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  • Las perspectivas para América Latina y el Caribe son moderadamente favorables, pero existen riesgos externos e internos, de acuerdo con un informe

REDACCIÓN /

Ciudad de México, 10 de enero de 2025. Las perspectivas económicas para México para 2025 siguen siendo limitadas, con un crecimiento proyectado de solo 1.3% del Producto Interno Bruto (PIB), según el informe “Situación y Perspectivas para la Economía Mundial (WESP) 2025” de la ONU. Este bajo desempeño se debe a la debilidad del consumo privado y los esfuerzos de consolidación fiscal, que restringen el gasto público y las inversiones necesarias para un crecimiento robusto. En comparación con 2024, cuando el crecimiento esperado fue de 1.6%, la desaceleración será notoria y podría tener repercusiones en las condiciones de vida de la población y el avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Mientras que México experimenta un crecimiento moderado, el panorama general para América Latina y el Caribe es más optimista, con una tasa de crecimiento regional proyectada de 2.5% para 2025, lo que marca una leve mejora respecto al 1.9% estimado para 2024. Este crecimiento está impulsado por un aumento en el consumo privado y políticas monetarias más relajadas, pero persisten riesgos significativos, como la desaceleración económica más brusca de lo previsto en grandes economías como China y Estados Unidos, que podría afectar las exportaciones y las remesas.

El informe de la ONU también advierte sobre el impacto de la incertidumbre política en varios países de la región, lo que podría reducir la confianza empresarial y obstaculizar las inversiones. En particular, la situación política en países como México sigue siendo un factor que podría limitar el potencial de crecimiento, ya que genera incertidumbre tanto en los mercados internos como externos.

A nivel global, el crecimiento económico sigue siendo débil y se espera que la tasa mundial se mantenga en 2.8% en 2025, sin cambios respecto a 2024. La recuperación global ha sido desigual, ya que muchos países siguen enfrentando una baja inversión, crecimiento lento de la productividad y elevados niveles de deuda. En este contexto, los países más vulnerables, como los de América Latina, enfrentan mayores desafíos para lograr un desarrollo sostenible.

En términos de América Latina, algunos países, como Brasil, experimentarán una desaceleración económica de 3% en 2024 a 2.3% en 2025, afectado por una política monetaria restrictiva y la debilidad de las exportaciones. Sin embargo, el crecimiento sigue siendo superior al promedio de la última década. Por otro lado, Argentina muestra signos de recuperación tras dos años de contracción, con un fuerte crecimiento en el consumo privado y la inversión. En el Caribe, las proyecciones siguen siendo moderadas, con un crecimiento estimado de 2.5% para 2025, un repunte impulsado por el turismo post-pandemia, pero insuficiente para mejorar significativamente las condiciones de vida.

Minerales críticos: una oportunidad de desarrollo sostenible

El informe de la ONU destaca los minerales críticos, una categoría de recursos naturales esenciales para diversas industrias, especialmente para la transición energética global. Entre estos minerales se encuentran el litio, el cobalto y los elementos raros de tierras raras. Estos materiales son cruciales para la fabricación de baterías recargables, vehículos eléctricos, paneles solares y turbinas eólicas, tecnologías clave para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y mitigar el cambio climático.

México y otros países de América Latina, como Argentina y Chile, son ricos en estos minerales, lo que los posiciona como actores clave en la transición hacia una economía verde y sostenible. La creciente demanda global de minerales críticos, impulsada por la adopción de tecnologías limpias y renovables, podría proporcionar a la región una oportunidad única para acelerar su desarrollo económico, crear empleos de calidad y generar ingresos públicos que permitan financiar proyectos de desarrollo sostenible.

Sin embargo, la ONU también advierte sobre los riesgos asociados con la explotación de estos minerales. La extracción y el comercio de minerales críticos pueden dar lugar a una serie de problemas sociales y ambientales, como la degradación medioambiental, la contaminación del agua, las condiciones laborales precarias y la mala gobernanza. La dependencia excesiva de los mercados volátiles de materias primas también puede generar desigualdades económicas y exacerbar las disparidades sociales.

Li Junhua, Secretario General Adjunto de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, destacó que “los minerales críticos tienen un inmenso potencial para acelerar el desarrollo sostenible, pero sólo si se gestionan de manera responsable”. La ONU insta a los gobiernos de la región, incluidos México y otros países ricos en estos recursos, a adoptar políticas públicas y marcos normativos que promuevan una extracción sostenible y equitativa. Esto incluye garantizar que los beneficios de la minería se distribuyan de manera justa, proteger los ecosistemas y las comunidades locales, y fomentar la creación de capacidades productivas para maximizar los beneficios de estos recursos para el desarrollo a largo plazo.

La necesidad de un crecimiento acelerado para cumplir los ODS

Aunque las perspectivas son moderadamente favorables para la región, la ONU advierte que el crecimiento económico sigue siendo lento. Entre 2015 y 2024, el crecimiento medio del PIB en América Latina fue de solo 0.9%, la tasa más baja desde los años 50. A pesar de que el PIB regional muestra una leve mejora, sigue siendo insuficiente para mejorar las condiciones de vida, reducir la pobreza y avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El informe resalta que es determinante acelerar el crecimiento económico para avanzar en el progreso social y garantizar un futuro próspero para la región. Sin un crecimiento más dinámico, el estancamiento del PIB per cápita y el bajo nivel de inversión en infraestructuras y servicios sociales limitarán la capacidad de los países para abordar los desafíos globales, como la desigualdad y el cambio climático.

En resumen, México y América Latina tienen la oportunidad de aprovechar sus recursos naturales, como los minerales críticos, para impulsar el crecimiento económico y acelerar la transición hacia un modelo más sostenible. Sin embargo, para que esta oportunidad se convierta en una realidad, es necesario un enfoque de gobernanza responsable, políticas integrales y un compromiso con el desarrollo sostenible.

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