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ISAAC FLORES PINEDA /

Acapulco, 18 de noviembre de 2024. El rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), Javier Saldaña Almazán, fue captado en un concierto el pasado fin de semana.

En una sociedad moderna eso no tiene mayor relevancia, pero en Acapulco, de eso se intentó hacer un linchamiento en redes sociales parecido a los que realizaba la Santa Inquisición en el Oscurantismo.

El hecho estuvo circulando de tal forma como si estar presente en un evento de este tipo fuera un pecado capital o un delito.

Lo cierto es que pareciera, por la virulencia y burla con que se acusa, que el objetivo del nado sincronizado fue «golpear» al personaje en cuestión, sin mayores pruebas que simples conjeturas.

No hay un solo ticket de que el área donde estaba haya costado los miles de pesos que mencionan ni mucho menos presentaron una factura a nombre de la Universidad o del citado personaje, como prueba del supuesto despilfarro.

Muy pronto quedó en evidencia que el fin de estas publicaciones compartidas por muchas páginas ligadas a políticos o a partidos políticos, era solo perjudicar la imagen del objetivo porque, como ha dicho AMLO, la mentira cuando no mancha tizna, pues las acusaciones sin fundamentos, aunque no pueden servir en el terreno legal sí pueden afectar la honorabilidad de las personas porque siembran intriga y funan la duda en el aire.

Analicemos la imagen y el contexto para ver cuál es la grave falta en la que según la turba digital, habría incurrido el rector.

Por principio, en la imagen que circula al hombre se le ve solo, acompañado de una botella de agua y lo que parece ser un tazón de palomitas y otra botana. No está escandalizando o faltando a la moral y las buenas costumbres. Hasta aburrido se le observa.

Esta en nada se parece a aquellas imágenes de políticos panistas entre mujeres desnudas o la de priístas departiendo entre champagne y cortes finos, en algún lugar exclusivo. Solo para poner en contexto la desproporción del intento de linchamiento.

Al tema de la foto del rector en el concierto se le quiere legitimar por el supuesto costo del palco, pero se queda en chisme de café cuando el dato se somete al rigor periodistico serio.

Y para intentar crear empatía con la crítica mencionan que la UAGro corrió a damnificados por falta de víveres.

Por respeto a la precisión y con lo que he visto durante la cobertura de los desastres naturales recientes, puedo decir que los albergues al igual que los comedores comunitarios fueron levantados por las autoridades de los tres ordenes de gobierno a las dos semanas del paso del huracán John.

La UAGro mostró solidaridad tanto en Otis como en John y sin ser su responsabilidad se sumó al apoyo alimentario y facilitó sus instalaciones para que las familias afectadas pudieran ahí refugiarse.

Una vez que el gobierno marcó la pauta por el fin de la emergencia, era normal que la Universidad intentará retomar sus actividades y dejara de prestar ayuda porque la emergencia ya había pasado.

Por estos datos y otros que no resisten un analisis serio, es por lo que unas nota de esas jamás habría sido publicada en un medio serio por no pasar los mínimos filtros de veracidad.

Pero Saldaña Almazán no es el único que ha sido víctima de esos frágiles intentos de linchamientos en la plaza publica digital. A la gobernadora Evelyn Salgado también se le intentó hacer lo mismo por cantar en un evento del gobierno priísta de Zihuatanejo donde fue invitada a cantar por Jorge «Coque» Muñiz y aceptó por cortesía.

De eso también se quiso hacer una tormenta, pero la gobernadora abordó el tema de manera contundente, y como llamarada de petate el asunto rápido se apagó.

Cómo no funcionó con la gobernadora quisieron intentarlo con su padre, el senador Félix Salgado, pero tampoco surtió efecto.

Y es que la formula parece haberse agotado muy pronto porque en todos los casos citados, las reacciones no traspasan la burbuja de quienes promueven estos intentos de linchamiento en la red.

Si no quieren parecer resentidos sociales o jilgueros a sueldo, quienes impulsan estás «tiraderas» deben elevar el nivel de la crítica.

Si a quien dirige la Universidad se le va a criticar, que sea por sus resultados al frente de la maxima casa de estudios, y no por estar presente en un concierto al que no sabemos si acudió pagando su boleto, comprando un palco o si alguien lo invitó como comúnmente ocurre.

Para quienes no sepan, es frecuente que en eventos de alto perfil como este concierto, los organizadores y el mismo gobierno tengan entradas que distribuyen entre familiares, amigos, prensa y personajes reconocidos como Saldaña.

Lo cierto es que estos intentos de desprestigio con argumentos endebles cada vez serán más recurrentes y los objetivos serán los gobiernos electos de manera democrática o instituciones formadoras como la UAGro.

No hay que ser genios para saber que quienes promueven estos golpes bajos son, en muchos casos, opositores trasnochados que anhelan viejas glorias o grupos que quieren lo que no pueden obtener en las urnas o a través de los consensos.

Debemos estar pendientes de quién es el próximo objetivo de estos remedos modernos de Tomás de Torquemada.

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