Agencia ID
En la capital de México viven actualmente más de veinte millones de personas. Como en cualquier otra ciudad, sus habitantes se despiertan, trabajan y disfrutan a diario de su vida, paseando o viajando en cualquier medio de transporte. Sin embargo, desconocen que, bajo sus pies, existe otra ciudad con siglos de antigüedad que está comenzando a descubrirse.
En 1978, un grupo de electricistas encontraron un monolito gigante enterrado muy cerca de la actual Catedral Metropolitana de México DF. Durante cinco años se estuvo excavando en la zona hasta descubrir que eran restos de la antigua metrópolis de Tenochtitlán, capital del Imperio Azteca y sobre la que los españoles comenzaron a construir la catedral en 1573.
El objetivo era ocultar los templos sagrados de los aztecas y simbolizar su poder, pero ahora se ha descubierto que no solo hay antiguos templos enterrados. Podría haber toda una ciudad bajo el suelo de la actual capital mexicana: de hecho, se han excavado más de 500 metros cuadrados de terreno y se han encontrado similitudes históricas con siglos de diferencia.
Los mismos usos que hace 700 años
Porque parece lógico que debajo de la actual Catedral de México DF se encuentren los antiguos templos aztecas, pero los investigadores han encontrado que debajo del Palacio Nacional, donde hoy vive el presidente, se encuentran las ruinas del palacio de Moctezuma II, el que fuera emperador mexicano y que murió durante la conquista española.
Para Raúl Barrera Rodríguez, director del Programa de Arqueología Urbana (PAU), “es muy importante porque sigue siendo la sede del poder, desde Moctezuma II hasta hoy. Es muy simbólico”. En declaraciones a la BBC, explica que el objetivo es que “muy pronto se pueda construir un museo subterráneo” para dar visibilidad a todos los descubrimientos.
La ley obliga a todas las empresas que trabajan hoy en día en el centro de la ciudad a informar de posibles hallazgos cuando hagan obras y paralizarlas. Así se pudo encontrar en 2017 lo que se conoce como ‘el gran tzompantli’: se trata de una estantería de 35 metros de largo llena de calaveras donde los mexicas, los antiguos pobladores de la ciudad, exhibían cráneos de sus víctimas después del sacrificio. Los investigadores encontraron casi 700 cráneos, así como estacas de madera para mostrarlos.
Los expertos están impresionados de encontrar lo que el fraile Bernardino de Sahagún dejó por escrito en el siglo XVI. Entonces, describió hasta 78 templos en el centro de Tenochtitlán y varios ya se han encontrado en el mismo sitio en el que él los situó. De momento, los trabajos continúan mientras los guías de la Catedral ofrecen ya recorridos subterráneos por las ruinas de los antiguos templos tres días a la semana con el objetivo de recaudar fondos para seguir excavando.
Fuente: elconfidencial.com