VOZ DE LLUVIA – TATYI SAVI /
Acapulco, 18 de octubre de 2022. Ante el abuso de las inmobiliarias y banqueros, a los trabajadores les queda la movilización en las calles para legislar en materia de vivienda y acabar con el coyotaje. Así como la expropiación de las viviendas no utilizadas para que el Estado les rente a personas de escasos recursos. Mientras esto no ocurra, la política de la jefa de Gobierno terminará en demagogia
La Ciudad de México se convirtió en un espacio que nadie desea. Una ciudad clasista y con pocas viviendas para los migrantes que llegan a estudiar o a trabajar. En los últimos 30 años, los campesinos dejaron sus tierras para poblar esta urbe: Muchos llegaron con familiares, y los que tenían poder adquisitivo se fueron a rentar en lo que era la delegación Iztapalapa.
La escasez de vivienda empezó años atrás, con el sismo del 19 de septiembre de 1985. Después de la catástrofe vino la carencia, las obreras y prestadores de servicios se quedaron sin viviendas. Alrededor de doscientas cincuenta mil personas se quedaron sin casa, y cerca de novecientas mil personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares.
La ciudad aún no lograba respirar cuando vino la crisis económica de 1994. Miles de trabajadoras se quedaron sin trabajo y sin la posibilidad de pagar la letra de las viviendas o las rentas de las casas donde habitaban. De ahí surgieron organizaciones sociales que se dedican a ocupar viviendas abandonadas y después negociar con los dueños que cedieron para la reconstrucción y vender a los ocupantes.
El filósofo alemán, Federico Engels plantea en su libro Contribución al problema de la vivienda que el problema de la vivienda es consustancial al modo de producción capitalista. Donde los capitalistas y la burguesía buscan eliminar el derecho de los trabajadores y del resto de las capas oprimidas de la sociedad a una vivienda digna y accesible.
El problema de la vivienda que dejó el sismo del 85 – y la alta migración del campo a la ciudad–, lo aprovecharon las empresas inmobiliarias para lucrar con las viviendas. En los últimos 10 años se multiplicaron las empresas que se dedican a rentar las casas o departamentos con un sinfín de requisitos.
Requisitos que convierten a la Ciudad de México en un lugar inhabitable, y de paso en una ciudad clasista. Porque a muchos de los migrantes de las provincias de México como: Estudiantes, trabajadores y profesionistas les es imposible cumplir con el papeleo que se les pide para firmar un contrato de arrendamiento.
Por ejemplo, el portal web Viva anuncio no especifica en su página los engorrosos requisitos: “REQUISITOS PARA RENTA DE DEPARTAMENTO. Solicitud debidamente requisitada. Renta del mes. Depósito. Comprobante de ingresos (últimos 3 meses). Identificación oficial del inquilino. Identificación de las personas que vivirán en el departamento. Comprobante de recibo de renta de donde vivía (Últimos 3 meses). Aval familiar directo con propiedad en la ciudad de México. Formato de buró de crédito (Nosotros se lo proporcionamos). Formato de aviso de privacidad (Nosotros se lo proporcionamos). Póliza Jurídica”.
“AVAL -se lee en el mensaje-. Fotocopia de la escritura. Ultimo predial pagado. Identificación oficial con foto. Formato de buró de crédito (Nosotros se lo proporcionamos). Formato de aviso de privacidad (Nosotros se lo proporcionamos). Acta de matrimonio (en caso de ser casado). Comprobante de domicilio”.
En la plática con el staff de la mobiliaria dijeron que “para la renta, nosotros le cobramos 3 mil 680 pesos por encargarnos de hacer el trámite. También se les va a cobrar una póliza de tres mil pesos por concepto de seguro de la vivienda, y si no tienen un fiador pueden pagar un depósito por la cantidad de la renta, pero no se le regresa si ustedes no pasan en la investigación”.
No es la única mobiliaria que pide un depósito adelantado, todas tienen esa política. El pretexto, según ellos, es el de investigar a los nuevos inquilinos. Sin embargo, si no demuestran que tienen solvencia económica, no se les renta y tampoco se les regresa el dinero.
Los migrantes indígenas difícilmente podrán reunir estos documentos para rentar un departamento en las alcaldías: Tlalpan, Coyoacán, Benito Juárez, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Iztacalco y Azcapotzalco.
La realidad de nuestros días parece confirmar la tesis de Engels: “En todo el mundo nos encontramos con una inmensa burbuja inmobiliaria que hace muy gravoso el acceso a la vivienda a las clases trabajadoras”. La escasez artificial del suelo favorece a especuladores y multiplica el crédito hipotecario a favor de los banqueros.
Ante el abuso de las inmobiliarias y banqueros que están ociosos del salario de los migrantes, a los trabajadores les queda la movilización en las calles para legislar en materia de vivienda para acabar con el coyotaje. Así como la expropiación de las viviendas no utilizadas para que el Estado le rente a las personas de escasos recursos con el fin de acabar con el clasismo. Mientras esto no ocurra, la política de la jefa de gobierno terminará en demagogia.
KAU SIRENIO
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
Este artículo se publicó en Pie de Página y se reproduce para los lectores de La Plaza con autorización del autor.