz. Ellos le están ganando bastante, y no hay forma de competir con ellos, no competimos, yo no puedo vender un litro de miel en 80 pesos”.

Señaló que una de las empresas que más hacen este tipo de venta se llama Miel Navarro, es una empresa de Toluca, tienen una abeja con una cubetita amarilla. “Esa no es nada de miel. Hemos venido con esta crisis de que el precio nos bajó, seguimos con la esperanza de que para el siguiente año repunte. El precio se define en diciembre; si en diciembre inicia mal, ya no sube; si en diciembre inicia bien, es donde debemos aprovechar nosotros a venderla por mayoreo”.

Colmenas destrozadas por el huracán John.

PARA AGRAVAR, LOS PEONES

Si todas esas calamidades no bastaran, el apicultor señaló que ahora enfrentan una competencia en lo laboral con los productores de mango de la región. Resulta que estos pagan el día en 800 pesos a un peón, y cuando ellos buscan alguien para que le ayude, no encuentran, porque ningún apicultor puede pagar 800 pesos diarios; y los que no se contrataron con los mangueros, tampoco quieren trabajar, porque están con el programa federal Sembrando vida, y ahí ganan, y para trabajar en acarrear las colmenas quieren 500 pesos al día, y tampoco pueden pagarlos.

“Por eso nosotros tratamos de buscar alguien del gobierno. No queremos que nos paguen la colmena, que nos apoyen con algo, algo que nos impulse. Todos los sectores han reclamado, han tomado carreteras y esas cosas, y nosotros solo hemos estado cuidando nuestras abejas, pero ya necesitamos que nos ayuden”, señaló.

Inundaciones tras el paso el huracán John.
Inundaciones tras el paso del huracán John.
Compartir:

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here