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“El futuro pertenece a aquellos que suben a las barricadas y con sus ardientes corazones forjaran un camino a la humanidad hacia una nueva vida”
Mordejái Anilevich

MARCOS PAZ GÓMEZ /

Acapulco, 09 de enero de 2023. Cochoapa el Grande es un municipio del estado de Guerrero, el cual, mediante el decreto número 588 publicado el 13 de junio de 2003 en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado, fue creado al separarse de Metlatonoc, ambos están ubicados en la Región de La Montaña; tristemente han llegado a ocupar el lugar de ser los municipios más pobres y marginados de la República Mexicana, teniendo incluso índices de Desarrollo Humano comparados a los del África Subsahariana. (https://www.undp.org/sites/g/files/zskgke326/files/migration/mx/UNDP-MX-PovRed-IDHMunicipal2010-Infografia.pdf https://www.undp.org/sites/g/files/zskgke326/files/migration/mx/UNDP-MX-PovRed-IDHmunicipalMexico-032014.pdf)

Hace unos años, junto a un grupo de amigos, tuvimos la oportunidad de ir a La Montaña de Guerrero; uno se acuerpa con los compañeros y donde encuentra afinidad empieza a crear su pequeña comunidad. Pudimos estar, tocar, sentir, vivir la realidad del «otro México» del «otro Guerrero» el de los «marginados de los marginados», las condiciones de poca o nula infraestructura, una pésima calidad en los servicios básicos, pero también notamos la entereza y dignidad de la gente que habita la conocida como “Montaña Roja”, esa que en un pasado cercano adoptó el mote gracias a que el Partido Comunista de México se hizo de la administración del nunicipio de Alcozauca; como dato histórico, este fue el primer municipio en todo México que logró ser gobernado por la izquierda.

La coyuntura reciente del Coronavirus o Covid-19 llevó a la suspensión de clases en todos los niveles educativos, y a que las autoridades de los niveles de gobierno (probablemente desde la comodidad de sus escritorios, bajo el frío abrigador de su mini split, o frente al capítulo de la serie de Netflix que estén viendo) buscaran alternativas para seguir adelante con el ciclo escolar, una de las propuestas fue la de impartir clases en línea, en internet, haciendo uso de un equipo de computación, acceso a internet y evidentemente luz eléctrica.

Es un sinsentido pensar que las condiciones son uniformes para todo el país, esa premisa se utilizó para la imposición de la mal llamada Reforma Educativa en el 2013, una vértebra de la espina dorsal de reformas constitucionales que echó a andar el último gobierno neoliberal y depredador que tuvo México, la uniformidad de la evaluación sin tomar en cuenta las condiciones particulares de cada estado, de cada región del país.

En el diario de circulación estatal El Sur, periódico de Guerrero, salió una nota dando cifras que lastiman. – “En un futuro escenario de clases virtuales por la pandemia del Covid-19, el 65 por ciento de la población guerrerense no dispone de internet en sus hogares, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).”

Continúa; “La cifra se dispara al 87 por ciento de los hogares localizados en las zonas rurales del estado, mientras que en las áreas urbanas es del 50 por ciento. El porcentaje de los hogares sin computadora es 70.3, siendo de 87 por ciento en la zona rural y 59 por ciento en las ciudades.” (Gracida Gómez, Ramón, 2020; No tiene internet el 65% de la población guerrerense, dice El Inegi https://suracapulco.mx/no-tiene-internet-el-65-de-la-poblacion-guerrerense-dice-el-inegi/ )

Ante esos datos, que no son solo cifras indolentes, se enfrenta la actual administración estatal (esa que llegó de una manera accidentada luego de superar ciertas triquiñuelas legaloides y que el pueblo de Guerrero le diera su respaldo electoralmente hablando). Ante la frialdad de ese diagnóstico, los titulares de las Secretarías de Educación, Bienestar, entre otras, deben poner su mayor empeño para que las condiciones cambien, decían los viejos rojos, “hay que hacer un análisis concreto de la realidad concreta”, ahora, con lo que existe, deben diseñar las políticas y programas necesarios para modificar radicalmente las condiciones de marginación y miseria que viven un gran número de comunidades de este estado.

Todos los días que estuvimos en Cochoapa, llovía desde las 6 de la tarde. Una bruma blanca se tragaba al pueblo, la lluvia lo empapaba todo, conocimos la solidaridad, la belleza del paisaje y sin quererlo pudimos ser parte de una comunidad que nos adoptó y brindó la confianza y el afecto que solo se encuentra entre quienes se miran a los ojos y sin hablar han entendido su historia.

Se podía salir a la calle principal y comprar frente a la iglesia en los diferentes puestos, aguardiente en botellas de plástico desde 15 pesos, tamales, queso, un poco de esto, un poco de aquello, un poco de nada, también pasaban vendiendo comida, platos de unicel con pozole de pollo a 10 pesos y de puerco a 15, siempre he sido tragón y compré 2 de puerco, para mi experiencia quedó que le decían así porque la persona que lo había hecho le apodaban la marrana.

Fuimos a una escuela y las condiciones en que la que se encontraba eran deprimentes, piso de tierra, techos de lámina o incluso pedazos sin nada, un pizarrón colgando de algo que parecía mecate amarrado a una pared que no es otra cosa que un tronco cortado a la mitad, lo que tendría que ser una butaca no es más que una cubeta, un banquito de madera, una piedra, si hay mucha suerte la paleta es un pedazo de algo indescifrable.

Por instalación eléctrica cuentan con un solo foco para iluminar el pequeño espacio que parece un rectángulo; así como ella hay montones de espacios educativos en el territorio, cómo se les puede pedir a las niñas y niños que acuden que aprendan mediante una computadora cuando en sus hogares, estas mismas condiciones se replican, si no tienen en ocasiones luz eléctrica, y de internet hacer mención sería una burla.

Afortunadamente quienes fuimos seguimos siendo camaradas, me atrevería a decir que ahora somos una familia, regresamos después de haber escuchado, aprendido, pues nunca tuvimos la intención de enseñar, regresamos con el corazón marcado por haber conocido, por haber tocado lo que muchos no ven y piensan en su mezquino mundo de fantasía que no existe.

Este texto se escribió originalmente en abril de 2020, fue una colaboración con el Periódico Digital e impreso Lucha Obrera, editado en ese momento por los compañeros de la Federación de Jóvenes Comunistas en Guerrero y miembros del Partido Comunista de México, se le realizaron algunas modificaciones, pero conserva la esencia del texto.

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