* Consuelo Solís Morales dejó el activismo político para hacerse cargo de sus hijos, sin dejar el magisterio. Fue detenida en 1972 junto con dos hijos adoptivos y los agentes del Servicio Secreto los llevaron a separos de Tlaxcoaque, donde fueron torturados para que entregaran a Genaro Vázquez Rojas
KAU SIRENIO /
Acapulco, 3 de febrero de 2022
Conocí a la maestra Consuelo Solís Morales hace 17 años, en un miércoles 2 de febrero, Día de la Candelaria. Ese día, cada año, la familia Vázquez Rojas, compañeros de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR) y amigos del extinto guerrillero se reúnen en San Luis Acatlán para rendirle homenaje póstumo en el panteón municipal de San Luis Acatlán, Guerrero.
Solís Morales conoció a Genaro Vázquez en la Escuela Nacional de Maestros, ahí se hicieron novios y años después se casaron. Consuelo dejó el activismo político para hacerse cargo de los hijos, sin dejar el magisterio.
Mientras que sus hermanos Filiberto y Concepción se integraron de tiempo completo a la lucha político-militar de la ACG y después a la de la ACNR. Filiberto Solís Morales cayó abatido por militares el 22 de abril, cuando el Comando Armado Vicente Guerrero, integrado por Roque Salgado, José Bracho, José Barajas, Abelardo Vázquez Cabañas y los hermanos Donato y Pedro Contreras Javier liberaron a Genaro Vázquez de la cárcel de Iguala, Guerrero.
Concepción Solís se incorporó al comando urbano de la ACNR, en la Ciudad de México, ahí organizó una “expropiación revolucionaria” en un banco en la capital del país. Días después fue detenida por el titular de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), Miguel Nazar Haro.
El comando de la ACNR secuestra al entonces rector de la Universidad de Guerrero, Jaime Castrejón Díez. La guerrilla canjea la liberación del universitario por el exilio a Cuba de Concepción Solís.
Mientras el comando central desarrolla la estrategia de guerra de guerrilla en la Sierra y Montaña de Guerrero, la Dirección Federal de Seguridad activa sus mecanismos de espionaje contra la familia de Genaro y Consuelo, en la colonia Gabriel Ramos Millán, en la ahora alcaldía de Iztacalco.
Así empezó la persecución política hacia la familia Vázquez Solís. El 20 de julio de 1971, agentes del Servicio Secreto secuestran al hijo del guerrillero, Genarito, de ocho años de edad, y a su prima Blanca Luz Alvarado Vázquez y al novio de ésta, Luis. A los tres los torturaron psicológica y físicamente en las oficinas del Servicio Secreto, en Tlaxcoaque.
La policía política tuvo en sus manos al hijo del comandante de la ACNR, pero lo soltaron porque no tenían la certeza que fuera el vástago de Vázquez Rojas. El menor, su prima y el novio usaron otra identidad, esto permitió que los liberaran al día siguiente, mientras que Blanca Vázquez Solís quedó retenida en calidad de rehén durante una semana. En el mismo lugar se encontraba Concepción Solís Morales.
Mientras aumentaba la presión policiaca, la maestra Consuelo empezó a educar a los niños y adolescentes que recibían clases de regularización en su casa, para usar otra identidad cuando fueran interrogados por la policía. La esposa del revolucionario impartía cursos extramuros para mantener a sus veinte hijos: seis biológicos y 14 adoptivos.
“Había mucho miedo porque la policía secreta nos vigilaba todo el día. Llegué a sacar a los niños por la azotea, porque estábamos rodeados por militares. En varias ocasiones tuve que esconderlos en diferentes casas de los vecinos, los repartí de dos en dos”.
Consuelo Solís.
El acoso policíaco-militar se convirtió en cuello de botella. Los alumnos dejaron de recibir clases extramuros y Consuelo se quedó sin ingreso extra por clases de regularización. El 27 de enero de 1972 fue detenida, junto con sus hijos adoptivos: Austreberta, de 14 años de edad, y los hermanos Guadalupe y Alejandro Mota, de 18 y 17 años. Los agentes del Servicio Secreto los llevaron a separos de Tlaxcoaque, donde fueron torturados para que entregaran a Genaro Vázquez Rojas. “Ahí torturaron a mi hija”, relata la maestra Consuelo.
Tomado de PIE DE PAGINA