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MANUEL NAVA    /

 

La inseguridad es el problema prioritario  en Guerrero y que requiere un plan integral  para resolverlo. La economía de Guerrero está dañada. Si bien, a lo largo de la historia hay condiciones que determinaron su rezago, hoy la violencia y la inseguridad, han ido minando la actividad productiva en ciertos segmentos de la entidad

Si la crisis de seguridad por la que atraviesa Guerrero no es manejada de forma adecuada, su economía puede causar sufrir daños mayores  y terminaría por afectar a la economía nacional.

De entrada tendrían que mandarse mensajes claros y firmes. En ese sentido un llamado que pareció ser prudente, despertó más dudas que signos de aliento.

El 29 de junio German Javier Mendoza, comandante de la novena región militar sostuvo que debe haber dialogo con los grupos de autodefensas porque “una acción más contundentes generaría un conflicto.” El mensaje fue secundado por Héctor Astudillo Gobernador de la entidad.

Pero algunos grupos de autodefensa, no quieren el dialogo y para hacerlo se necesitan dos, de lo contrario terminará siendo monólogo.

Lo que se ha visto es que estos grupos han adquirido una mayor capacidad de combate y mayor protección por agrupaciones de derechos humanos, de ahí el temor de convertir en un conflicto de carácter político el desarme de estos grupos de autodefensa.

Pero también está el hecho de que un buen número de ellos termina entreverado con organizaciones delictiva y también incurre en abusos y corrupción, pero socava a las instituciones y el estado de derecho.

Es verdad que la situación de inseguridad y la baja capacidad de respuesta de las autoridades lleva a esta medida desesperada por una parte de los pobladores pero también se observa una tendencia a generar un poder paralelo. Existen otras voces que se vanaglorian con los datos parciales de Cherán y piensan que extrapolar ese caso, sería la solución.

Parte del problema de la inseguridad radica en desestimar las afectaciones que sufren los ciudadanos, en minimizar los hechos y en considerar que el respeto a los derechos terceros puede quedar en un segundo plano.

El caso de las autodefensas demanda una respuesta eficaz de las instituciones de seguridad, procuración e impartición de justicia y la reducción o eliminación de la violencia del hampa.

La presencia de grupos de autodefensas en las cercanías de la ciudad de Acapulco podría sumarse como afectación a la disminución en la actividad económica que se vive en el puerto.

Las autoridades municipales y del estado se empeñan mostrar estadísticas de una ocupación elevada como un indicio de la mejora en la dinámica de la economía local. Da la imagen de que la preocupación de los niveles de gobierno radica en propiciar que los turistas regresen a Acapulco cuando en realidad el problema exige recuperar a este destino de playa para todos sus habitantes, no solo para quienes vienen a vacacionar en el puerto.

Eso significa seguridad para todos, incluidos los que forman parte de las unidades económicas, vale decir, de los negocios de todo y de todos los tamaños.

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