ROBERTO RAMÍREZ BRAVO /
Acapulco, 23 de abril de 2021.
Este sábado comienzan las campañas para los 80 municipios.
En Acapulco, van con todo la morenista Abelina López Rodríguez y el priista Ricardo Taja Ramírez. Pero, por esta ocasión, habremos de referirnos a la primera, por ser la representante del partido que gobierna en el puerto.
En el supuesto, sin darlo por hecho, de que Abelina López gane la elección, tendrá el reto de darle continuidad a la Cuarta Transformación que comenzó con la presidencia municipal de Adela Román Ocampo.
Hay en su equipo una percepción extraña, definida por la diputada Mariana Guillén cuando el equipo de Pablo Amílcar Sandoval selló la alianza con la candidata. Dijo Guillén que a Abelina López le tocará iniciar la 4T en Acapulco, la cual, señaló, no ha comenzado.
Sería, sin embargo, un error para la candidata asumir esto como una verdad y tratar de hacer a un lado el trabajo de la actual alcaldesa, en lugar de aprovecharlo como lo que es: el inicio del proyecto.
Adela Román inició un gobierno difícil en el que, por supuesto, también cuentan los propios yerros, pero son más los indicios de que hay un esfuerzo real por la transformación del puerto.
Hasta 2020, su gobierno llevaba más de 2 mil obras en las colonias y comunidades del puerto, más las que se sumen en 2021; y también lleva su parte en la disminución de los índices delictivos en el puerto. ¿Qué hizo para incidir en esta baja? Varias cosas. Por ejemplo, operativos en el mercado central, donde era público que era una especie de nido para la delincuencia; lo hizo tres veces, no solo una. Hasta 2019 llevaba más de 12 mil luminarias rehabilitadas, y hay constancias de que la iluminación inhibe la delincuencia. Otra batalla fue el desmantelamiento de los expendios de gas a granel, en buena medida operados por la delincuencia.
El rescate de la playa Manzanillo tuvo un tinte turístico, pero también de seguridad. Era vox populli que era un bastión de la delincuencia, y punto de desembarque de droga desde muchos años antes. El gobernador Héctor Astudillo programó la remodelación del Paseo del Pescador, sin tocar Manzanillo. Aprovechando un viaje del mandatario fuera de Guerrero, Román Ocampo y Gerardo Sánchez Azamar, que en ese tiempo no era secretario de Seguridad sino responsable por parte de la Marina para la pacificación en el puerto, encabezaron las labores de limpieza y desalojo de esa zona convertida en cementerio de embarcaciones.
En la pandemia, Adela Román asumió de manera personal todas las estrategias: los comedores comunitarios, los cierres de bares, comercios y fiestas, e incluso propuso el cierre de playas anticipándose a la Secretaría de Salud federal; y destinó un fondo especial para apoyar a afectados de la pandemia y mandó a su casa a dos tercios de la plantilla laboral del Ayuntamiento, para evitar contagios.
Ni de lejos, el primer gobierno de Morena vivió crisis como las del perredista Evodio Velázquez, su antecesor, que terminó con la Secretaría de Seguridad Pública tomada por los marinos y con una crisis sanitaria sin precedente; o el de MC, Luis Walton Aburto, que pasó un año sin policía municipal; o del priista Manuel Añorve, que dejó a más de 4 mil trabajadores en buró de crédito.
En cambio, el gobierno morenista pagó adeudos históricos con el Infonavit y sus trabajadores pudieron acceder otra vez al crédito; liquidó la deuda con la financiera Libertad, y sacó del buró de crédito a 4 mil trabajadores. Además, concretó una Comisión Mixta Escalafonaria, para que las plazas fueran sometidas a concurso, en lugar de ser una prerrogativa de los líderes.
La gestión de Adela Román logró que el presidente López Obrador destinara 500 millones de pesos para la segunda fase del Programa de Mejoramiento Urbano; y también fue su gestión personal conseguir los mil millones de pesos para Capama, que ya no serán aplicados en su gobierno sino en el que le sucederá. Hasta la remodelación del parque Papagayo, que es estatal, fue una iniciativa suya, al planteárselo al titular de Sedatu, Román Méyer, quien aceptó el reto.
Así que la opción para Abelina, de asumir que no ha iniciado la transformación en Acapulco, no debería ser ninguna opción. Al contrario, debería enorgullecerse de continuar los trabajos de Adela Román. Un error sería no hacerlo o, peor aún, como le sugieren algunos, deslindarse.
Hace tiempo hubo una candidata en el PRD que se deslindó del alcalde al que buscaba sustituir. Ella era Gloria Sierra y él, Félix Salgado Macedonio. Ella recorría los pueblos diciendo que no era como el alcalde, y la gente iba a verlo para decírselo. Él había hecho muchas obras, y hasta la vez tiene un bastión en esas comunidades. El resultado ya lo conocen todos: Gloria Sierra perdió la elección.
También Adela Román tiene razones para sentirse satisfecha. Le tocó la oportunidad de ser el primer gobierno con el sello de la 4T y puede decirse que sentó bases para que quien le suceda en el cargo pueda avanzar. Quien gane la elección tendrá un respiro en lo del agua potable, empezará con índices delictivos menores, no tendrá los adeudos exorbitantes con el SAT y, en resumidas cuentas, tendrá mejores márgenes de operación. Si es de otro partido, igualmente recibirá una administración en mejores condiciones. Si es de Morena, tendrá el reto de dar más de lo que recibe.