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La satisfacción del deber cumplido… EN PERSPECTIVA

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CITLALI CALIXTO JIMÉNEZ /

Acapulco, 12 de julio de 2024. Hoy me parece algo lejano el proceso electoral de 2021. Viéndolo en perspectiva y a la distancia han sido tres años de enorme aprendizaje; pero, sobre todo, de cumplir con el mandato que el pueblo y mi querido Distrito IV me otorgó. A unas semanas de que termine la LXIII Legislatura quiero compartirles queridas y queridos lectores algunas reflexiones sobre lo que ha representado para mí este periodo como diputada.

Empiezo por el proceso electoral. En ese momento yo estaba terminando mis estudios de licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la Universidad Iberoamericana (IBERO), espacio al que pude acceder gracias a una beca por excelencia humana del 100%. Por la pandemia, pude combinar mis últimas clases a distancia con las actividades proselitistas. Sabía que tenía la oportunidad única de convertirme en la diputada más joven de la historia de Guerrero. Así que trabajé sin descanso, pero disfrutando cada momento. Mis últimas tareas y mis primeros recorridos como candidata son memorables. Los atesoro en el fondo de mi corazón.

Ganar la elección y convertirme en diputada por el principio de mayoría relativa me hizo muy feliz. Sentí una profunda emoción, pero también el peso de la responsabilidad. Sabía perfectamente que no podía fallar, era un lujo que no me podía dar. Tenía que representar lo mejor posible a la población de mi distrito y cumplir con una agenda legislativa congruente con nuestro movimiento, una agenda que priorizaba una representación sustantiva: las mujeres. Me restaba mucho trabajo por delante y tenía que apoyarme en mi talento y mi talante.

Desde el día en que se instaló la histórica y paritaria LXIII Legislatura me di a la tarea de dialogar, presentar mis causas y representar a mi distrito y a mi partido. Con disciplina, lealtad, ética y profesionalismo empecé a cabildear los temas que como movimiento decidimos abanderar recuperando las causas de la lucha social. La interrupción legal del embarazo fue uno de los más mediáticos y socialmente trascendentes. Nunca dudé que podríamos lograrlo, hasta que finalmente lo hicimos.

Desde entonces, he podido desahogar cada tema de mi agenda legislativa y terminar sin pendientes ni rezagos. Lo he hecho con convicción, pero también con coherencia. En todo el proceso legislativo he procurado incluir las perspectivas de género, juventud, discapacidad y diversidad sexual.

De esta manera, muchas reformas que generalmente beneficiarían a las mujeres exclusivamente, también lo hacen con la juventud, la discapacidad y/o la comunidad LGBTIQ+. Por ejemplo, con la despenalización del aborto logramos que se discutiera el concepto de “personas gestantes” para garantizar la protección del derecho no solo a las mujeres, sino también a hombres trans y personas son binarias. Si bien no logramos conservar el concepto en el dictamen final, sí logramos dejarlo plasmado en los antecedentes del dictamen para que sirviera como herramienta jurídica latente.

También, al aprobar la reforma sanitaria en materia de educación sexual en el ámbito de la salud, generamos un instrumento de política pública para incidir en el problema social de los embarazos adolescentes. Esto, acompañado de la reforma a la Ley 553 para reconocer la violencia obstétrica, sentaron bases importantes para proteger tanto a las mujeres que deciden ser madres, como a las que no.

Con la legislación del matrimonio igualitario y el concubinato logramos que las parejas del mismo sexo puedan acceder a los mismos derechos y obligaciones que las personas heterosexuales en asuntos relevantes como la pensión, la toma de decisiones médicas, la construcción del patrimonio conjunto, etc.

Con la Ley Malena logramos tipificar el delito de lesiones provocadas con ácido, sustancias químicas o corrosivas que generalmente se perpetran contra mujeres. Sin embargo, en las agravantes se estipula que las penas aumentarán en dos terceras partes cuando la agresión se realice por la orientación sexual o identidad de género. Del mismo modo aprobamos la reforma de la gobernadora, la Mtra. Evelyn Salgado Pineda, al respaldar su propuesta de tipificar como delitos las mal llamadas terapias de conversión.

Con la Ley de Consulta a las Personas con Discapacidad del Estado de Guerrero que presenté, la cual es la primera de su tipo en todo el continente, logramos incluir todo un capítulo sobre la participación de las infancias en el proceso de consulta. De esta manera nos alejamos de las perspectivas “adultocéntricas” que suelen predominar en la legislación y las políticas públicas. También nos cercioramos de que fuera incluida la perspectiva de género y el principio de paridad en la representación y participación de niñas, adolescentes y mujeres.

Cabe destacar que esta Ley de Consulta y otras reformas trascendentes que aprobamos en materia de educación inclusiva, movilidad y autismo, fueron derivadas de la primera consulta a las personas con discapacidad en el Congreso de Guerrero, la cual conllevó un trabajo intensivo en las ocho regiones del Estado. Dicho trabajo fue reconocido a nivel federal por la Secretaría de Gobernación en dos ocasiones, posicionando a Guerrero como referente nacional en esta materia.

También aprobamos otras Leyes de especial relevancia, como la Ley de Amnistía, que nos posiciona como la sexta entidad en legislar en esta materia. Esta Ley contempla consideraciones especiales a mujeres que han sido encarceladas por delitos relacionados con el aborto, lo cual nos posiciona del lado de la no revictimización.

Estos son algunos ejemplos de por qué estoy a punto de finalizar mi periodo como diputada con la tranquilidad del deber cumplido. Con toda esta experiencia enriquecida con el debate legislativo, pero también con el trabajo en territorio, me preparo para iniciar mi segundo periodo, ahora en la LXIV Legislatura. Una Legislatura donde nuestro movimiento, ahora con una amplia mayoría en unidad con nuestras y nuestros aliados, seguiremos construyendo la Cuarta Transformación desde el diálogo, desde el consenso, y sobre todo, desde la escucha al pueblo de Guerrero.

De esta manera reafirmo mi compromiso con el pueblo guerrerense: con mayor experiencia, pero sobre todo con la que me ha brindado presidir la Junta de Coordinación Política (Jucopo), les digo que seguiremos haciendo historia desde el Poder Legislativo. Pugnaremos por honrar la confianza de la gente que nos respaldó en las urnas y le seguiremos apostando a más proyectos transformadores.

Culmino esta primera etapa con la satisfacción del deber cumplido y con la confianza de que lo mejor está por venir.

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